Entrevista
Jesús Martínez Frías (CSIC): «Hay mucha más agua en la Luna de la que se esperaba»
El experto en Geología Planetaria analiza el posible hallazgo de una reserva hídrica masiva en el satélite por parte de China
El hallazgo por parte de China de cristales de impacto que indician la presencia de una reserva hídrica de miles de millones de toneladas ha sido, posiblemente, la noticia científica de la semana. Aunque todavía faltan años para poder emplear el agua del satélite, supone un paso considerable en cuanto a su cuantificación. Y se revela, además, mucho más abundante de lo que se esperaba, tal y como apunta el astrobiólogo y experto en Geología Planetaria del CSIC Jesús Martínez Frías.
–¿Qué supone este hallazgo?
–Ya se conocía parcialmente. Lo que se ha hecho ahora ha sido cuantificar mucho mejor la cantidad de hielo de agua que existe en la Luna, pero ya había algunos mapas de distribución de la misma. Sabemos que en el satélite hay tres tipos de agua: una que está encapsulada en las rocas muy antiguas, un hielo de agua que han dejado los cometas cuando pasan orbitando cerca de la Luna, y otro que está provocado por la interacción del viento solar, que tiene hidrógeno y helio y que, con el oxígeno del regolito del suelo de la Luna, genera nanopartículas de hielo que quedan atrapadas y encapsuladas en el suelo. Cuantificando todo esto, se ha visto que la cantidad de hielo o de agua es mucho mayor de lo que se esperaba. Lo que ocurre es que es difícil extraerla, y se requiere una tecnología industrial que todavía no tenemos.
–De todos esos tipos de agua, ¿a cuál de ellos corresponde esta reserva?
–Es una mezcla del viento protónico del Sol. Como la Luna no tiene atmósfera, los átomos de hidrógeno están continuamente impactando contra el suelo. De esta forma se produce una reacción química del hidrógeno con el oxígeno del suelo lunar, que está constituido de silicatos y de óxidos, de forma que las partículas de hielo quedan atrapadas en el regolito.
–¿Es la primera reserva de estas características que se encuentra?
–No, ya se había visto que esta interacción era posible. La novedad, sobre todo, es que se confirma y además se cuantifica, viendo que hay mucha más agua de la que se esperaba.
–En cuanto a volumen, ¿se había encontrado anteriormente una tan grande?
–Bueno, a escala global de la Luna sí podría ser. Por eso digo que lo han cuantificado dando unos valores mucho mayores de los esperados. Pero esta interacción lleva funcionando desde su formación, hace 4.000 millones de años, y continúa en la actualidad.
Enviar cualquier cosa a la Luna es muy caro; por eso es importante emplear todos los recursos de allí
–¿Qué se puede hacer con esta agua, aparte de poder emplearla como combustible?
–Cuando se refieren al agua como combustible se refieren a que tenemos hidrógeno y oxígeno. Sobre todo el hidrógeno se podría utilizar como tal, pero lo veo todavía lejos. Lo interesante de momento es que los recursos lunares sean recursos ISRU (acrónimo de «utilización de recursos in situ»). No es tanto el aprovechamiento de los recursos lunares para grandes explotaciones mineras, sino que al principio estos ISRU van a ser importantes para el abastecimiento de una pequeña base semipermanente. Enviar cualquier cosa a la Luna es muy caro; por eso es importante emplear todos los recursos de allí, que son fundamentalmente geológicos (la utilización del suelo para hacer pistas de despegue y aterrizaje y como material industrial, escudos antiradiación…). La idea es utilizar todos los recursos. Por supuesto, el agua es fundamental, porque tenemos oxígeno, que lo podemos utilizar para respirar, y el agua como tal. Pero lo importante no es que exista distribuida a gran escala en nanopartículas, sino de qué forma vamos a ser capaces de extraerlas. Porque además hay una gran vitrificación en algunas zonas, así que no es fácil…
–¿Que otros hallazgos cabe esperar próximamente?
–En la Luna se están realizando hallazgos interesantes. Se está viendo no solo la influencia del viento solar, sino también la del campo magnético terrestre al producir cambios en los minerales de la Luna. Hay una oxidación importante de algunas zonas que está influenciada por este halo, que también transporta oxígeno adonde no hay atmósfera ni oxígeno. Yo creo que los próximos hallazgos van a estar relacionados con la capacidad de muchos astronautas para poder utilizar todos estos ISRU, de los cuales han realizado muchas pruebas en laboratorio y existen muchos modelos teóricos, pero todavía no hemos tenido que sobrevivir ahí. Una vez que estemos allí, tendríamos que ser autosuficientes. Creo que ese va a ser el principal desafío futuro en la Luna. El ver cómo, a través de los recursos que ya conocemos, podemos utilizarlos y ser autosuficientes en un 60-70 % para que la habitabilidad lunar en su polo sur sea un hecho.