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Imagen cambiante de Júpiter en menos de un añoNASA-ESA

El telescopio Hubble monitorea el clima cambiante y las estaciones en Júpiter y Urano

Esta herramienta complementa las observaciones de otras naves espaciales como Juno, la misión Cassini retirada a Saturno y las sondas Voyager 1 y 2

Desde su lanzamiento en 1990, el Telescopio Espacial Hubble de la NASA ha tenido como principal función observar, analizar y vigilar los planetas exteriores en gran parte gaseosos y sus atmósferas en constante cambio.

Las misiones de naves espaciales de la NASA a los planetas exteriores, como apunta una nota de la Agencia, han dado una mirada de cerca a estas atmósferas, pero la nitidez y la sensibilidad del Hubble «mantienen un ojo sin pestañear en un caleidoscopio de actividades complejas a lo largo del tiempo».

De esta manera Hubble complementa las observaciones de otras naves espaciales como Juno, actualmente en órbita alrededor de Júpiter; la misión Cassini retirada a Saturno y las sondas Voyager 1 y 2 , que volaron colectivamente sobre los cuatro planetas gigantes entre 1979 y 1989.

Pronóstico de Hubble

Imagen cambiante de Júpiter en menos de un añoNASA-ESA

En la imagen de la izquierda el pronóstico para Júpiter es un clima tormentoso en las bajas latitudes del norte. Según informa la NASA, se puede apreciar una serie prominente de tormentas alternas, formando una «calle de vórtice», como la llaman algunos astrónomos planetarios. Es un patrón de onda de anticiclones y ciclones anidados que se mueven en sentido horario y antihorario.

Si las tormentas se acercan lo suficiente entre sí, en el caso muy improbable de una fusión, podrían generar una tormenta aún más grande, que podría rivalizar con el tamaño actual de la Gran Mancha Roja.

El patrón escalonado de anticiclones y ciclones evita que las tormentas individuales se fusionen. También se ve actividad en el interior de estas tormentas; en la década de 1990, Hubble no vio ciclones o anticiclones con tormentas eléctricas incorporadas, pero estas tormentas han surgido en la última década, informa la Agencia.

La luna anaranjada Io bombardea esta vista de las cimas de las nubes multicolores de Júpiter, proyectando una sombra hacia el borde occidental del planeta. La resolución del Hubble es tan nítida que puede ver la apariencia naranja moteada de Io, relacionada con sus numerosos volcanes activos. El azufre adquiere varios tonos a diferentes temperaturas, razón por la cual la superficie de Io es tan colorida.

A la derecha se ve como la legendaria Gran Mancha Roja de Júpiter ocupa un lugar central en esta vista. Aunque este vórtice es lo suficientemente grande como para tragarse la Tierra, en realidad se ha reducido al tamaño más pequeño que jamás haya tenido según los registros de observación que datan de 150 años.

La luna helada de Júpiter, Ganímedes –la más grande del Sistema Solar–, se puede ver transitando el planeta gigante en la parte inferior derecha. Es un mundo lleno de cráteres con una superficie principalmente de hielo de agua con aparentes flujos glaciales impulsados por el calor interno.

Pronóstico de Urano

Imagen cambiante de UranoNASA-ESA

La imagen de la izquierda muestra una vista de Hubble de Urano tomada en 2014, siete años después del equinoccio de primavera del norte cuando el Sol brillaba directamente sobre el ecuador del planeta, y muestra una de las primeras imágenes del programa OPAL.

Tal y como detalla la NASA, múltiples tormentas con nubes de cristal de hielo de metano aparecen en latitudes medias del norte sobre la atmósfera inferior teñida de cian del planeta. Hubble fotografió el sistema de anillos de canto en 2007, pero se ve que los anillos comienzan a abrirse siete años después en esta vista. En ese momento, el planeta tenía varias tormentas pequeñas e incluso algunas bandas de nubes tenues.

Por otro lado, en la imagen de la derecha el polo norte de Urano muestra una «neblina fotoquímica espesa que se parece a la niebla contaminante las ciudades».

Se pueden ver varias tormentas pequeñas cerca del borde del límite de la neblina polar. Hubble ha estado rastreando el tamaño y el brillo del casquete polar norte y continúa haciéndose más brillante año tras año. Los astrónomos están desentrañando múltiples efectos, desde la circulación atmosférica, las propiedades de las partículas y los procesos químicos, que controlan cómo cambia el casquete polar atmosférico con las estaciones.