Agricultura
La ruina de la naranja y la cebolla: por qué multiplican por siete su precio entre el campo y la mesa
El precio que se obtiene por los productos agrícolas en el campo dista notablemente del que pagan los consumidores en los supermercados.
La cadena de valor de la alimentación se distingue como una de las que más tensiona al primer eslabón, en alerta constante por la acción de la industria.
Los productores, aquejados por el incremento de los insumos agrarios, la carga burocrática y la sequía, suman a sus preocupaciones los supuestos movimientos especulativos de la gran distribución y la importación masiva de terceros países.
El Índice de Precios en Origen y Destino de los alimentos (IPOD) de diciembre elaborado por COAG (Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos) evidencia el aumento que experimentan los productos agrícolas y ganaderos del entorno rural a la mesa.
Las mayores víctimas de la variación de precio entre origen y destino son los productores de cebolla y de naranja. El índice medio en la agricultura multiplica los precios 4,37 veces de los cultivos a los lineales; sin embargo, la cebolla lo hace 7,95 veces —un 695 %—, y la naranja 7,26 —un 626 %—.
En diciembre, la cebolla se ha pagado a 0,21 euros el kilo, mientras que en el supermercado se compró a 1,67 euros el kilo. De un mes a otro, la hortaliza bajó 9 céntimos por kilo en el supermercado, pero el margen entre campo y mesa fue mayor.
El valor por el que los cebolleros monetizan su trabajo ya provocó escenas dramáticas la pasada campaña, cuando un agricultor afiliado a la COAG en Cádiz, en señal de protesta y desesperación, optó por regalar su producción a los vecinos de la zona.
El campo ha acusado recurrentemente a la distribución de que, cada principio de año, los operadores realizan un movimiento especulativo que hunde el precio de sus cebollas. El método consistiría almacenar las cebollas en cámaras frigoríficas para distorsionar el mercado. Para cubrir la demanda traerían cebollas nuevas de importación –más caras que las nacionales– para después obligar a que los productores españoles tengan que tirar el precio para dar salida a sus cebollas.
El caso de la naranja comparte resultado, pero se achaca a otras circunstancias. La popular fuente de vitamina C también apunta al segundo eslabón de la cadena, la distribución. Los productores de naranja recriminan a la industria cítrica dedicada al zumo de abusar de su posición dominante para así comprar sus naranjas muy por debajo de los precios de mercado.
El zumo de naranja, clave para fijar el precio de la naranja, se encuentra en máximos: más del doble que hace dos años en estas mismas fechas. La producción mundial se ha visto diezmada por la sequía en Brasil, mayor productor del globo, lo que reduce la oferta total y levanta el precio de la naranja en el mercado internacional; sin embargo, los productores españoles no perciben este incremento.
Comparativa de precios
Además de la naranja y la cebolla, otros alimentos como el limón (6,43), la aceituna de mesa (6,19), el ajo (5,94), la uva de mesa (5,90) —con el condicionante de la Navidad—, la lechuga (5,71) y la patata (5,61) se sitúan por encima del ÍPOD medio agrícola que multiplica por 4,37 los productos entre origen y destino.
Los champiñones y el aceite de oliva virgen extra son los que menos se alzan desde el agricultor hasta el consumidor, con un precio 1,67 y 1,75 veces mayor en cada caso.
La cadena de valor muestra mejores datos para los productos ganaderos, ya que el IPOD pasa a ser de 2,85 frente al 4,37 que solo contempla a la agricultura.
Los productos ganaderos, excepto la leche de vaca, cuentan con un precio en origen significativamente más elevado que los agrícolas. El kilo de carne de cerdo, a 1,60 euros el kilo en las explotaciones, es el que más se multiplica hasta el consumidor final, con una multiplicación por 4,04 veces.
El cordero, —3,63—, y la ternera de primera, —3,47— se sitúan como el segundo y tener producto procedente de la ganadería que más se encarece del campo a los hogares.