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La NASA no descarta que pueda haber algún tipo de vida en la Luna

Bien sea por impacto de meteoritos o por la llegada del hombre, ciertas zonas de su polo sur reúnen condiciones propicias para la habitabilidad microbiana

El regreso del ser humano al suelo lunar a partir de 2025 está llamado a ser uno de los acontecimientos más destacados de lo que va de siglo. Con el programa Artemis recién puesto en marcha, la NASA y sus socios volverán al satélite por primera vez en más de cinco décadas con la vista puesta no solo en realizar investigaciones sobre el terreno con viajes de ida y vuelta, sino en asentar una presencia humana sostenida mediante bases permanentes y una estación orbital que sirva como puerta de enlace para las expediciones. Con ello, se intentará responder, entre otras, a una pregunta: ¿hay vida microbiana en la Luna?

Porque la NASA no descarta que, bien sea a través de meteoritos procedentes de la Tierra o de los viajes que ha hecho el hombre desde 1969, el satélite pueda albergar algún tipo de vida en ciertos cráteres sombreados del polo sur (el principal punto de interés de las agencias espaciales) donde las temperaturas son extremadamente gélidas.

Así lo ha sugerido Prabal Saxena, investigador planetario en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la agencia, en declaraciones al portal especializado Space.com, al señalar que «una de las cosas más sorprendentes» que su equipo ha encontrado es que «puede haber nichos potencialmente habitables para esa vida en áreas relativamente protegidas en algunos cuerpos sin aire» de la Luna.

La zona de la que sospechan, en concreto, se encuentra en el nivel de latitud 84º Sur del satélite, y en ella la búsqueda se centra en identificar los lugares que pueden tener mejores condiciones a tales efectos, como la temperatura máxima y la protección contra la radiación.

Más reservas tiene la NASA, no obstante, de que esos nichos alberguen efectivamente vida. Respecto a los meteoritos, si bien es probable que fragmentos de la Tierra hayan alcanzado la Luna a lo largo de sus miles de millones de años de historia, menos seguro es que en esos choques haya habido transferencia biológica que, además, haya podido pervivir en el tiempo. «Aunque la transferencia extraterrestre de moléculas orgánicas de fuentes de meteoritos es muy probable y, de hecho, se observa en nuestro propio análisis de meteoritos terrestres, la transferencia de microbios de fuentes similares no tiene el mismo peso de evidencia», explica, por su parte, Heather Graham, geoquímica orgánica del Centro Goddard.

En cuanto al otro escenario que se contempla, el de una vida microbiana llevada involuntariamente por los humanos, los investigadores reconocen que, si no ha ocurrido ya, es muy posible que acabe pasando. «Pronto tendremos 50 años de historia de humanos y sus objetos en la superficie sin requisitos estrictos con respecto a la contaminación directa», dicen, por un lado, los investigadores, para quienes las personas son el «vector más probable [de microbios]» por encima de los impactos cósmicos.