José Carlos Igeño

José Carlos IgeñoJesús Caparrós

José Carlos Igeño, médico intensivista

«Hay mucha evidencia científica sobre cómo la humanización mejora los resultados en la salud»

El jefe de Urgencias y de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital San Juan de Dios de Córdoba nos habla del Proyecto HU-CI y del tercer congreso internacional que se celebra en la capital cordobesa esta semana

Una UCI no es el sitio más cómodo para realizar una entrevista, pero José Carlos Igeño (Jerez de la Frontera, 1972) consigue que nos olvidemos del entorno a pesar de la obligada bata verde y las calzas profilácticas. «Yo trabajo en un hospital con una orden religiosa que trata la humanización en sus centros hospitalarios desde hace 500 años», recuerda Igeño, que en cualquier caso aporta sonrisa y calidez a los periodistas.
Este médico andaluz y cordobés de adopción es jefe de Urgencias y de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital San Juan de Dios de Córdoba y forma parte del Proyecto HU-CI, una iniciativa que tiene como objetivo la humanización de la asistencia sanitaria. Y no es este un tema menor: durante la pandemia por Covid se puso de relieve la importancia de la cercanía humana en un periodo en el que la gente se moría absolutamente sola y aislada. En San Juan de Dios ya llevaban años de experiencia en el trato humano y con un intensivista, Igeño, que se atrevió a trasladar eso a un ámbito particularmente complicado como es una UCI.
El Proyecto HU-CI cumple diez años y a través de la Fundación Humanizando la Sanidad se traen a Córdoba, por primera vez, el III Congreso Internacional para la Humanización de la Asistencia Sanitaria y así celebrar ese décimo aniversario. «La historia la escribes tú» es el lema de la cita. Una historia que es posible gracias a profesionales como José Carlos Igeño y hospitales como el San Juan de Dios, que ejercen diariamente una labor cada vez más perdida incluso en el ámbito extra hospitalario: tratar con respeto y cariño a las personas y su dignidad.
José Carlos Igeño

José Carlos IgeñoJesús Caparrós

- ¿Por qué es importante humanizar la atención sanitaria?
- Lo es porque asistir a personas vulnerables y enfermas, desde la antigüedad, se caracteriza por una combinación de ciencia y de humanidad. Es una profesión científico humanista. Es importante porque estás tratando con personas en el peor momento de sus vidas, cuando creen que pueden morir o tienen una enfermedad que les va a debilitar, y hay que entender que para tratar bien a esa personas debe haber dos pilares. Uno es la ciencia, la tecnología y el otro es la calidez, la empatía, la compasión.
- Pero la deshumanización que pueda haber ¿se debe al propio sistema o a un cúmulo de defectos adquiridos y mantenidos?
- Hay una serie de factores que han ido apareciendo a lo largo de la historia. El primero es la masificación de la sanidad. La población ha crecido mucho, al igual que los planes de salud, de prevención de enfermedades, o las consultas de atención primaria. Ha crecido todo tanto que hay una masificación que provoca que se dedique, por ejemplo, menos tiempo a los pacientes. Otro factor es la superespecialización, médicos que se dedican a verte solo un trocito del cuerpo. Todo eso ha hecho que, inevitablemente, al paciente no se le dedique el tiempo que queremos en determinadas ocasiones. Otras veces sí podemos hacerlo.
- El Proyecto HU-CI nace en 2014, pero ¿qué ha supuesto la pandemia para los objetivos que se marcaron en un principio?
- Aunque el proyecto ya se había hecho famoso en todo el mundo y se había publicado mucha evidencia científica sobre cómo la humanización mejora los resultados en la salud, el covid lo que hace es potenciar el proyecto. El covid puso al descubierto las vergüenzas del sistema sanitario. Nosotros veníamos diciendo que la evidencia científica refleja que el acompañamiento familiar continuado dentro de la UCI disminuye los días de estancia del paciente y mejora los resultados posteriores al alta. Eso solo se hacía en algunas UCI como la nuestra.Con el covid, cuando ven lo que es tener a la gente absolutamente sola, es entonces que sanitarios, pacientes y familiares se dan cuenta de lo desgarrador de esa soledad. La semilla que había sembrado el proyecto HU-CI otorgando importancia al acompañamiento, con el covid, hace que todo el mundo se dé cuenta de lo que supone. Incluso la Sociedad Española de Medicina Intensiva, cuando salta todo el protocolo covid, mete un capítulo de humanización, porque comprende que en las UCI hace falta.
- ¿Qué no debemos olvidar de la pandemia?
- Pues no debemos olvidar que hay que estar mejor equipados, que tiene que haber suficientes profesionales, que los pacientes no pueden estar solos y que la humanización de la asistencia sanitaria es un pilar fundamental no solo para dar calidez, sino también calidad y seguridad en salud.

El covid puso al descubierto las vergüenzas del sistema sanitario.

- En su trayectoria ¿Qué caso o situación recuerda en la que esa humanización fue fundamental?
- Son muchas, innumerables.Una de nuestras líneas de trabajo es humanizar el proceso de morir, que la gente no muera sola y tenga una buena despedida cuando ya no se puede hacer nada. Son muy importantes los cuidados paliativos tanto fuera como dentro de la UCI.Recuerdo a una chica que iba a cumplir 18 años el día en el que su padre fallecería con toda probabilidad porque su cuerpo ya no funcionaba. Había que retirar las medidas de soporte vital porque no había posibilidad de recuperación. Estábamos manteniéndolo artificialmente. El padre tenía una enfermedad por covid y en ese momento, con las normas que había, él se habría muerto solo y ella no habría visto a su padre. Y era su 18 cumpleaños. Agarré a la familia, les pusimos trajes EPI a todos y estuvieron unos minutos con él. Sin embargo con aquella chiquilla aproveché para explicarle lo importante que eran esos minutos con su padre. Una de las cosas que he aprendido con el proyecto HU-CI es a comunicarme. Le dije que esos minutos eran oro puro, porque sabía que además podría producirse un duelo patológico que le duraría meses o años.Era muy importante que yo hablara con ella así, y eso lo he aprendido gracias a la humanización. Era la segunda ola del covid, ya disponíamos de más material y allí estuvo con su padre y su EPI puesto despidiéndose de él. Y en la intimidad, porque también la intimidad de las personas es muy importante.
- ¿Siguen realizando «Los paseos que curan»?
- Claro. Los intentamos realizar todos los días. En la sesión clínica de la mañana cada jornada valoramos qué paciente necesita realizar un paseo que cura para mejorar su estado de salud, y si es seguro que lo haga. Se programa con las enfermeras para ver en qué momento del día se puede hacer, a qué paciente y en qué sitio del hospital según su estado. Nunca dejaremos de hacerlos.
- Parece sorprendente que algo tan simple como un paseo tenga ese valor terapéutico y humano.
- Es sencillo pensarlo. Es difícil pensar hacerlo en la UCI. Ya se hacía con personas enfermas con depresión o ansiedad. Lo complicado es trasladarlo a la UCI y de manera sistemática, todos los días. El paciente de UCI tiene que llevar una tecnología acoplada y necesita más cuidado y seguridad para sacarlo a los jardines del hospital. Requiere mucho personal y tiempo, pero es una medida de mucho calado, que le hace mucho bien al paciente. Nos sacrificamos de la manera que sea para llevarlo a cabo.
- Fueron pioneros en llevar a cabo esta iniciativa.
-A ver, pioneros en sacar a un paciente de la UCI durante unos minutos, no, porque eso desde hace décadas se ha hecho en algunos hospitales del mundo. Lo hacían de manera puntual y con pacientes que en algunos casos llevaban mucho tiempo ingresados. Era una medida que podía tomar alguien de forma anecdótica por cuestiones humanitarias. Nosotros somos pioneros en ver que eso es beneficioso para todos los pacientes y lo valoramos todos los días igual que miramos si hay que colocar una vía central o hay que poner un antibiótico. Y también pioneros en realizar un protocolo que están utilizando muchos hospitales de todo el mundo que nos citan como referencia.
José Carlos Igeño

José Carlos IgeñoJesús Caparrós

- Esta semana se celebra el III Congreso Internacional para la Humanización de la Asistencia Sanitaria. Los protagonistas son los enfermos y los familiares.
- Nosotros llevamos desde 2014 en Proyecto HU-CI haciendo jornadas de humanización. Durante esos años otras ramas de la medicina y de la enfermería nos han pedido ayuda y así nos dimos cuenta de que no se trataba solo de humanizar la UCI sino que nuestro proyecto tiene cosas comunes a todos los sitios del hospital, lo que nos llevó, con mucho esfuerzo, a crear la Fundación Humanizando la Sanidad. Las jornadas se quedaron pequeñas y pasamos a hacer congresos internacionales, en los que viene gente de todo el mundo y abarca todas las ramas sanitarias. Este año han sido aceptadas más de cien comunicaciones para el congreso, que tendrán su reconocimiento correspondiente, los Premios Pablo Ráez. El año pasado el congreso se celebró en Madrid y decidimos que este año nos lo traíamos a Córdoba. Y siempre ponemos el acento en los enfermos y los pacientes, porque el lema de Proyecto HU-CI es ‘Atención centrada en las personas: pacientes, familias y profesionales’ . También hay que cuidar la labor de los profesionales para que presten una atención humanizada.
- Los invitados y ponentes también están cuidadosamente seleccionados.
- Siempre traemos pacientes. El año pasado trajimos a Antonio Resines para que nos contara su experiencia tras estar ingresado en la UCI. Este año contamos con el psiquiatra Luis Rojas Marcos a dar la conferencia inaugural. Él fue el responsable de salud mental de Nueva York y tuvo un papel relevante tras el atentado de las Torres Gemelas. Puede aportar mucho sobre la salud mental y la humanización de la sanidad. Como paciente estará la periodista y presentadora Sol Villanueva, que tuvo el síndrome de Guillain-Barré y lo pasó fatal. Ha escrito un libro sobre ese tema. Era muy importante para la Fundación traerse el congreso a Córdoba, entre otras razones porque aquí está el Hospital San Juan de Dios y la Fundación tiene firmado un convenio con la orden religiosa. Ha sido un trabajo enorme que he tenido que compaginar con mi trabajo como intensivista en el hospital y porque acabo de terminar un libro de medicina.
- Háblenos de eso.
- Es un libro que se presentará a finales de abril. Es un tratado de medicina intensiva que dirijo junto a otros dos intensivistas. Hemos trabajado en él durante dos años y cuenta con más de doscientos autores, todos ellos intensivistas que trabajan en las UCI españolas. Ha sido un trabajo enorme.
Comentarios
tracking