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La nave espacial Starship, de SpaceX, durante su ascenso, el pasado abrilAFP

El segundo lanzamiento de la nave Starship, que explotó en abril, podría ser este mismo viernes

SpaceX, de Elon Musk, acota la ventana de despegue, a expensas de obtener los permisos necesarios de las autoridades

El segundo lanzamiento de Starship, la mega nave espacial que llevará a los primeros astronautas de regreso a la superficie lunar por primera vez en cinco décadas, está cada vez más cerca.

SpaceX, la compañía espacial de Elon Musk y desarrolladora de la nave, ha acotado el inicio de la ventana de despegue a este mismo viernes, lo que significa que la nueva prueba podría tener lugar a partir de ese día. La semana pasada, la empresa anunció por sorpresa que el lanzamiento podría tener lugar «a mediados de noviembre», tan pronto como obtuviera todos los permisos requeridos de las autoridades estadounidenses.

La firma sigue a expensas de recibir esas autorizaciones, pero la concreción de una fecha sugiere que la obtención es inminente y, por tanto, el test también lo es. El hecho de que SpaceX acabe de instalar los explosivos que componen el sistema de terminación de vuelo del cohete y que haya solicitado el cierre tanto de la carretera que pasa por la plataforma de lanzamiento (en Boca Chica, Texas) como del espacio marítimo y aéreo del Golfo de México sugieren que es cuestión de días.

En estos momentos, la nueva prueba de Starship solo depende del visto bueno del Servicio de Pesca y Vida Silvestre, que supervisa que la potencia del despegue no suponga daños al medio ambiente como ocurrió durante el primer lanzamiento, el pasado 20 de abril.

En aquella ocasión, la fuerza de propulsión de los 30 de 33 motores Raptor que se encendieron destruyeron parcialmente la plataforma de lanzamiento de Starbase, la base espacial construida ad hoc por SpaceX para la Starship en Boca Chica (Texas). Decenas de cascotes de hormigón salieron disparadas en todas las direcciones y una gigantesca tormenta de polvo y arena barrió los humedales de los alrededores. Tres minutos más tarde, la nave se autodestruyó en el aire sobre el Golfo de México al no lograr desacoplarse la segunda etapa de la primera cuando se encontraba a 40 kilómetros de altura (la nave tenía previsto llegar a los 250).

Kindelán

A lo largo de estos meses, Musk y su equipo han acometido hasta «mil» ajustes y cambios -entre los 67 que le encomendó la Administración Federal de Aviación, responsable de emitir la licencia de vuelo-, incluyendo la modificación Control de Vector de Empuje (que se incendió durante el ascenso, lo que provocó que tres de los 33 motores del cohete Super Heavy que propulsa la nave fallaran) y del mecanismo de separación de etapas o la instalación de una plataforma de agua a presión para sofocar la potencia de fuego de los motores. Según el magnate e ingeniero sudafricano, las probabilidades de que este lanzamiento salga bien son mucho más altas ahora, pero el desenlace no se conocerá hasta llegado el momento.

El nuevo intento seguirá el mismo recorrido trazado en abril: tras alcanzar la órbita, la nave pasará 90 minutos en movimiento antes de caer cerca de la isla de Kauái (Hawái). Por su parte, tras separarse, el cohete Super Heavy realizará una maniobra de amerizaje controlado sobre el Golfo de México.

La más grande

Con 120 metros de altura, la Starship está compuesta de dos partes: la etapa de propulsión Super Heavy con sus 33 motores Raptor, y la nave espacial en sí, que por extensión da nombre a todo el cohete. Es el vehículo más grande y potente construido hasta ahora, y será el que, si no hay contratiempos, transportará a los astronautas de la misión Artemis 3 de la NASA, que realizará el primer alunizaje desde 1972 no antes de diciembre de 2025.

La hoja de ruta hasta ese punto, sin embargo, es larga y exigente, incluyendo un aterrizaje exitoso sin tripulación en la Luna para que la NASA dé su visto bueno y permita que sus astronautas se suban a bordo de manera segura.

Con Starship, que como el resto de cohetes de SpaceX tiene vocación de ser reutilizable, Elon Musk aspira a llegar a Marte, una de sus grandes obsesiones, pero también pretende hacerla rentable mediante el transporte de carga al espacio o realizar vuelos con ella a cualquier parte del planeta en menos de una hora.