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La empresa española seleccionada por Europa para crear la primera tecnología que eliminará la basura espacial

GMV presenta en su sede en Madrid este aparato y otras dos ideas en las que también trabaja: una gasolinera espacial y un robot para ensamblar estructuras en órbita

A estas alturas, pocos ya lo dudan: el futuro, probablemente, se decidirá en el espacio, razón por la que dominarlo y pugnar por sus recursos será una de las mayores prioridades de las generaciones venideras.

Algunos de los riesgos y desafíos que conlleva la conquista de esta nueva frontera son ya una realidad. En la primera categoría, uno de los principales peligros es la acumulación de basura espacial, que entorpece las observaciones astronómicas y pone en riesgo a los objetos operativos en la órbita terrestre. En cuanto a los retos, alargar al máximo la vida útil de los satélites u objetos lanzados resulta esencial para permitir una mayor optimización de los recursos necesarios para construirlos. Todo ello obedece en definitiva a una misma meta: la sostenibilidad.

En el marco de este propósito, la Agencia Espacial Europea (ESA) ha elegido a la tecnológica española GMV para el desarrollo de un sistema que garantice la eliminación de los satélites que hayan cumplido la misión que una vez les fue encomendada. No de todos los que pululan actualmente en órbita y engrosan esta categoría, pero sí de, al menos, aquellos que lance a futuro la ESA.

El sistema, que fue presentado este jueves a la prensa en la sede de GMV en Tres Cantos (Madrid), se llama 'Cat' y funciona como una tecnología robótica capaz de 'engancha' un satélite y llevarlo hacia la atmósfera, asegurando de esta manera su destrucción mediante calcinamiento. En total, consta de seis brazos y una garra que puede atrapar al satélite en desuso a eliminar. GMV, que lleva 18 meses trabajando en ella, ha gastado hasta ahora un millón de euros en su desarrollo y deberá demostrarla entre 2027 y 2028, si todo va bien. La idea del proyecto piloto es que cuatro de los seis próximos satélites europeos de observación Copernicus, que serán lanzados en los próximos años al espacio, lleven incorporado la infraestructura que los permita ser agarrados por Cat.

La idea de desarrollar algo así obedece a una nueva normativa de la ESA que obliga a que los satélites se destruyan en un máximo de cinco años desde el final de su vida útil, en lugar de los 25 requeridos anteriormente. Hasta la fecha se han lanzado al espacio más de 17.000 satélites, de los que 11.500 siguen en órbita pero solo 9.000 están aún operativos. Esto deja, por tanto, una diferencia de 2.500 satélites fuera de servicio, con el estorbo que su presencia conlleva a largo plazo.

Además de Cat, Mariella Graziano, directora de estrategia y desarrollo de negocio de Ciencia, Exploración y Transporte de GMV, mostró en la cita otras dos tecnologías, aún en fase embrionaria, en las que también trabajan.

El primero de ellos se llama 'Assist', y la empresa lo define como «la primera y más avanzada iniciativa europea encaminada a la estandarización de las interfaces de reabastecimiento de combustible de satélites». Se trataría, en lenguaje llano, de una especie de gasolinera espacial con la que abastecer a los vehículos y alargar de esta forma su vida útil.

Maqueta del robot 'Assist', planteado como un surtido espacial de reabastecimientoEl Debate

El tercero y último, llamado 'Mirror', es un robot de ensamblaje con múltiples brazos para montaje en órbita de estructuras como antenas o, incluso, un huerto solar de grandes dimensiones.

El proyecto de robot ensamblador 'Mirror'GMV

Ambas tecnologías son a más largo plazo que Cat, precisan desde la compañía.

«Al igual que cuidamos el ecosistema marino o los bosques, es imprescindible proteger el espacio si queremos seguir utilizándolo en el futuro. No somos conscientes de que dependemos de los satélites. Cada uno de nosotros interaccionamos con alrededor de 100 satélites al día y estos nos proporcionan servicios imprescindibles de observación de la tierra, meteorología, telecomunicaciones, navegación por satélite, geoposicionamiento, transferencias bancarias, etc. por lo que el espacio se postula como un nuevo ecosistema a proteger», expone GMV en un comunicado.