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La rendición de Granada, cuadro de Francisco PadillaCreative Commons

La población del sur peninsular no tiene ADN africano: Al-Ándalus no dejó rastro en los genes españoles

Un estudio sugiere que la influencia norteafricana fue eliminada durante la Reconquista y la posterior expulsión de los moriscos

Los árabes y norteafricanos vivieron en el sur de España durante una época prolongada, en concreto durante ocho siglos hasta 1492, momento en que el último rey nazarí rindió Granada a los Reyes Católicos.

A pesar de esto, estas personas procedentes del norte del continente vecino apenas dejaron huellas genéticas en el sur de la Península. El mayor estudio realizado sobre ADN humano antiguo en la Península Ibérica, publicado en Science hace unos años, reveló nuevos datos sobre las poblaciones que habitaron la región durante los últimos 8.000 años. El trabajo, liderado por investigadores de la Facultad de Medicina de Harvard y del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona, proporcionan una visión más profunda de la huella genética de poblaciones antiguas y colonizadoras, como los griegos, romanos y musulmanes, en los actuales habitantes de la Península.

Uno de los hallazgos más significativos es que hace entre 4.000 y 4.500 años, grupos nómadas procedentes de las estepas de Europa del Este reemplazaron progresivamente el ADN de los ibéricos. Además, se ha constatado que la genética de los vascos ha permanecido prácticamente inalterada desde la Edad del Hierro, hace unos 3.000 años. Otro descubrimiento relevante es que el contacto entre la Península y el norte de África es muy anterior a la llegada de los musulmanes.

El estudio analizó los genomas de 271 personas que vivieron en diferentes épocas de la historia de la península Ibérica. Estos datos se compararon con otros estudios previos que abarcan los genomas de 1.107 individuos antiguos y 2.862 personas modernas. Las muestras fueron recopiladas durante cuatro años a partir de restos dentales y craneales.

Pastores de las estepas

Uno de los descubrimientos más importantes es el impacto genético que tuvo en los ibéricos la llegada de los descendientes de los yamnayas, pastores originarios de las estepas de Europa del Este. Estos descendientes de yamnayas llegaron a la Península hace entre 4.000 y 4.500 años, y en solo 400 años reemplazaron aproximadamente el 40 % de la población local.

El investigador del CSIC, Carles Lalueza-Fox, subraya que hubo sorpresas en este análisis. En particular, se observó que los linajes del cromosoma Y —heredado exclusivamente del padre— presentes en la Iberia del Neolítico tardío fueron casi completamente sustituidos por un linaje de origen estepario (R1b-M269). Esto sugiere que los nómadas procedentes de las actuales Rusia y Ucrania reemplazaron casi totalmente a los hombres que vivían en la región, aunque no hay evidencia de violencia generalizada.

Los investigadores sugieren que esta sustitución genética podría haber ocurrido debido a una preferencia de las mujeres ibéricas locales por los recién llegados, posiblemente debido a la estratificación social que estos grupos nómadas traían consigo. Hoy en día, aproximadamente un 20 % del ADN de los españoles proviene de estos pastores esteparios.

Un ejemplo de este cambio genético se documenta en una tumba de la Edad del Bronce en Castillejo del Bonete (Ciudad Real). El hombre enterrado allí presentaba ascendencia esteparia reciente, mientras que la mujer era genéticamente similar a los ibéricos del Neolítico.

Contacto con el norte de África antes de los musulmanes

Otro hallazgo relevante del estudio es que el intercambio genético entre la península Ibérica y África es mucho más antiguo de lo que se pensaba. Se han encontrado proporciones significativas de genes subsaharianos en dos individuos de hace unos 4.000 años, uno de un yacimiento en Madrid y otro en Cádiz. Estos contactos, aunque esporádicos, dejaron una huella genética en la población ibérica de la Edad del Cobre y del Bronce.

Además, hubo flujo genético desde el norte de África hacia la península en épocas anteriores a la llegada de los musulmanes en el siglo VIII, concretamente durante la época púnica y romana. Por ejemplo, los individuos analizados de la época islámica en Granada, Valencia, Castellón y Vinaroz presentaban un componente genético norteafricano cercano al 50 %, mucho mayor que el 5 % que se observa actualmente. Esta diferencia sugiere que la influencia norteafricana fue eliminada durante la Reconquista y la posterior expulsión de los moriscos.

Finalmente, el estudio también documenta la presencia de genes del este de Europa y ADN mitocondrial asiático en dos individuos visigodos, lo que subraya el impacto de los grandes movimientos migratorios históricos en la Península.

Genética vasca

El estudio también aborda las particularidades genéticas de los vascos, que tienen una lengua preindoeuropea y una cultura única. Se ha descubierto que los vascos actuales son genéticamente muy similares a las personas que vivieron hace unos 3.000 años en la Península. Sin embargo, los vascos no descienden directamente de cazadores-recolectores mesolíticos o de los primeros agricultores, como se había sugerido, sino que también recibieron influencias genéticas de los pueblos de las estepas que extendieron las lenguas indoeuropeas por Europa. De hecho, los vascos tienen una de las frecuencias más altas del cromosoma Y R1b, lo que indica que, aunque su lengua es única, su ascendencia está vinculada a los mismos movimientos poblacionales que afectaron al resto de Europa.

A pesar de esto, los vascos no muestran influencias genéticas significativas de migraciones posteriores, como la de los romanos, griegos o musulmanes, lo que indica un aislamiento de estas culturas.