El cohete Starship de SpaceX vuelve a explotar, aunque logra avances respecto al primer lanzamiento
Esta vez, las dos etapas sí han conseguido separarse, a diferencia de lo que ocurrió en abril
La nave espacial Starship, de SpaceX, no ha conseguido completar su prueba de vuelo por segunda vez en siete meses, aunque ha logrado avances significativos respecto al primer intento, el pasado abril.
En esta ocasión, la segunda etapa del vehículo sí ha conseguido separarse de la primera, lo que significa que ha superado el punto crítico que precipitó su autodestrucción deliberada el pasado 20 de abril. No obstante, minutos más tarde, ninguna de las dos partes ha logrado los objetivos previstos, por lo que se ha activado el sistema de terminación de vuelo que ha desintegrado ambas partes, según ha comunicado SpaceX en su retransmisión.
Al igual que en el primer lanzamiento, la compañía fundada y presidida por Elon Musk ha celebrado como un éxito los resultados obtenidos.
Entre estos logros, por ejemplo, se incluye el hecho de ninguno de los motores Raptor que impulsan la nave hayan sufrido averías que los hayan dejado inutilizados durante el aceso, lo que ha permitido que el aparato haya despegado desde la plataforma de lanzamiento, en Boca Chica (Texas), con toda su potencia.
Asimismo, el mecanismo de separación de etapas, totalmente modificado respecto al del primer intento, ha funcionado con éxito al permitir que las dos fases del cohete (el prototipo de Starship propiamente dicho del cohete Super Heavy que lo impulsaba) se desunan.
Tras completar la separación, la primera etapa -es decir, el cohete o propulsor-, que debía realizar una maniobra para amerizar de manera controlada sobre el Golfo de México, ha sido autodestruido. La Starship, por su parte, ha proseguido durante varios minutos el vuelo, llegando a alcanzar una altura aproximada de 150 kilómetros antes de perder la señal. Los ingenieros creen que la nave, que ha conseguido volar en solitario por primera vez, sufrió una autodetonación y estudiarán ahora todo lo ocurrido para un próximo lanzamiento.
La prueba completa debía tener una duración de 90 minutos, durante la cual la Starship debía alzarse a 250 kilómetros hasta alcanzar la órbita y posteriormente caer en aguas del Pacífico cerca de Hawái.
A lo largo de sus 21 años de vida, SpaceX ha afrontado sucesivos fracasos antes de lograr sus objetivos
La Starship es el vehículo elegido por la NASA para realizar los primeros alunizajes tripulados desde 1972, un escenario que ocurrirá en cualquier caso no antes de finales de 2025. Se trata de un vehículo que aspira a ser reutilizable, la única forma, según la filosofía de Musk, de que algún día la humanidad logre colonizar Marte, una de las grandes obsesiones del magnate sudafricano.
A lo largo de sus 21 años de vida, SpaceX, una empresa regida por la política de «probar, fallar, aprender y repetir» que sigue Musk, ha afrontado sucesivos fracasos en todos sus cohetes Falcon antes de lograr sus objetivos. A día de hoy, es la compañía privada espacial más importante del mundo y de ella dependen prácticamente todas las operaciones orbitales llevadas a cabo actualmente.