La NASA encuentra «elementos básicos para la vida» en la muestra obtenida del asteroide Bennu
Los primeros análisis de la muestra obtenida del asteroide Bennu han encontrado agua y carbono en ella, según ha revelado este miércoles el administrador de la NASA, Bill Nelson, en la presentación de los resultados.
«Es justo lo que queríamos encontrar –ha dicho Nelson–. Son elementos cruciales en la formación de nuestro propio planeta. Y nos ayudarán a determinar el origen de los elementos que podrían haber dado lugar a la vida».
La convocatoria, celebrada en el Centro Espacial Johnson de Houston (Texas), adonde fueron trasladadas las partículas recolectadas tras su llegada a la Tierra el pasado 24 de septiembre, estaba marcada en rojo en el calendario científico. Por primera vez, se desvelaría el contenido de la muestra más cuantiosa jamás obtenida de un asteroide.
Y no ha decepcionado. Porque, como ha subrayado Nelson, su estudio llenará páginas actualmente en blanco sobre los misterios de cómo se formó el sistema solar, así como del proceso por el cual surgió la vida en la Tierra.
La NASA analizará a fondo la muestra durante los próximos dos años, tras lo cual cederá una pequeña parte a otros laboratorios. El grosor, no obstante, permanecerá en su poder para que futuras generaciones con herramientas más avanzadas puedan extraer más información sobre su contenido.
Según ha especificado Nelson, un 5 % de los 250 gramos obtenidos de la muestra es carbono. «El primer análisis muestra abundante agua en forma de minerales arcillosos hidratados, así como carbono tanto en forma de minerales como de moléculas orgánicas», ha desgranado.
Labores en Houston
Desde su aterrizaje en un polígono militar de Utah y su posterior traslado a Houston, los expertos de la NASA en el Centro Espacial Johnson han estado separando cuidadosamente los fragmentos de material rocoso que encontraron no sólo dentro de la cápsula sino también en el exterior, en torno a la tapa, y en el fondo de la cápsula que los transportaba.
Vanessa Wyche, la directora del Centro Johnson, explicó que los científicos e ingenieros «han trabajado durante años en el desarrollo de guantes y herramientas especializadas para mantener prístino el material del asteroide».
En su labor, los científicos han tomado imágenes por escaneo con un microscopio de electrones, como también mediciones con luz infrarroja, difracción con rayos X, y han hecho análisis de los elementos químicos. Además, también se usó una tomografía por rayos X computadorizada en la producción de un modelo tridimensional de una de la partículas que resalta su interior diverso, recoge Efe.
Los científicos eligieron Bennu como objetivo de la misión porque es relativamente rico en moléculas orgánicas y, además, tiene una órbita conocida, lo que facilitó que la nave nodriza OSIRIS-REx pudiera acercarse para obtener muestras. Descubierto en 1999, se cree que Bennu se formó hace unos 4.500 millones de años a partir de fragmentos de un asteroide mucho más grande tras una colisión. Mide medio kilómetro de diámetro y su superficie negra y rugosa está llena de rocas grandes.
La misión OSIRIS-REx, con un costo de 1.200 millones de dólares, fue lanzada en 2016 y no llegó a Bennu hasta 2018. Tras cartografiarlo y estudiarlo durante dos años, realizó la extracción en 2020, tras lo cual emprendió su viaje de regreso a la Tierra.