¿Podemos defendernos de los asteroides?: el impacto de cuatro de ellos pone en entredicho la seguridad planetaria
La llegada de un bólido hace escasos días en Rusia, el cuarto en lo que llevamos de año, ha puesto sobre aviso a la comunidad científica
Un meteorito, calificado como «potencialmente peligroso» cayó el pasado 3 de diciembre en Siberia. El bólido, denominado C0WEPC5, fue anunciado por el profesor Víktor Grojovski, de la Universidad Federal de los Urales, que detalló que este meteorito cayó entre las localidades Okeminsk y Lensk. Por su parte, la agencia espacial rusa, Roscosmos, afirmó que este del cuerpo celeste tenía entre 50 centímetros y 2 metros. La versión rusa dista mucho de la versión ofrecida por la Agencia Espacial Europea (ESA), que afirmó que el objeto solamente tenía 70 centímetros de diámetro y fue desintegrado una vez entró en la atmosfera. De hecho, la Agencia lo llegó a calificar como «una bonita bola de fuego en el cielo sobre el norte de Siberia».
De una u otra forma, el supuesto impacto de C0WEPC5 en suelo ruso ha hecho sonar todas las alarmas. Esto se debe a que este bólido se ha convertido en el cuarto impacto que tiene lugar en 2024, lo que ha puesto en entredicho la seguridad de nuestros sistemas de detección de asteroides. En concreto, este asteroide fue detectado 12 horas antes de que colisionara con la Tierra, tiempo insuficiente si se hubiera tratado de un bólido de mayor tamaño pero que sirvió para predecir el impacto de la manera más precisa posible.
Esta tardía dinámica se vino repitiendo con otros dos de asteroides que impactaron en nuestro planeta. En estos casos –cuyo impacto tuvo lugar en Berlín y Filipinas– también fueron detectados con escaso margen de maniobra antes de llegar a suelo. Estos tres ejemplos han puesto sobre la mesa la efectividad de la Red de Observación de Objetos Cercanos a la Tierra (NEO), popularmente conocida como sistema de defensa planetaria.
11 años del último impacto significativo
La poca efectividad de los sistemas de defensa planetaria ha reavivado el debate sobre si es necesaria una mayor financiación para poner en marcha nuevos proyectos de detección de asteroides. En estos casos, una temprana detección y la colaboración entre las distintas organizaciones (como la ESA y la NASA), así como misiones como la DART, son clave para intentar alejar meteoritos peligrosos. Más teniendo en cuenta que solo en el sistema solar hay casi un millón y medio de asteroides según los últimos datos.
De hecho, tenemos que retroceder al año 2013 para encontrar el último impacto de relevancia en nuestro planeta. Hace ya más de una década, un asteroide de 20 metros –con un peso de 13.000 toneladas– irrumpió en nuestra atmósfera y cayó sobre los Montes Urales, provocando que más de 1.500 personas resultaran heridas.