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Imagen del satélite SWOTNASA

En qué consiste el satélite de la NASA que estudiará el agua de la Tierra

SWOT, que fue lanzado este viernes, «ayudará a comprender mejor este recurso esencial»

Después del éxito de la primera fase del Programa Artemis, cuya nave Orión despegó el 16 de noviembre y regresó a la Tierra el pasado 11 de diciembre. Ahora, la NASA quiere continuar su conquista del espacio con el satélite SWOT (Surface Water and Ocean Topography, en español topografía de aguas superficiales y océanos).

La institución estadounidense completó el pasado viernes el lanzamiento del satélite. Se trata de la primera misión satelital que observará casi toda el agua en la superficie de la Tierra para «ayudarnos a comprender mejor este recurso esencial», según apunta la propia NASA en su cuenta oficial de Twitter.

La misión está desarrollada por la NASA, en conjunto con la agencia espacial francesa, Centre National d'Études Spatial (CNES), la canadiense (CSA) y la del Reino Unido (UKSA). El lanzamiento se produjo gracias un cohete SpaceX Falcon 9 desde la Fuerza Espacial Vandenberg en California.

El recurso más valioso

Su cometido será obtener una mejor comprensión de los océanos del planeta, así como de las aguas superficiales, con una resolución diez veces mayor que las tecnologías actuales. Además de lo recabado por el satélite, la NASA contará con expertos en hidrología y oceanografía de varios países que analizarán «los detalles finos de la topografía de la superficie del océano» y determinarán la influencia del tiempo en los cuerpos acuosos.

SWOT puede observar la longitud total de los ríos de más de 100 metros, así como recopilar datos de más de un millón de lagos. Este estudio proporcionará un inventario total de los recursos hídricos de la Tierra que ayudará a los expertos a comprender mejor el agua en general, dónde está y cuál es su recorrido.

Beneficios

Esto puede beneficiar a la población para afinar los pronósticos de inundaciones o mejorar las predicciones del aumento del nivel del mar. Con los datos recabados, será más sencillo de entender cómo cambian los recursos hídricos y qué impactos tendrán estas modificaciones en los diferentes entornos.

De igual forma, proporcionará mediciones de los niveles de agua a lo largo de los ríos e información sobre las mareas y corrientes oceánicas, lo que podría suponer un beneficio para el transporte marítimo.

Con todo ello, los científicos podrán ser más conscientes de ese recurso esencial para la vida y que, además, juega un importante rol en el cambio climático, ya que las aguas de los océanos son las encargadas de absorber el 90 % del exceso de calor y carbono atrapado en la atmósfera terrestre como consecuencia de las emisiones de gases de efecto invernadero.