Los hongos se comunican entre sí con un lenguaje de 50 «palabras»

Ya sea en los sótanos de las viviendas o en la corteza de los árboles, los hongos son uno de los organismos más comunes en la naturaleza. Pero a pesar de su aspecto indolente, estos seres vivos serían capaces de comunicarse entre sí con un lenguaje sorprendentemente parecido al de los humanos.

Es la teoría de Andrew Adamatazky, informático del Unconventional Computing Laboratory de Bristol, que acaba de publicar un artículo en The Royal Society en el que explica que los hongos envían impulsos eléctricos a través de estructuras filamentosas llamadas hifas de una forma parecida a las neuronas del ser humano.

Este investigador ha comprobado los «picos neuronales» de distintas especies de hongos, que cambian su actividad eléctrica en función de los estímulos del medio en el que se encuentra. De hecho, Adamatazky señala que, si comparamos las medidas de complejidad de estos picos y textos de muestras de idiomas europeos, «descubrimos que el lenguaje fúngico supera a los europeos en complejidad morfológica».

«Para decodificar el lenguaje de los hongos, primero descubrimos si todas las especies de hongos exhiben características similares de actividad de picos eléctricos. Luego caracterizamos el lenguaje propuesto de hongos por distribuciones de longitud de palabra y complejidad de oraciones», añade el estudio.

Adamatazky analizó los patrones de cuatro especies de hongos: Enoki, de branquias abiertas, fantasma y oruga. Así, encontró que los picos se agrupaban en «trenes» de actividad, semejantes a vocabularios de hasta 50 palabras y que la longitud de estas «palabras fúngicas» coincidían con las de idiomas humanos. Los hongos de branquias abiertas fueron los que mayor complejidad de «frases» generaron.

«La longitud de una palabra fúngica promediada sobre cuatro especies y dos métodos de agrupación de picos es 5,97, que está en el mismo rango que la longitud media de palabra en algunos idiomas humanos: por ejemplo, 4,8 en inglés y 6 en ruso», apunta este informático en su estudio.

La investigación reveló que la tasa de activación de los impulsos aumentó cuando las hifas de los hongos que digieren madera entraban en contacto con este material. Esto sugiere que estos organismos podrían estar compartiendo información sobre alimentos o peligros.

No obstante, el mundo científico se muestra cauto ante este estudio y pide más evidencias antes de aceptar que se trata una forma de lenguaje.