Así es el hábitat en el que la NASA va a probar cómo es vivir en Marte un año

Una estancia impresa en 3D servirá a la agencia para evaluar los riesgos y condiciones reales de lo que sería una experiencia similar en el Planeta Rojo

En algún momento «a finales de la década de 2030», según el administrador de la NASA, Bill Nelson, es posible que una nave espacial tripulada se encuentre camino de Marte para realizar una estancia de ida y vuelta con vistas a un futuro asentamiento. Con esta idea en mente, la agencia quiere comenzar cuanto antes con los preparativos, y es por ello que el próximo paso consistirá en simular cómo sería vivir allí durante un año.

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Esta semana, en el Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston (Texas), el organismo ha presentado el que será el lugar que lo hará posible. Se llama Mars Dune Alpha y es una casa creada con una impresora 3D y diseñada para que, a partir de junio, cuatro personas vivan confinadas allí durante 12 meses, recreando lo que sería la vida real en el Planeta Rojo.

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Situado en el propio Centro, el hábitat parece un apartamento común, con cuatro dormitorios, un salón-cocina como el que se ve en la imagen y un gimnasio.

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Lavabo del Mars Dune Alpha.

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Libros en una estantería de la sala de trabajo del Mars Dune Alpha.

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Pero sus 160 metros cuadrados incluyen, además, una granja vertical para el cultivo de vegetales, una sala médica y hasta una puerta que conduce a un área de simulación del entorno marciano, con una estación meteorológica, un pequeño invernadero y una cinta para correr, donde los voluntarios caminarán suspendidos por correas.

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Simulación del exterior marciano del hábitat.

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Máquinas de ejercicio en la parte exterior del hábitat.

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Zona de cultivo del Mars Dune Alpha.

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La decisión de hacerla en 3D, una de las apuestas de la NASA para construir in situ este tipo de recintos en otros mundos, tiene que ver con el peso limitado que pueden cargar las naves espaciales en viajes interplanetarios.

En la imagen, una instalación para la investigación y manipulación de objetos.

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En cuanto a los voluntarios que harán posible el proyecto, todavía no se conocen sus nombres, pero la NASA ya ha adelantado que no serán astronautas. Estarán sometidos a estrés de manera regular, con restricciones de agua o fallas en el equipo, por ejemplo. Al medir su desempeño y habilidades cognitivas, la NASA comprenderá mejor los «recursos» que se deben proporcionar durante este ambicioso viaje.

En la imagen, un generador de oxígeno del hábitat.

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