Los misteriosos claros que surgen en medio de las selvas africanas: algunos miden como 40 campos de fútbol
Localizados en áreas de tierra blanda y rica en minerales y sal, atraen a numerosos animales en busca de alimento
En las profundidades de la selva tropical africana existen ciertos tipos de claros u oasis sin árboles, localizados en áreas de tierra blanda y rica en minerales y sal, que atraen a numerosos animales en busca de alimento.
Son los llamados «bais», y aunque su formación se relaciona normalmente con el escurrimiento de agua subterránea o procesos de erosión que hace que las áreas ricas en minerales queden al descubierto, lo cierto es que no han sido apenas estudiados en profundidad, en parte debido a que suelen encontrarse en lugares remotos y escondidos.
Un estudio publicado en la revista Ecology ha ofrecido una descripción más detallada sobre este tipo de lugares, cuya extensión puede ser de decenas de campos de fútbol o de solo unos cientos de metros de ancho, y que resultan de gran importancia para la biodiversidad.
En concreto, la investigación, que se ha prolongado durante más de dos años, se centra en la distribución, la composición y la abundancia de los bais a lo largo de casi 13.000 kilómetros cuadrados en el Parque Nacional Odzala-Kokoua, en la República del Congo.
«Los animales se sienten extremadamente atraídos por estos claros gigantes en medio del bosque, incluidos muchos animales en peligro de extinción como el gorila occidental de llanura y el elefante africano de bosque. Estas especies, clave en cuanto a conservación prioritaria, pasarán gran parte de sus vidas básicamente moviéndose entre los claros», señala Evan Hockridge, estudiante de la Escuela de Posgrado de Artes y Ciencias de Griffin en el laboratorio de Andrew Davies, profesor adjunto en el Departamento de Biología Organísmica y Evolutiva de la Universidad de Harvard.
Más abundantes de lo pensado
Mediante un protocolo de teledetección basado en drones y satélites, los investigadores encontraron más de 2.000 bais, muchos más de los 250 contabilizados de forma oficial, aunque en extensión la cifra solo representa un 0,2 % de la superficie de todo el parque nacional.
Además, el equipo descubrió también que los bais, aunque varían en tamaño, suelen estar agrupados, así como que existen diferencias notables en la composición vegetal de aquellos frecuentados por gorilas y aquellos a los que suelen acudir los elefantes, si bien no han obtenido datos certeros sobre la causa de esto.
«Hay una gran necesidad de entender qué está pasando con estos claros, porque son muy importantes para los organismos que estamos tratando de conservar. Nuestro objetivo es entender cómo interactúan los animales con estos claros. ¿Los están creando? ¿En qué medida dependen de ellos? ¿Son estos claros estables a lo largo del tiempo?» se pregunta Hockridge, que ahondará más en estas cuestiones en sus próximas investigaciones sobre los bais, ya que «todavía apenas estamos arañando la superficie de lo que sabemos» sobre las selvas tropicales.