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19 de septiembre de 2024

Los expertos creen que el cráter encontrado fue causado por un asteroide de 400 metros de ancho

Un meteorito dirigiéndose hacia la TierraGTRES

Restos del asteroide contra el que impactó una nave de la NASA en 2022 podrían llegar a la Tierra en unos años

La misión DART fue la primera operación diseñada por el ser humano que desvió un objeto espacial

La posibilidad es real, aunque en principio no entrañaría un gran riesgo: algunas de las partículas desprendidas del asteroide Dimorphos, contra el que una sonda de la NASA impactó en 2022 con la intención de desviarlo, podrían alcanzar la Tierra en unos años.

Un equipo de investigadores, españoles en su mayor parte, dirigido por Eloy Peña-Asensio, del grupo de Investigación y Tecnología de Astrodinámica del Espacio Profundo (DART) del Instituto Politécnico de Milán, ha determinado que algunos de los meteoritos (un concepto cuyo tamaño, cabe resaltar antes de entrar en pánico, puede ser de milímetros a unos pocos centímetros, como parece ser el caso) eyectados a consecuencia de la colisión podrían llegar a las órbitas de Marte –como ya vaticinó otro estudio hace unos meses, aunque con un pronóstico distinto– y la Tierra en un periodo que oscilaría entre siete y treinta años, según los cálculos realizados.

Para el estudio, disponible en la plataforma arXiv y que será publicado próximamente en la revista científica The Planetary Science Journal, los investigadores –Michael Küppers, del Centro de la Agencia Espacial Europea (ESAC) en Madrid; Josep Maria Trigo-Rodríguez, del Instituto de Ciencias del Espacio (ICE-CSIC); y Albert Rimola, de la Universidad Autónoma de Barcelona, además del propio Peña-Asensio– se basaron en datos obtenidos por el satélite Light Italian CubeSat for Imaging of Asteroids (LICIACube).

En septiembre de 2022, tras un año de viaje, la sonda DART (en español, siglas de Prueba de Redireccionamiento de Asteroide Binario) llegó al sistema asteroidal Didymos-Dimorphos, formado por un cuerpo pequeño (Didymos) que orbitaba a otro más grande (Dimorphos).

La intención de la misión era comprobar los efectos de desviar un asteroide al impactar contra él en caso de que un objeto así se dirigiese a la Tierra y pusiese en peligro la civilización. El resultado fue considerado más exitoso incluso que lo estimado en un primer momento. A la sonda ‘kamikaze’ le acompañó LICIACube, un dispositivo del tamaño de una caja de zapatos encargado de realizar un análisis observacional del impacto.

Lo que llegará a la Tierra no pasará de lluvia de meteoros, según los investigadores

Con los datos recabados por LICIACube, el equipo pudo así determinar las condiciones iniciales de los tres millones de materiales eyectados (incluidas sus trayectorias y velocidades, que van desde unas pocas decenas de metros por segundo a unos 500 m/s). Posteriormente, el equipo utilizó las supercomputadores de la Instalación de Navegación e Información Auxiliar (NAIF) de la NASA para simular lo que sucederá con dichos materiales.

Así, los resultados indicaron que algunas de estas partículas llegarían a la Tierra y Marte en una década o más, dependiendo la velocidad a la que se desplacen. Por ejemplo, las partículas expulsadas a velocidades inferiores a 500 m/s podrían llegar a Marte en unos 13 años, mientras que las expulsadas a a 1,5 km/s (5.400 km/h) o más alcanzarían la Tierra en tan solo siete años. Según sus simulaciones, eso sí, todavía pasarán hasta 30 años antes de que se observen fragmentos de la eyección en la Tierra, aunque lo más probable es que lo que se llegue a ver (si es que se llega a ver algo) no pase de una bonita, pero inofensiva, lluvia de meteoros (la primera, no obstante, creada por el hombre).

Solo el tiempo, y las observaciones futuras, determinarán si finalmente estas lluvias se producen.

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