Fundado en 1910

El Sol

¿Hay un agujero negro dentro del Sol?

Una investigación explora si existen realmente las llamadas estrellas de Hawking

Se conoce como estrella de Hawking a la idea –formulada por el difunto físico británico Stephen Hawking– de que tras el Big Bang se formaron numerosos agujeros negros primordiales en el interior de algunas estrellas a partir de perturbaciones en la densidad del universo temprano.

Aunque se desconoce si son reales o, por el contrario, una mera conjetura fallida, algunos científicos han tratado de resolver el misterio.

Ha sido el caso, por ejemplo, de un grupo de astrónomos dirigido por Earl Bellinger, del Instituto Max Planck de Astrofísica de Garching (Alemania), que en una reciente investigación publicada en The Astrophysical Journal utilizó un modelo astrofísico para simular la evolución de diferentes variantes de estrellas de Hawking, incluida una estrella como nuestro Sol.

La conclusión que sacan es que una estrella así sería difícil de identificar desde el exterior, siempre, claro, que la masa de ese supuesto agujero negro interior no supere cierto límite. Así, cabría la posibilidad de que nuestro sol tuviera un agujero negro del tamaño de Mercurio, sin que por ello lo advirtiéramos necesariamente.

Según explican los investigadores, un agujero negro muy pequeño encerrado en el núcleo solar cambiaría la densidad, las tasas de fusión y la propagación de ondas sonoras de nuestra estrella en condiciones insignificantes e inferiores al uno por ciento, razón por la sería «indistinguible de una estrella normal».

Paradoja

Paradójicamente, y esto es lo más chocante de todo, la existencia de un agujero negro escondido en el interior del Sol consumiría lentamente su masa, pero al mismo tiempo prolongaría su vida.

Esto se debe a que ese 'canibalismo' interno resultaría en el enfriamiento del núcleo solar y la detención de las reacciones de fusión. En paralelo, también permitiría que más material solar cayera en el agujero negro, liberando energía que compensaría parcialmente la energía perdida por la falta de fusión nuclear. En lugar de los 5.000 millones de años de existencia que, se calcula, le quedan al Sol, un agujero negro interior podría extender su esperanza de vida hasta los 8.000.

Se trata, en cualquier caso y como decíamos al principio, de una mera hipótesis, puesto que hoy por hoy no hay modo de comprobarlo. Aún así, el equipo apunta que sería más sencillo identificar una estrella de Hawking en sus últimas etapas, puesto que las señales para detectarlas serían más claras.