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Representación de un exoplanetaWikimedia Commons/ESO/M. Kornmesser

Un planeta a 4.000 años luz revela cuál podría ser el sorprendente final de la Tierra

Son dos los posibles destinos que corra nuestro planeta cuando el Sol se apague dentro de unos 8.000 millones de años

Investigadores de varios países han descubierto un planeta rocoso alrededor de una estrella ya muerta que da pistas sobre cómo podría ser la Tierra dentro de unos 8.000 millones de años, cuando se haya «apagado» el Sol, y han lanzado un esperanzador mensaje sobre la supervivencia final de la Tierra.

El planeta se encuentra a unos 4.000 años luz de distancia de la Vía Láctea, y ofrece, según los investigadores, un «anticipo» del destino de la Tierra dentro de miles de millones de años, cuando el Sol se haya convertido en una «enana blanca» (una estrella agotada) y la Tierra, destruida y congelada, haya emigrado más allá de la órbita de Marte.

En la investigación han participado científicos de numerosas universidades y centros de investigación de varios países, liderados por la Universidad de California-Berkeley, y los resultados se han publicado en la revista Nature Astronomy.

Este lejano sistema planetario, que se ha detectado gracias a las observaciones realizadas con el telescopio Keck de 10 metros de Hawái, tiene un aspecto muy similar al esperado para el sistema Sol-Tierra: consiste en una enana blanca de aproximadamente la mitad de la masa del Sol y una compañera del tamaño de la Tierra en una órbita dos veces mayor que la actual de la Tierra.

Los astrónomos, según el extracto facilitado por la Universidad de California a la revista, han apuntado que ese será probablemente el destino de nuestro planeta: el Sol acabará inflándose como un globo más grande que la órbita actual de la Tierra, engullendo a Mercurio y Venus en el proceso.

A medida que la estrella se expanda, su masa decreciente obligará a los planetas a migrar a órbitas más distantes, ofreciendo a la Tierra una pequeña oportunidad de sobrevivir más lejos del sol, y al final, las capas externas de la «gigante roja» (el Sol) desaparecerán para dejar tras de sí una densa enana blanca no mayor que un planeta, pero con la masa de una estrella.

Si para entonces la Tierra ha sobrevivido, probablemente acabará en una órbita dos veces mayor que la actual, han corroborado los investigadores.

El lejano sistema planetario proporciona un ejemplo de planeta que sobrevivió, aunque se encuentra muy lejos de la zona habitable de la tenue enana blanca y es poco probable que albergue vida. No obstante, matizan, sí es posible que tuviera condiciones de habitabilidad en algún momento, cuando su anfitrión aún era una estrella similar al Sol.

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