Luis Fernando Villanueva

El cazador conservacionista: la revolución de la ciencia en la caza

Los cazadores están teniendo un papel fundamental en la recopilación de información. En los cuatro años de Coturnix, han enviado 49.000 muestras de alas de codorniz de más de 9.600 jornadas de caza y han recuperado y enviado la información de 278 individuos anillados

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Si a cualquier persona ajena a la actividad cinegética se le pregunta qué es la caza, probablemente venga a su mente una persona en el monte portando un arma, pero seguramente le resulte más desconocida la imagen de un cazador recorriendo el campo, observando, tomando nota de las especies que avista, recogiendo muestras biológicas y enviando esta información para que se convierta en ciencia.

No es algo completamente nuevo, la monitorización de especies silvestres es una práctica bien conocida y practicada a lo largo de generaciones de cazadores, pero recientemente el sector ha dado un gran salto al convertir esta práctica habitual en ciencia. La revolución del cazador conservacionista ha llegado para quedarse y se ha convertido en el presente y el futuro de una actividad ligada al ser humano desde la prehistoria y esencial para el medio ambiente y la sociedad.

La monitorización de las poblaciones de especies silvestres es esencial para su adecuada gestión y conservación. En este contexto, los cazadores están jugando un papel esencial participando en proyectos como el Observatorio Cinegético, Coturnix y Zorzales, entre otros, puestos en marcha por Fundación Artemisan con el apoyo de organismos públicos, federaciones de caza y distintas entidades del sector.

Observatorio Cinegético

El Observatorio Cinegético es un proyecto para el seguimiento de especies silvestres que tiene como objetivo conocer el estado real de distribución, abundancia y tendencia de las poblaciones de especies silvestres para la correcta toma de decisiones por parte de gestores y de las administraciones competentes.

Gracias a esta herramienta, se ha conseguido generar una red de censadores a nivel nacional, conformada por cazadores voluntarios que, en distintos momentos del año, realizan recorridos que se repiten año tras año a lo largo de miles de kilómetros de cotos de caza de todo el país.

Desde su inicio en 2020, se han dado de alta más de 3.300 cazadores y se han realizado más de 10.000 censos. Se basa en la recogida sistemática de datos en el campo mediante la aplicación móvil CensData, que permite digitalizar en tiempo real las observaciones de fauna. Estos datos se centralizan en una plataforma, donde son filtrados y analizados por el equipo científico de Fundación Artemisan.

Además, a los cazadores se están sumando en los últimos tiempos distintas instituciones públicas, que han encontrado en el Observatorio Cinegético una fuente esencial de datos para la correcta toma de decisiones de gestión y para la elaboración de las distintas órdenes de veda y normativas.

Este proyecto es una iniciativa de Fundación Artemisan, Bineo Consulting y la Real Federación Española de Caza (RFEC), que cuenta con el apoyo del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Mutuasport y Hornady.

Proyecto Coturnix

Desde 2020, el proyecto Coturnix, impulsado por Mutuasport y puesto en marcha por Fundación Artemisan con la colaboración de la RFEC, estudia la situación de la codorniz en España para garantizar su aprovechamiento sostenible. El proyecto se desarrolla a través de diferentes líneas de trabajo en las que están colaborando más de 5.000 cazadores de todo el país, a los que suman técnicos expertos.

A los censos de los colaboradores del Observatorio Cinegético, se suma que Coturnix ha puesto en marcha el método de Seguimiento Específico de la Codorniz (SEC), diseñado por la Universidad de Barcelona y ejecutado por técnicos especializados, que está permitiendo conseguir datos hasta ahora nunca obtenidos sobre la especie.

Además, los cazadores están teniendo un papel fundamental en la recopilación de información. En los cuatro años de Coturnix, han enviado 49.000 muestras de alas de codorniz de más de 9.600 jornadas de caza y han recuperado y enviado la información de 278 individuos anillados, proporcionando datos clave sobre su migración y supervivencia.

Los resultados indican que la gestión actual de la codorniz es compatible con su conservación. De hecho, gracias a los datos del proyecto, se ha logrado paralizar hasta en dos ocasiones la prohibición de su caza en España, una decisión que se planteó sin una imagen real de la situación y que se retiró al poder contar las administraciones públicas con datos actualizados y fiables.

Proyecto Zorzales

Otro de los proyectos en los que se está volcando el colectivo cinegético es Zorzales, también impulsado por Mutuasport, y dirigido por Fundación Artemisan, con la colaboración de la Real Federación Española de Caza, la Universidad de Córdoba y el grupo Zorzaleros Españoles.

Desde 2020, son más de 2.500 los cazadores que han participado en la monitorización de la especie, a través de 1.815 censos en 33 provincias españolas y con la implicación de 384 cotos zorzaleros. Además, se ha recogido información de más de 7.500 jornadas de caza y se ha recuperado la información de 723 anillas. También se han colocado dispositivos GPS a distintos ejemplares, lo que ha permitido monitorizar rutas migratorias tan interesantes como la registrada por dos individuos que migraron desde España hasta Finlandia, recorriendo más de 3.000 kilómetros.

Los cazadores, aliados de la conservación

Estos son solo algunos ejemplos de cómo los cazadores se han sumado a esta revolución de la ciencia en la caza y cómo la figura del cazador conservacionista está cada día más patente. Un cazador que censa, gestiona, ayuda a las poblaciones silvestres en épocas difíciles, protege a las especies, conoce y conserva el medio natural, respeta la normativa y come lo que caza.

Los cazadores son quienes mejor conocen el campo, son un auténtico ejército de ojos, pies y manos en la naturaleza. En sus manos está la gestión de la mayor parte de los espacios protegidos de España. Son el primer sistema de alarma y la primera pieza en actuar ante un incendio, ante un caso de furtivismo, una enfermedad o cualquier problema que afecte a la flora o la fauna, y también son, desde los últimos tiempos, una red de esfuerzo y compromiso con la ciencia y la conservación que no puede pasar desapercibida ante la sociedad.

  • Luis Fernando Villanueva es director de la Fundación Artemisan