
Momento en el que fue localizado el calamar de la familia Magnapinna
Ciencia
Captan por primera vez a un extraño tipo de calamar gigante 'caminando' sobre el fondo del océano
Conocido como Bigfin, este ejemplar se ha convertido en uno de los animales más escurridizos para los investigadores, que solo han podido observarlo en muy pocas ocasiones
El hallazgo, que ocurrió en la Fosa de Tonga, a más de 3.300 metros de profundidad, ha dejado perplejos a los expertos en vida marina
Actualmente, la exploración científica se ha centrado principalmente en analizar y descubrir lo que existe a millones de kilómetros de nuestro planeta, olvidando lo que ocurre bajo nuestros pies. A día de hoy, solamente el 20 % de los océanos de la Tierra han sido analizados y cartografiados, siendo en su mayoría una absoluta incógnita. Por ello, una gran parte de las criaturas que habitan en las profundidades abisales siguen siendo desconocidas para la comunidad científica. Una de ellas sería una especie exótica de calamar gigante, cuyo último avistamiento hace escasos meses ha tambaleado a la comunidad científica.
Un equipo de científicos de la Universidad de Australia Occidental ha realizado uno de los hallazgos más impactantes de los últimos años, tras registrar imágenes inéditas de esta especie desplazándose por el fondo marino de una forma jamás vista.
El ejemplar, al que han nombrado Bigfin, pertenecería a la familia Magnapinna, también conocido como calamar de aleta grande y caracterizados por ser animales de más de siete metros. En el caso australiano, este ejemplar cuenta con la peculiaridad de que usa sus tentáculos para «caminar» sobre el fondo oceánico. El hallazgo, que ocurrió en la Fosa de Tonga —en el Pacífico Sur—, a más de 3.300 metros de profundidad, ha dejado perplejos a los expertos en vida marina.
Lo más sorprendente del video compartido por la universidad no es su peculiar aspecto, sino su comportamiento. Tal como se puede ver, Bigfin utiliza sus extremidades para moverse sobre el suelo marino. El vídeo capturado por Alan Jamieson, científico de la Universidad de Australia Occidental, forma parte de un proyecto que busca estudiar las zonas más inexploradas del planeta.
Calamar de la familia Magnapinna
«Siempre esperamos ver este tipo de animal. No es algo que uno buscaría activamente, es una especie que depende de que nos encontremos con él por casualidad. El truco está en seguir filmando todo lo que sucede y, con suerte, uno te honrará con su presencia», declaró Jamieson a Live Science.
La escena, de apenas unos segundos, muestra a la criatura avanzando con una lentitud realmente hipnótica, moviendo sus tentáculos largos y delgados mientras toca el fondo.
«Esta criatura tiene brazos y tentáculos increíblemente largos, que pueden extenderse hasta ocho metros», expone el vídeo compartido en YouTube.
Una de las especies más enigmáticas
El Magnapinna es uno de los cefalópodos más extraños del mundo marino. A diferencia del calamar gigante más conocido (Architeuthis dux), esta especie se caracteriza por sus 'brazos' extremadamente delgados, que cuelgan como hilos verticales desde su cuerpo, y por sus grandes aletas, que usa para desplazarse suavemente por el agua.
El hallazgo no solo es una rareza científica, sino también un recordatorio de cuánto nos queda por descubrir en las profundidades del océano.
Con descubrimientos como este, queda claro que los misterios del océano están lejos de acabarse. De hecho, el equipo de Jamieson ha localizado distintas y peculiares especies a lo largo de su trabajo científico. Sin ir más lejos, en mayo de 2024 el equipo de la universidad australiana capturaron un vídeo de un calamar con grandes 'faros'. Este ejemplar, de la familia Taningia danae —conocido también como calamar anzuelo— se caracteriza por tener dos fotóforos enormes en el extremo de sus brazos. Estos pueden producir destellos para desorientar a sus presas, un método infalible de caza.
«El calamar, que medía unos 75 cm de largo, descendió sobre nuestra cámara suponiendo que era una presa y trató de asustarla con sus enormes faros bioluminiscentes», afirmó el equipo australiano.