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Uno de los satélites espía captados por el astrofotógrafoFelix Schöfbänker

Un astrofotógrafo aficionado capta un satélite espía de EE. UU. en los cielos de Austria

Fue lanzado en 2019 y es distinto al modelo más común empleado por el Pentágono

En un firmamento en el que prácticamente cada palmo está siempre vigilado por todo tipo de telescopios, radares y dispositivos (militares, científicos o de aficionados), resulta cada vez más difícil pasar desapercibido, como a algunos gobiernos les gustaría.

Un reciente ejemplo de ello lo recoge el portal Space.com, que cuenta la historia del satélite espía descubierto por el astrofotógrafo Felix Schöfbänker desde Alta Austria, uno de los nueve estados en los que se configura ese país centroeuropeo.

Schöfbänker, que ya ha fotografiado otros objetos similares en el pasado, usó en julio un telescopio Dobsonian de 14 pulgadas para captar la imagen del satélite USA 290, lanzado en 2019 a bordo de un cohete Delta IV y que la NASA describe como «de vigilancia supersecreta, propiedad de la Oficina de Reconocimiento Nacional (NRO)».

Al autor, que compartió las imágenes en la plataforma de astrónomos aficionados AstroBin, le sorprendió tanto el diseño como la órbita de USA 290. Ambas eran diferentes al modelo KH-11, el más común de los satélites espía lanzados por EE. UU.

Diferencias

Así, Schöfbänker señala que, por ejemplo, el satélite fotografiado muestra «un panel rectangular de unos cinco metros de largo». Aunque podría corresponder a un panel solar, el astrofotógrafo señaló que está adosado al satélite, lo que requeriría que toda la nave espacial se moviera para seguir al Sol. Otras hipótesis —añade en declaraciones a Space.com— incluyen un radiador como sistema de enfriamiento, o un conjunto de antenas para inteligencia.

De la misma forma, el autor señala también que, a diferencia de otros satélites que se lanzan a una órbita sincronizada con el Sol en la que el aparato pasa por un punto concreto de la Tierra siempre a la misma hora, el USA 290 sigue «una órbita extraña».

El pasado agosto, Schöfbänker captó también el avión espacial secreto chino Shenlong, y en meses anteriores ha rastreado igualmente otros satélites espía estadounidenses. Junto a él, Marco Langbroek, otro astrofotógrafo, dio recientemente con el avión espacial secreto de EE. UU. X-37, análogo del de China.

«Mis imágenes han revelado cosas que antes no se sabían o sólo se especulaban», dice Schöfbänker, que añade: «No creo que a la mayoría de los países les importe demasiado que aficionados como yo obtengan imágenes de sus naves espaciales, ya que las grandes potencias tienen sus propios observatorios dedicados ello y con mayor presupuesto, por lo que seguramente sus imágenes sean de mejor calidad de las que yo puedo obtener».

Los satélites espía suelen utilizarse para interceptar señales de radio, detectar lanzamientos de misiles, vigilar objetivos o estudiar lugares, entre otras funciones habituales.