Principios y normas de conducta en la caza
Debemos defendernos de nuestros detractores con educación y rigor, argumentando con datos y evidencias científicas

Un cazador junto a su perro
La Real Academia Española define la ética como el conjunto de principios y normas que rigen la conducta humana, relacionados con el sentido del bien y del mal. Es evidente que resulta complejo fijar unas normas para la caza que estén relacionados con el bien y el mal. Tampoco es posible imponer unos principios éticos iguales para todo el mundo, pues las circunstancias personales de cada uno y el contexto social son diferentes. Sin embargo, en el mundo actual parecemos empeñados en conseguir nuestros objetivos a cualquier precio, con atajos, olvidando la auténtica esencia de la actividad venatoria y, por este motivo, en este artículo pretendo fijar unos principios generales de conducta que me parecen los más apropiados para la caza del siglo XXI.
La caza, según la entiendo, es la forma legal y responsable de perseguir y capturar animales silvestres. Por este motivo nos gustaría enumerar unos principios que todos deberíamos tratar de seguir:
1. El cazador debe respetar las leyes internacionales, europeas, nacionales y autonómicas e informar de la importancia de su cumplimiento y advertir al resto de cazadores para que también las cumplan. Asimismo, deberá integrarse en las costumbres locales y en aquellas que imperan en las diversas modalidades de caza, por ejemplo, las de montería española fijadas en el «Manifiesto de la Montería», o aquellas que gobiernan la caza menor en sus distintas modalidades.
2. Independientemente de la legislación vigente en cada comunidad autónoma, los cazadores deberíamos cumplir estas normas:• Nunca disparar desde vehículos.
• No ojear animales con la ayuda de vehículos o cazarlos mientras están sujetos a condiciones meteorológicas adversas, como temporales de lluvia, niebla, viento o nieve
• No cazar con ayuda de sistemas electrónicos, luz artificial o aparatos de visión nocturna, salvo que la modalidad o las circunstancias de esa población lo aconsejen y lo permitan. Por ejemplo, en el caso de control de enfermedades, por seguridad o por el control de población excesiva.
• Rehusar cazar animales que hayan sido traslocados pocos días antes de la actividad cinegética, sin haber tenido tiempo de aclimatarse, por ejemplo, los que estén confinados en cercados pequeños que no les ofrezcan una posibilidad razonable de escapar.
• El cazador debe practicar y mejorar siempre su destreza y sus habilidades para conseguir abatir a sus presas de forma rápida, y debe disparar a una distancia que maximice las probabilidades de abatirlas.
• Debemos primar la caza de animales que ayude a mejorar la población de una especie, retirando animales viejos, enfermos y, en todo caso, equilibrando la pirámide poblacional y la proporción de sexos.
3. La seguridad es consustancial a nuestra actividad. Estamos obligados a tratar siempre las armas como si estuviesen cargadas, respetando zonas de seguridad, no disparando si no estamos convencidos de donde terminará la bala y descargando las armas al terminar la jornada.
4. Todos somos responsables de denunciar prácticas ilegales que dañen a la fauna, a la naturaleza y a nuestra reputación, destacando entre ellas el furtivismo.
5. El cazador debe dar siempre una posibilidad de escapar a sus presas. Es evidente que la tecnología nos ha ayudado a avanzar en la precisión del disparo, pero nunca debemos abusar de dicha tecnología.
6. El éxito de la caza nunca debe medirse por la cantidad o el tamaño de los animales capturados, sino por la calidad y excelencia del lance. Cazar no es matar y tampoco pegar tiros.
7. El respeto a la naturaleza y a los animales es consustancial con la práctica cinegética. Por este motivo, deberemos aprovechar al máximo los animales abatidos, honrando siempre al trofeo y disfrutando de su carne. Necesitamos comer y promocionar la carne de caza, muy especialmente dentro de nuestras propias actividades cinegéticas.
El éxito de la caza nunca debe medirse por la cantidad o el tamaño de los animales capturados, sino por la calidad y excelencia del lance. Cazar no es matar y tampoco pegar tiros
8. En el mundo actual es esencial cuidar nuestra imagen y, por ello, es fundamental ser cuidadoso con aquellas fotos, vídeos o declaraciones que publicamos en redes sociales. Debemos defendernos de nuestros detractores con educación y rigor, argumentando con datos y evidencias científicas.
9. Deberemos contribuir en aquellas asociaciones con las que tengamos mayor afinidad, poniendo especial interés en aquellos programas científicos que garantizan un mejor conocimiento de la fauna y la caza. Por ejemplo, homologando nuestros trofeos en la Junta Nacional de Homologación o en sus diversas Juntas autonómicas, participando en programas de monitorización de fauna como el Observatorio Cinegético, etc.
10. Necesitamos defender la pureza genética de nuestras especies de caza, preservando nuestra fauna autóctona y defendiendo a las especies protegidas.
11. Respetemos a los otros cazadores, guardas, perreros, secretarios, ojeadores y todas las personas que participan en nuestra actividad.
12. Los perros son parte esencial de la caza, hay que tratarlos con cariño y respeto, premiando la labor de aquellos que con su afición mantienen las rehalas, verdaderas protagonistas de la montería española.
13. Debemos asegurar el relevo generacional y ampliar el número de cazadores para mantener esta actividad a largo plazo. Por este motivo, debemos apoyar y educar a los jóvenes y colaborar para que más mujeres se integren en la actividad cinegética.
Como mencioné al principio, las circunstancias de cada persona son diferentes y, desde luego, no es mi intención erigirme en el sumo sacerdote de la ética en la caza. Sin embargo, estoy convencido que si siempre actuásemos en el campo como si alguien nos estuviese observando, mejoraría mucho la percepción que la sociedad urbana tiene sobre nosotros; y podríamos demostrar lo que nosotros ya sabemos, que los cazadores somos los mayores conservadores de la naturaleza. En definitiva, como decía Fred Bear: «If you consider an unsuccessful hunt to be a waste of time, then the true meaning of the chase eludes you all together». (Si consideras que no disparar en una cacería es una pérdida de tiempo, entonces no has comprendido el auténtico sentido de la caza)
- José Luis López-Schummer Treviño es presidente de la Fundación Artemisan