Los científicos españoles que han sonado en los últimos años para el Nobel
El último fue Severo Ochoa en 1959
Más de 60 años de vacío pesan sobre la ciencia española desde la última vez que un científico patrio recibió un Premio Nobel, aunque fuera trabajando en el extranjero. En 1959, el asturiano Severo Ochoa recogió el galardón de la Academia Sueca en la categoría de Fisiología o Medicina junto al estadounidense Arthur Kornberg por las investigaciones que les permitieron desentrañar «los mecanismos en la síntesis biológica del ADN». Desde entonces, han sonado algunos nombres como posibles candidatos, sin llegar nunca a materializarse nada. Son, entre otros, los siguientes.
Pablo Jarillo-Herrero
Tiene su propio equipo, y con él realizó hace seis años el hallazgo más importante de su carrera: el llamado ángulo mágico del grafeno. Gracias a este descubrimiento, se supo que apilar las capas de grafeno con un cierto ángulo le otorga al material propiedades radicalmente diferentes.
Juan Antonio Cirac
«Según sus teorías, el ordenador cuántico revolucionará el mundo de la información, y será posible asimismo una comunicación más eficaz y una mayor seguridad en el tratamiento y en la transmisión de datos», resume su ficha en la Fundación Gadea Ciencia, a la que pertenece.
Avelino Corma
Puedes leer aquí la entrevista que le hizo El Debate el año pasado.
Francis Mojica
Las investigaciones realizadas por Mojica en dicho campo en los años 90 fueron clave para la eventual consecución de dicha tecnología. Sin embargo, nunca recibió un respaldo económico de la administración española para impulsarla, por lo que su nombre no logró nunca el reconocimiento que a la postre sí terminarían teniendo Charpentier y Doudna.