Ciencia
El mayor telescopio solar de Europa estará en La Palma
El Telescopio Solar Europeo, que fue presentado ayer, se empezará a construir en 2024 y podría estar en funcionamiento para 2029
Medirá 44 metros, estará equipado con un espejo primario de 4,2 metros de diámetro y tecnología puntera y no solo permitirá estudiar los procesos físicos de la atmósfera solar, sino que además mantendrá a España en la élite de la investigación.
El Telescopio Solar Europeo, que fue presentado oficialmente este martes en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), podría empezar a construirse en 2024 y estar en funcionamiento en 2029. Será, como su propio nombre indicar, el mayor aparato europeo de estas características. Pero lo que elevará el estatus de la astronomía española en este campo será el enclave elegido para su ubicación: el Observatorio del Roque de los Muchachos, en la isla canaria de La Palma.
Estudiar el Sol es importante por muchos motivos, pero principalmente para observar de cerca unos procesos físicos que ocurren en todo el universo y que no se pueden estudiar en ningún otro lugar.
«El Sol es una oportunidad para estudiar a las estrellas, porque es la única que tenemos cerca y podemos observar con detalle, pero también es el laboratorio de física que nunca podríamos tener en la Tierra», explica en una entrevista con Efe Luis Bellot, responsable del EST en el CSIC e investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), uno de los dos organismos que coordinan el proyecto junto al de Canarias (IAC).
Pero, además, el Sol no solo nos da energía y permite la vida, sino que sufre unos fenómenos explosivos en los que libera grandes cantidades de energía que en ocasiones pueden llegan a la atmósfera terrestre y afectar nuestro modo de vida. Todos estos aspectos «nos obligan a intentar comprender mejor lo que pasa en el astro y cómo puede afectarnos en la Tierra», subraya el investigador.
Hasta ahora, la observación solar europea se ha hecho con otros telescopios como Gregor, ubicado en el Observatorio del Teide, en Tenerife, que actualmente es el mayor telescopio solar en operación en Europa, y que, equipado con un espejo de 1,5 metros de diámetro, ha sido un banco de pruebas para el EST.
Sin embargo, aunque la calidad de imagen de esta instalación es muy buena y permite observar los procesos físicos en la superficie del Sol en escalas tan pequeñas como 70 kilómetros, el espejo primario del EST de más de cuatro metros supondrá «un salto cualitativo enorme que nos ayudará a resolver las preguntas abiertas en física solar», destaca Bellot.
El EST permitirá observar estructuras a una escala de 20 kilómetros donde los campos magnéticos, que evolucionan y cambian continua y rápidamente, interaccionan entre sí y liberan mucha energía. Son procesos que no se conocen bien porque no se han podido observar, pero «EST cambiará las cosas», afirma.
Las observaciones con el nuevo Telescopio Solar Europeo serán cruciales para entender cómo el Sol libera toda esa energía y producen fulguraciones y eyecciones de masa coronal, dos fenómenos explosivos que emiten partículas electromagnéticas y gas, respectivamente, que pueden llegar hasta la Tierra y afectar a las telecomunicaciones o incluso a las instalaciones de alta tensión.
Reto tecnológico
Pero el Telescopio Solar Europeo no solo es importante para la ciencia, es también un reto tecnológico que permitirá a Europa seguir liderando la investigación física solar a nivel mundial y que la ciencia española que lidera este proyecto siga en la élite. El proyecto involucra a 16 países europeos liderados por el IAC (coordinador) y el IAA, y está siendo respaldado por los gobiernos de Andalucía y Canarias, y por el Ministerio de Ciencia e Innovación.
En la presentación del Telescopio, hoy en la sede principal del CSIC en Madrid, la secretaria general de Investigación del Ministerio, Raquel Yotti, ha subrayado que el proyecto es «inspirador» para que España pueda liderar futuros desafíos científicos.
Yotti ha destacado que la instalación ha conseguido tres elementos; el primero una colaboración científica entre instituciones y países, pero también con empresas y el tejido productivo, porque para construirlo habrá que reclutar a compañías españolas capaces de generar una tecnología como la que necesita este telescopio.
El segundo elemento –ha dicho– es el largo plazo, ya que requerirá compromisos e inversión durante los próximos años, y el tercero es el liderazgo, en este caso de España, que ha sido capaz de «hacer que las cosas pasen, que todos lleguemos más lejos y que consigamos objetivos que hace pocos años parecían imposibles».