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Iluminación nocturna en Hong Kong

Iluminación nocturna en Hong KongGTRES

Astrónomos proponen topes a la luz nocturna y a los satélites para mejorar la visibilidad del cielo

Piden regular ambas cuestiones y recuerdan las «consecuencias negativas» para humanos y animales de la iluminación artificial intensa

La luz artificial nocturna y las megaconstelaciones de satélites, dos factores que dificultan la observación estelar, ha llevado a un grupo de astrónomos a pedir que ambas sean objeto de regulación, proponiendo una estrategia de límites y considerando incluso la posibilidad de prohibir los grandes conjuntos de vehículos colocados en la órbita de la Tierra.

Un artículo publicado en Nature Astronomy y firmado por cinco autores, entre ellos Fabio Falchi, de la Universidad de Santiago de Compostela, y Salvador Bará, de la Agrupación Astronómica Coruñesa Ío, hace «un llamamiento a los científicos para detener» este deterioro provocado por sendos impedimentos.

El artículo concluye que «ahora es el momento de considerar la prohibición de las megaconstelaciones y de promover una reducción significativa de la iluminación artificial nocturna y de la consiguiente contaminación lumínica».

En este sentido, los autores consideran que «debería aplicarse una estrategia de límites, una forma utilizada con éxito desde hace décadas para controlar la mayoría de los contaminantes, tanto para la producción de luz artificial como para los satélites en órbita».

Al acercarse a estos topes, deberían tomarse medidas para volver a entrar en ellos y si ya superan «los límites razonables, como parece tanto en la contaminación lumínica como en la contaminación por satélites, deberían tomarse medidas para remediarlo».

La luz artificial nocturna, advierten, es «un contaminante antropogénico» con consecuencias negativas sobre el comportamiento y la fisiología humana y animal, que a veces es un «subproducto inevitable de una cosa necesaria».

Así, los firmantes consideran que «seguramente debería ser obligatorio para los gobiernos tomar medidas inmediatas para limitar y reducir la cantidad total de luz artificial nocturna de forma similar a lo que hicieron para controlar otros contaminantes atmosféricos».

Diálogo con las empresas de satélites

En cuanto a los efectos de los satélites de órbita terrestre baja en el cielo nocturno y la ciencia, estiman que «es igualmente ingenuo» esperar que la economía espacial se autolimite, «si no se ve obligada a hacerlo», para contrarrestar las nuevas cuestiones ambientales y de seguridad planteadas por las nuevas megaconstelaciones de satélites privadas.

La explotación de estas megaconstelaciones, recuerdan, «incluye transacciones financieras especulativas superrápidas y la gestión del campo de batalla. Esta escalada sin precedentes debería detenerse desde el principio y regularse».

Sin embargo, apuntan que «entablando un diálogo con las empresas, en lugar de dialogar con los Estados (o exigirles) o con las entidades reguladoras internacionales, estamos permitiendo que la parte interesada se autorregule, sustituyendo el papel de un Estado regulador, que debe garantizar el bienestar de las sociedades».

Así, reflexionan que «en la balanza de los beneficios y perjuicios inmediatos o a largo plazo, para la sociedad, y a pesar de la popularidad de las megaconstelaciones de satélites, no debemos rechazar la posibilidad de prohibirlas. Por el contrario, creemos que los impactos y los riesgos son demasiado altos como para descartar esta posibilidad».

Hay «algunas» acciones clave que los astrónomos de todo el mundo pueden adoptar, como recordar que estos problemas «son de naturaleza sociopolítica, no tecnológica, y actuar en consecuencia».

Además, destacan que «deberían tomarse medidas decididas en todos los países, con mayor urgencia en aquellos que tienen una mayor parte de responsabilidad en el actual proceso de deterioro del cielo nocturno mundial».

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