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Renderización del avión espacial lanzado por ChinaCNSA Watcher

El misterioso avión secreto chino que ha regresado a la Tierra tras nueve meses en órbita

Las autoridades del país mantienen en secreto sus actividades, aunque afirman que están relacionadas con las tecnologías espaciales reutilizables

Tras 276 días en órbita y envuelto en absoluto secretismo, un misterioso avión espacial lanzado por China el pasado verano ha regresado a la Tierra con resultados aparentemente satisfactorios.

Así lo han anunciado esta semana tanto la agencia estatal de noticias Xinhua como la Corporación de Ciencia y Tecnología Aeroespacial de China (CASC) a través de un escueto comunicado que lo más que revela es que las investigaciones llevadas a cabo durante su estancia están relacionadas con unas tecnologías reutilizables que «proporcionarán métodos de ida y vuelta más convenientes y asequibles para el uso pacífico del espacio en el futuro».

El avión, que despegó el pasado 4 de agosto desde el desierto de Gobi a bordo de un cohete Long March 2F de fabricación china, entró en una órbita de 346 por 593 kilómetros con una inclinación de 50 grados antes de variarla a 597 por 608 kilómetros, según el portal especializado SpaceNews. No fue el primer vuelo de estas características: en septiembre de 2020, con similar hermetismo, permaneció cuatro días en órbita antes de retornar a tierra.

Ante la puesta en órbita del aparato, EE.UU. no dudó en seguirle la pista y en noviembre la Fuerza Espacial norteamericana detectó que la nave había liberado un objeto que, especuló, podía corresponder a un satélite o un módulo de servicio.

El secretismo es tal que no se ha difundido siquiera una sola imagen del aspecto real del vehículo, cuya apariencia podría asemejarse a la del Boeing X-37B estadounidense, según una recreación en baja calidad compartida por la cuenta CNSA Watcher en Twitter.

Este último, cuyos desempeños también son ocultados con celo por EE.UU., regresó en noviembre a la Tierra tras casi tres años en órbita y realizó, según las autoridades norteamericanas, experimentos científicos encomendados por la NASA y el Laboratorio de Investigación Naval. En este sentido, EE.UU. desmiente que tenga propósitos militares o de espionaje.

La maniobra de China se enmarca en un aumento de la inversión en su programa espacial y otros hitos conseguidos a lo largo de la última década.