Erebus, el curioso volcán de la Antártida que expulsa oro por valor de 6.000 euros todos los días
Descubierto en 1841, lleva activo 1,3 millones de años
No son pocos los rasgos distintivos por los que se caracteriza el monte Erebus. Situado en la isla antártica de Ross, este volcán mide 3.794 metros y es el segundo más alto del continente. No solo eso: es también el volcán activo más austral de la Tierra y, dentro de la propia Antártida, el que tiene la mayor altura de cuantos tienen actividad.
Pero si hay algo por lo que Erebus ha ganado atención mediática es nada menos que el hecho de que, en sus erupciones, expulsa oro. Unos 80 gramos diarios, según mediciones realizadas hace años, cuyo valor actual equivale a unos 5.500 euros.
La mala noticia (por si alguien ya estuviera pensando en emprender una ruta del oro al más puro estilo ‘Lejano Oeste’) es que las partículas lanzadas caen, como es lógico, de forma muy disgregada: concretamente, las expulsiones se miden en micrómetros, la milésima parte de un milímetro.
Una ligereza que, de hecho, hace que las partículas puedan desplazarse a distancias de hasta 1.000 kilómetros desde el cráter, según informa el portal IFLScience, que cita un estudio realizado por el Instituto de Minería y Tecnología de Nuevo México (EE.UU.) en los años 90 y publicado en la revista Geophysical Research.
El motivo geológico por el que se produce la expulsión de oro es el emplazamiento del volcán, que está situado en una zona en la que la corteza terrestre es especialmente delgada, lo que facilita que el magma fluya a través de las fallas y se liberen a diario bolsas de gas con este metal. Ocasionalmente, en las menos habituales erupciones de tipo estromboliano, el Erebus arroja rocas de proporción variable.
Descubierto en 1841 por el explorador británico James Clark Ross (cuyo barco llevaba el mismo nombre que el volcán, de ahí que se llame igual), el Erebus lleva activo 1,3 millones de años.
En noviembre de 1979, el monte también saltó a los titulares de la prensa mundial cuando un vuelo de la aerolínea neozelandesa Air New Zealand se estrelló contra una de sus laderas. Las 257 personas que iban a bordo (237 pasajeros y 20 miembros de la tripulación) murieron en el accidente.