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Ejemplar de una rata topo desnudaWikimedia Commons

Ciencia

Las ratas topo desnudas tienen el secreto de la fertilidad eterna

Una investigación revela que las reinas de esta especie pueden reproducirse hasta una edad avanzada, lo que sugiere que disponen de procesos especiales para preservar su reserva ovárica

Los 'súperpoderes' de las ratas topo desnudas no dejan de asombrar a los científicos. Si hace unos meses un amplio estudio trató de descifrar los misterios que rodean a su longevidad –pueden vivir hasta los 37 años– y su resiliencia ante la falta de oxígeno –aguantan 18 minutos frente a los 60 segundos que soporta el cerebro humano–, una nueva investigación ha revelado que, además, también son capaces de reproducirse durante toda su vida.

Esto se debe, según el artículo que publica Nature Communications, a que las hembras de esta especie no dejan nunca de producir óvulos. Coordinada por Miguel Brieño-Enríquez, de la Universidad de Pittsburg (EE.UU), la investigación arroja nueva luz sobre los procesos que confieren a estos roedores lo que parece una fertilidad eterna. Un hallazgo que, a su vez, podrían conducir a nuevas terapias para las personas.

Brieño-Enríquez recordó, en un comunicado de la universidad, que las ratas topo desnudas o ratopines rasurados son «los mamíferos más extraños». Son los roedores más longevos, casi nunca padecen cáncer, no sienten dolor como otros mamíferos y solo la reina puede tener crías.

Lo más asombroso para el investigador es que nunca dejan de reproducirse, es decir, no sufren un descenso de la fertilidad a medida que envejecen, por eso el equipo quiso entender las causas.

En la mayoría de los mamíferos, incluidos los humanos y los ratones, las hembras nacen con un número finito de óvulos, que se producen en el útero mediante un proceso llamado oogénesis, y se agota con el tiempo, por lo que la fertilidad disminuye con la edad.

Por el contrario, las reinas de la rata topo desnuda pueden reproducirse hasta una edad avanzada, lo que sugiere que estos roedores disponen de procesos especiales para preservar su reserva ovárica y evitar el declive de la fertilidad.

Brieño-Enríquez explica que hay tres posibilidades de cómo lo hace: nacer con muchos óvulos, que no mueran tantos óvulos o que se sigan creando después de nacer. El equipo encontró pruebas de cada uno de estos tres procesos.

Los investigadores compararon ovarios de ratopines y de ratones en distintas fases de desarrollo. A pesar de su tamaño similar, los ratones viven cuatro años como máximo y empiezan a mostrar un descenso de la fertilidad a los nueve meses, mientras que las ratas topo desnudas tienen una esperanza de vida de 30 años o más.

Las hembras de rata topo desnuda tienen un número «excepcionalmente grande de óvulos» en comparación con los ratones y las tasas de mortalidad de estas células son más bajas, agrega el comunicado.

Por ejemplo, a los ocho días de vida, una hembra de rata topo desnuda tiene de media 1,5 millones de óvulos, unas 95 veces más que los ratones de la misma edad.

Además, según el estudio, la oogénesis se produce después del nacimiento en las ratas topo desnudas. Las células precursoras de los óvulos se dividían activamente en animales de tres meses, y se encontraban en animales de diez años, lo que «sugiere que la oogénesis podría continuar durante toda su vida».

Para el autor principal del estudio Ned Place, de la Universidad de Cornell (EE.UU.), este hallazgo es «extraordinario», pues «desafía el dogma que se estableció hace casi 70 años, según el cual las hembras de mamíferos están dotadas de un número finito de óvulos antes o poco después del nacimiento, sin que a partir de entonces se produzcan adiciones a la reserva ovárica».

La hembra de ratopín rasurado, a diferencia de las abejas o las hormigas, no nace reina, sino que cuando esta muere o es apartada de la colonia, las subordinadas compiten por ocupar su lugar y activarse reproductivamente, explica Brieño-Enríquez.

Experimento

Para conocer mejor este proceso, los investigadores retiraron de la colonia hembras de tres años para provocar su activación reproductora y compararon estas nuevas reinas con subordinadas.

Así, comprobaron que las subordinadas no reproductoras tenían células precursoras de óvulos en sus ovarios, pero que empezaban a dividirse solo tras la transición a reina.

«Esto es importante porque si podemos averiguar cómo lo hacen, podríamos desarrollar nuevas dianas farmacológicas o técnicas para mejorar la salud humana», dice Brieño-Enríquez en la misma nota.

Aunque los humanos viven cada vez más, la menopausia sigue produciéndose a la misma edad. «Esperamos utilizar lo que estamos aprendiendo de la rata topo desnuda para proteger la función ovárica más adelante en la vida y prolongar la fertilidad».