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La AMAS se extiende por gran parte de Hispanoamérica

La extensa región de la Tierra donde hay una anomalía magnética en expansión

Su existencia conlleva ciertos peligros, pues desprovee a los satélites y astronautas de la protección contra la radiación

El campo magnético de la Tierra es un escudo invisible que se extiende desde las entrañas del planeta hasta el espacio a través de un proceso llamado geodinamo, por el cual el movimiento de hierro fundido en el núcleo externo terrestre crea corrientes eléctricas que generan el campo en cuestión.

Su valor es incalculable, y sin él la vida en la Tierra no hubiera podido desarrollarse. Gracias a él, la mayor parte de la radiación cósmica y solar se desvía o queda atrapada, pero no solo eso: también permite a muchas especies animales orientarse durante sus migraciones, protege los satélites y otros equipos en órbita, arroja pistas que permiten anticipar o mitigar los efectos de las tormentas solares e incluso constituye el principal elemento por el que se guían las brújulas.

Su intensidad, sin embargo, no es homogénea en toda la Tierra, ya que es más fuerte en los polos y más débil en el ecuador. Pero además de esto, hay una región que se extiende de Hispanoamérica al sur de África donde su área de influencia es todavía menor. Y, por si fuera poco, se amplía a un ritmo de unos 20 kilómetros al año, según han descubierto determinadas mediciones.

Los científicos la llaman Anomalía Magnética del Atlántico Sur (AMAS) y su existencia, como cabe imaginar, conlleva ciertos peligros: al haber menos protección contra la radiación espacial, las partículas cargadas que en condiciones normales atrapa el campo magnético se aproximan más a la superficie del planeta, lo que puede aumentar la exposición a ellas de los satélites y los astronautas que pasen por esa zona.

Origen

Las causas de esta anomalía se atribuyen a irregularidades en el núcleo externo que hacen que las corrientes de hierro fundido que generan el campo magnético no sean uniformes, lo que da lugar a variaciones en la fuerza del escudo.

Aunque la AMAS no tiene impacto sobre la salud humana, entenderla y estudiarla proporciona información de gran valor sobre el campo magnético y su evolución en el tiempo, así como la prevención de sus efectos tecnológicos. En este sentido, los operadores de satélites, que adoptan medidas de precaución especiales cuando sus dispositivos transitan por ella, llevan tiempo explorando soluciones, como el desarrollo de satélites más resistentes a la radiación o el trazado de nuevas rutas que eviten pasar por la AMAS.