Observan un planeta que desafía nuestra comprensión del universo
Los científicos señalan que el hallazgo amplía los márgenes de la búsqueda de vida extraterrestre
El acoplamiento de marea es un fenómeno gravitacional por el cual la fuerza gravitatoria de un cuerpo celeste distorsiona la forma de otro. En el caso más familiar para nosotros, el de la Luna y la Tierra, la gravedad del satélite ejerce una fuerza de atracción sobre nuestro planeta que implica que el agua de los océanos se eleve hacia ella en su lado más cercano, dando lugar de esta forma a las mareas.
Este fenómeno, sin embargo, no solo afecta al agua, sino que también puede tener efectos en la estructura y la rotación de los cuerpos involucrados. Volviendo al caso de la Luna, esto supone que, al tiempo que orbita la Tierra, vaya rotando sobre sí misma, de tal forma que la cara que vemos es siempre la misma, mientras que la opuesta está condenada a permanecer oculta in aeternum.
Por primera vez, un grupo de científicos ha descubierto un exoplaneta acoplado por marea a su estrella, lo que confirma que no es algo que le ocurra solo a los satélites.
Se trata, en concreto, de la supertierra LHS 3844b, descubierta en 2019 y situado a unos 49 años luz del sistema solar. Con una masa 2,25 veces la de la Tierra y un diámetro 1,3 veces superior, orbita a su estrella cerca, a 0,00622 unidades astronómicas (UA) de distancia (1 UA equivale a la distancia entre la Tierra y el Sol). En total, tarda medio día en completar una órbita y, tras las averiguaciones realizadas ahora, también en rotar.
Para realizar el descubrimiento, el equipo –que publica su trabajo en la revista The Astrophysical Journal– creó una simulación térmica del planeta y comparó ese modelo con las observaciones en espectro del mismo infrarrojo obtenidas por el telescopio orbital Spitzer.
Al hacerlo, comprobaron si las observaciones se ajustaban más a un planeta en el que la energía solar se reparte entre distintos puntos de su geografía o si por el contrario encaraba siempre igual a su estrella.
En cuanto al propio planeta, se trata de un mundo de lava, y aunque a pesar de que es por tanto hostil para la vida, los científicos señalan que el descubrimiento de planetas acoplados a sus estrellas amplía los márgenes de la búsqueda de vida extraterrestre.
En concreto, la zona que más llama la atención a los expertos es la que apodan como «zona terminator», el cinturón crepuscular que se encuentra en un eterno amanecer o anochecer, en función de la cara.