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Fotograma del Grand Prix, Montesinos contra Tineo

Ciencia

Grand Prix, Humor amarillo... ¿Por qué nos reímos cuando alguien se cae?

El objetivo de los programas de entretenimiento no es otro que el de provocar risas y sorprender al público con situaciones inesperadas y alocadas

Observar como una persona se desploma por el suelo suele provocar la carcajada general de las personas que lo ven. De hecho, es uno de los tipos de humor más universales que se dan en los programas de entretenimiento. Estas caídas ajenas hacen que los espectadores se rían, pero ¿por qué nos hacen tanta gracia estas situaciones? La ciencia ha conseguido dar respuesta a esta incógnita.

Los expertos llevan siglos tratando de averiguar qué mecanismo activa semejante reacción en los seres humanos. Asimismo, numerosos programas no tan actuales como Charlie Chaplin, ya conseguían en el pasado la sonrisa y carcajada de muchos. Eso sí, todo el mundo asimila que para que algo te provoque una carcajada, tiene que superar cierto umbral de incomodidad.

Al mismo tiempo, el principal objetivo de los programas en los que los participantes tienen que enfrentarse a diferentes pruebas, no es otro que el de provocar risas y sorprender al público con situaciones inesperadas y alocadas. Algunos filósofos como Schopenhauer, han propuesto esa súbita percepción de que algo no cuadra como respuesta a semejante reacción por parte del ser humano.

Asimismo, un estudio ha demostrado que nuestro cerebro también busca en el rostro de la persona que tropieza información sobre la gravedad de la caída antes de reírse sin parar. Hablamos de la teoría de la incongruencia, ya que caerse no es lo que toca en el curso normal de la vida, es inesperado. La obra El mundo como voluntad y representación, del filosofo alemán, explica que «la risa no tiene otra causa que la incongruencia repentinamente percibida entre un concepto y el objeto real que por él es pensado en algún respecto, y es solo expresión de tal incongruencia».

Varias claves que influyen en ello

En el siglo XX, el psiquiatra norteamericano William F. Fry, avaló esta teoría. Este especialista en la ciencia que estudia los efectos de la risa, llegó a la conclusión de que hay varias claves que contribuyen a estas reacciones. Entre ellas se encuentran que esperamos una cosa y sucede otra o que a la víctima del batacazo no le ha pasado nada grave y que no la conocemos de nada.

Para terminar, un estudio elaborado por el departamento de Psicología de la Universidad de Milano-Bicocca, confirmaba que nuestro cerebro también busca y se fija en la gravedad de la caída antes de partirse de risa. Según la hipótesis que formulan los científicos italianos, el elemento que más proporciona un carácter cómico es la expresión facial de las víctimas, por lo que la reacción del observador únicamente será reír si encuentra en el otro una cara divertida de desconcierto y no una expresión de dolor o enfado.