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Recreación de una colisión satelitalCopilot

Dos satélites, a punto de chocar y provocar una reacción en cadena catastrófica: «Fue aterrador»

La aproximación fue mucho más cercana que la estimada en un primer momento

«Estábamos aterrados», resumió la semana pasada Pam Melroy, administradora adjunta de la NASA, durante su intervención el 39º Simposio Espacial –uno de los principales eventos del sector en todo el mundo– celebrado en Colorado (EE.UU.).

Melroy, que también fue astronauta de la agencia durante 15 años, describía en ese momento un conato de desastre ocurrido el pasado 28 de febrero, cuando dos satélites estuvieron a punto de colisionar al pasar a solo diez metros el uno del otro.

El incidente tuvo lugar, según el relato de la funcionaria, cuando el satélite espía ruso Cosmos 2221 se aproximó al satélite Timed (acrónimo en inglés de ‘Energía y Dinámica de la Termosfera, la Ionosfera y la Mesosfera’) de la NASA, que se encarga de monitorizar dichas capas de la atmósfera terrestre.

Aunque la NASA –dijo Melroy– sabía que ambos orbitarían cerca y el movimiento se estaba supervisando en colaboración con el Departamento de Defensa, la proximidad del acercamiento –que estimaban en unos 20 metros– fue mucho mayor de la esperada.

«Fue muy impactante, tanto personalmente como para la comunidad internacional. Si los dos satélites hubieran colisionado, habríamos visto cómo se generaban escombros y diminutos fragmentos a velocidades de hasta 16.000 kilómetros por hora, a la espera de impactar contra otra nave espacial y poner potencialmente en peligro vidas humanas», describió la administradora.

Síndrome de Kessler

Ese escenario, que afortunadamente no llegó a producirse, es lo que se conoce como síndrome de Kessler, una hipotética reacción en cadena producida por un choque entre dos objetos en órbitas saturadas como la órbita baja terrestre (LEO), donde se encuentran 5.000 de los más de 9.000 satélites enviados al espacio por el ser humano, amén de un alto volumen de basura espacial.

Propuesta por el científico Donald J. Kessler en la década de los 70, la teoría en sí sugiere que la cantidad de objetos en la LEO es directamente proporcional a la probabilidad de que se produzca una colisión.

Entre las propuestas planteadas para mitigar este problema se incluyen la eliminación controlada de desechos, el diseño de naves espaciales más robustas y una regulación más restrictiva sobre el lanzamiento de satélites.

Con el imparable aumento de desechos y objetos en órbita, la preocupación por que un incidente de este tipo acabe ocurriendo se ha incrementado considerablemente en los últimos años.