Los lobos de la catástrofe de Chernóbil desorientan a los científicos al desarrollar inmunidad al cáncer
Los cánidos de la zona han generado una mutación genética que les protegería contra la radiación que provocó el accidente nuclear
Desde la catástrofe nuclear de la central de Chernóbil en 1986, una amenaza hostigó a los habitantes de la zona. Los efectos de la radiación que aquel accidente provocó fueron desde diferentes tipos de cáncer a las mutaciones pasando por la leucemia. Miles de residentes y trabajadores dedicados a clausurar la central sufrieron el alcance de dosis muy altas.
Sin embargo, los lobos que desde entonces deambulan por los páramos de Chernóbil han ido desarrollando un 'superpoder' que desorienta a los científicos que los estudian. Lejos de lo que cualquiera podría suponer, es decir, que estos mamíferos también sufrirían las consecuencias de quedar expuestos a la radiación, parece ser que sus sistemas inmunitarios muestran a día de hoy una resistencia al cáncer.
Esa es al menos la vía que están investigando los expertos de la ZEC (Zona de Evacuación de Chernóbil), según un reportaje del Daily Mail. Un hallazgo que abriría una esperanza para que estos resultados puedan utilizarse posteriormente para encontrar curas humanas para el cáncer.
Evolución ante la radiación
Desde la tragedia, la zona fue evacuada para poder escapar de los efectos devastadores. La no presencia humana en varios kilómetros a la redonda para escapar de los altos niveles de radiación permitió que la fauna floreciera y prosperara, a pesar de las circunstancias.
Es habitual encontrar en los alrededores osos pardos, jabalíes, alces, ciervos y mapaches. Doscientas especies de aves les acompañan. Pero son los llamados ‘lobos mutantes’ los que han captado la atención de los investigadores.
En el año 2014, Cara Love, bióloga de la Universidad de Princeton, comandó un equipo de científicos que se propuso saber cómo los animales habían podido sobrevivir a tamaña exposición cancerígena.
Mediante muestras de sangre y collares GPS con dosímetros de radiación, obtuvieron mediciones en tiempo real tanto de su ubicación como su nivel de exposición al peligro. Así pudieron conocer las diferencias genéticas entre el ADN de los lobos ya mutados, es decir, los que permanecen en la ZEC, y los que estaban fuera de ella.
Los análisis ofrecieron una conclusión: varios de los genes de los animales expuestos mostraban mutaciones, lo que sugiere que han evolucionado de manera que son capaces de protegerse de la radiación.
Se espera que este descubrimiento allane el camino para que los expertos identifiquen mutaciones en humanos que reduzcan el riesgo de cáncer.