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Imagen de un cocodrilo naranjaX

Los secretos que esconden los cocodrilos enanos naranjas, la nueva «especie» que desconcierta a los expertos

En la actualidad existen una veintena de especies de la familia crocodylidae, siendo el más común el cocodrilo marino, presente tanto en agua dulce como en estuarios salados. Ahora, un reciente hallazgo habría puesto de manifiesto la existencia de una nueva variedad o especie cuyas características han sorprendido a los propios expertos.

En el interior de las selvas de Gabón se ha descubierto la existencia de un reptil que ha intrigado a los biólogos y herpetólogos de todo el mundo. En concreto, se habría hallado un nuevo tipo de cocodrilos naranjas que habitan en cuevas oscuras y remotas del país africano. Estas criaturas, que pertenecerían a la rama de los Osteolaemus tetraspis –conocida comúnmente como cocodrilo enano africano–, están desafiando los históricos estudios sobre esta especie.

Imagen de un cocodrilo naranja de GabónNew Scientist

El color anaranjado de estos animales –cuya longitud máxima no supera el metro y medio– no se debe a un simple capricho genético. Tal como detallan las distintas investigaciones que se han realizado en los últimos años, esta pigmentación estaría relacionada con las condiciones extremas del hábitat natural en el que viven.

En las cuevas africanas donde suele estar esta especie se acumulan inmensas cantidades de guano de murciélago. Estos crean un ambiente realmente ácido que sería el gran responsable del nuevo color de los cocodrilos, que habría variado con el paso de los años. Esto los distingue del resto de ejemplares que viven alejados de las cuevas.

Para encontrar las primeras referencias de estos ejemplares tenemos que remontarnos al 2010, año en el que el arqueólogo Richard Oslily y el espeleólogo Olivier Testa pusieron en marcha una investigación para encontrar a estos animales.

«Junto con Matthew Shirley, herpetólogo especializado en cocodrilos, hemos podido explorar una decena de cuevas y extraer individuos, de los que algunos de ellos exhibían colores de naranja vivo», explicó Tesla en aquel momento.

Ejemplar de la especie Osteolaemus tetraspis o «cocodrilo enano africano»Wikipedia

En comparación con otros tipos de cocodrilos enanos, aquellos característicos del país africano han adaptado su estilo de vida a un entorno subterráneo, algo inusual en la gran mayoría de animales. Este estilo de vida ha llevado a estos pequeños reptiles a cambiar radicalmente su alimentación, la cuál está compuesta en gran parte por invertebrados y pequeños vertebrados adaptados a ese ecosistema.

«En realidad es muy raro encontrar a una población de una especie que utiliza las cuevas casi a tiempo completo», declaró Shirley, de la Rare Species Conservatory Foundation de EE.UU., en aquella primera investigación sobre esta especie de Osteolaemus tetraspis.

La gran duda que surge es si nos encontraríamos ante una nueva especie evolucionada, una pregunta que no se determinará hasta que se lleven a cabo pruebas y técnicas para analizar su ADN de manera más exhaustiva.

Un «pariente» lejano en EE.UU.

Este fenómeno de la fauna africana no sería el único. En el año 2017, un caimán de un intenso color naranja fue avistado en un estanque en Carolina del Sur. Sin embargo, en comparación con los ejemplares de Gabón, este caimán –de la especie Alligator mississippiensis– habría desarrollado este color como resultado de una prolongada exposición a residuos industriales o químicos. Aunque inicialmente se pensó que podía tratarse de una mutación, los análisis descartaron factores genéticos.

Imagen del caimán naranja avistado en Carolina del Sur en 2017X

El futuro de esta nueva «especie»

Las crecientes dudas que han ido surgiendo hacia estos animales ha llevado a los científicos a aumentar los esfuerzos para proteger su hábitat natural. Y es que estas cuevas han destacado por ser entornos realmente frágiles y vulnerables a las actividades del ser humano. Proteger estas áreas es crucial no solo para los anaranjados reptiles, sino también para las especies con las que comparten el ecosistema.

A pesar de que la especie Osteolaemus tetraspis está catalogada como vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), la población específica de los cocodrilos naranjas aún no ha sido evaluada de forma independiente. Esto acrecenta los riesgos de una posible extinción, ya que su aislamiento podría convertirlos en una población aún más susceptible.