El lobo: un asesino feroz y eficaz
La tropa ecologista son almas de cántaro de las sociedades ricas. De buen corazón, escasos conocimientos y menos seso. Sus jefes son parásitos que viven de las subvenciones, que manejan más el bolígrafo que el azadón

Ataque de lobo a la ganadería de Jaime Patiño Mitjans, conde de Teba
Queridos incautos: HOMO HOMINI LUPUS. La frase lapidaria Atribuida a Plauto y popularizada por Hobbes, refleja la desesperanzadora realidad de quienes detentan hoy el poder. A las gentes del campo se nos revuelven las entrañas y nos indignamos ante la sinrazón y tantas leyes injustas engendradas (de engendro) por gentes que no viven en el campo.
Los números del desánimo: en nuestra finca familiar en Segovia, llevamos más de 900 terneros acribillados por los lobos. Nos matan anualmente unos 50 desde hace más de 20 años. Este último año hemos encontrado muertos 58. El año récord fue el 2018 con 66. Y lo que es peor, hay otros muchos que no encontramos. Y muchos más por perdida de fertilidad porque con el estrés la vaca retiene el celo. Esos no se reclaman.
Voy a explicar qué es un lobo. Ya que pocos lo han visto, y todos tienen una visión deformada por Walt Disney.
El lobo es un predador, que no caza para comer. Como el león. Es un asesino feroz y eficaz que en su arrebato mata veinte ovejas y come una. Por eso son alimañas. Históricamente, los ganaderos los combatieron con trampas, batidas y cacerías.
Ha proliferado como una plaga. Ni siquiera tiene que ver con el mítico animal del pasado. Como nadie les persigue no temen al hombre. Son vagos y oportunistas. Es mentira que mata los animales enfermos; mata el primero que pilla, ya sea mi mejor ternera… o mi perro.
Es un vector de transmisión de enfermedades. Esas en que se gastan anualmente fortunas en intentar erradicar. Porque se revuelca sobre los despojos de un animal muerto para disfrazar su olor. Por su maldad, peligro, astucia y ferocidad es una codiciada pieza de caza. Ésta es estrictamente su naturaleza.
Ataque de lobo a la ganadería de Jaime Patiño Mitjans, conde de Teba
Su protección viene impuesta por gentes desde una remota ciudad que jamás han visto uno. Insensibles a la tragedia que supone para el mundo rural. Son los lobos de dos patas los culpables de este desastre.
La gran mentira es confundir la extinción con la presencia
Pero… ¿qué parte hay de necedad y cuánto de negocio en este mundo de sinvergüenzas? Ahí está el quid de la cuestión. En mis diatribas contra los ecologistas resumo que el mundo del lobo se divide en dos: los que viven del cuento del lobo y yo que pago la fiesta. La tropa ecologista son almas de cántaro de las sociedades ricas. De buen corazón, escasos conocimientos y menos seso. Sus jefes son parásitos que viven de las subvenciones, que manejan más el bolígrafo que el azadón. En conjunto son los tontos útiles que les permiten al poder crear un chiringuito donde colocar amigos. Justifican la protección del lobo, porque dicen que está en peligro de extinción. Esta es la mayor de todas las mentiras.
Para que un Animal se extinga, hacen falta tres condiciones:
• La primera, que críe mal como el rinoceronte que pare una cría después de dos años. El lobo trae una camada de seis. Incluso en cautividad.
• La segunda, que necesite un alimento muy específico como el oso panda que solo come bambú. El lobo come desde carroña hasta lagartos, perdices, conejos, liebres, corzos, y por supuesto lo más fácil que son nuestras terneras.
• Y la tercera, que tenga un hábitat muy específico del que no pueda salir, como la jungla lluviosa donde vive el gorila. Los lobos viven desde las cumbres nevadas hasta las estepas, pasando por los basureros de las ciudades.
Luego, la gran mentira es confundir la extinción con la presencia. Y ¿por qué presencia? Porque a unos señores que van en bicicleta en Holanda, les puede parecer muy exótico que yo tenga lobos en mis montañas. ¿Con qué derecho y conocimiento un diputado de Holanda legisla sobre unas tierras que ni conoce, ni va a ver jamás?
Ataque de lobo a un potro de Jaime Patiño Mitjans, conde de Teba
A mí también me puede parecer muy exótico que ellos tuvieran víboras en los parques, escorpiones en el jardín del colegio de su hijo, mosquitos en el cuarto de sus bebés, o ratas y cucarachas en sus cocinas. ¿Será porque lo llaman plagas cuando los animales les afectan a ustedes y protegidos cuando me afecta a mí? ¿En nombre de qué, se arroga el derecho alguien que no ha visto jamás un lobo ni por supuesto sufrido sus daños a legislar y decidir el futuro de mis hijos?
Y me dirán ustedes que el lobo tiene que vivir en algún lado. ¡Pues claro! Igual que las ratas, escorpiones, víboras o mosquitos. Donde no hagan «tanto» daño. En zonas despobladas y remotas como los parques nacionales. Y el que haga daño, matarlo. Como hacen ustedes con las ratas.
Algunos pensarán, incluso con inconfesable satisfacción: «Pues que desaparezcan… Prefiero los lobos a los ganaderos»
Caballo atrapado en un mallazo al tratar de escapar de un ataque de lobo
Ignorancia supina… Desaparecería el más importante factor de conservación y de fomento de la biodiversidad. Nuestro ganado come en unas zonas y esparcen su estiércol manteniendo los pastizales.
Y termino parafraseando la serie Yellowstone: «Cómo de simpático les tiene que parecer un animal para que decidan si es una plaga o un animal en extinción …»
- El conde de Teba, Jaime Patiño Mitjans, es ganadero y arquitecto