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Antonio Carmona, en 1977, en TVE

‘Lazos de sangre’

Los Ketama: de la cueva al éxito

El programa de Boris Izaguirre repasa la historia de los Carmona sin evitar el espinoso matrimonio de Antonio con una paya

Todo empezó en una cueva. Y la historia continúa décadas después. Y ha sido muy feliz. Es la historia de Ketama, y anoche se contó en un magnífico capítulo de Lazos de sangre dedicada la saga de los Carmona.

En la cueva, situada más allá del Sacromonte, el barrio gitano de Granada, viven primero Juan Habichuela, miembro de una dinastía flamenca, y Matilde Amaya. El suelo es de arena. A medida que nacen los hijos, se van haciendo más habitaciones, con pico y pala. No se construyen, se cavan. Las ocupan dos futuros músicos, Juan y Antonio, hijos de Juan y Matilde.

La cueva donde se criaron los hermanos Antonio y Juan

Detalle de la cueva

En 1968 cambiaron de horizontes vitales, pero perdieron espacio vital. Se fueron a Campamento, en Madrid. Fueron los primeros gitanos del barrio y no tuvieron ni un problema de integración. «En 25 metros cuadrados vivían 10 personas», recuerda Antonio Carmona durante el documental.

El padre, Juan, se gana las habichuelas fuera de casa. De gira en gira. Hace las Américas y llega a conocer a JFK en la Casa Blanca.

Con el padre siempre en gira, es Pepe Habichuela el que más insiste a sus sobrinos Juan y Antonio y a su hijo Josemi con el tema de la música. En 1977, los chavales participan en un programa especial de Navidad producido por TVE para México y Estados Unidos.

Nacidos en 1984

Los Ketama nacen finalmente en 1984. Por entonces, ensayaban en un gallinero. Y a uno del grupo se le dio por liberarlas todas por la calle Quintana. El experimento musical funciona. La fusión triunfa. El nuevo flamenco tiene su público.

Lo petan con De akí a Ketama, en 1995. Son el grupo de moda. Conocen y cantan para Tom Cruise, Lenny Kravitz, Jennifer López y Marc Anthony. Telonean a Prince, a The Rolling Stones y varias veces a Sinatra.

A Antonio lo persiguen las mujeres, pero él solo tiene ojos para Mariola Orellana. Se casan en Gibraltar y no hay ni un Carmona en la boda. La madre del novio, Matilde Amaya, golpea un coche cuando su hijo le dice que se ha casado con una paya. Cuando conoce a la otra, a Mariola, le dice: «Voy a hacer todo lo posible para quitarme del medio». Queda embarazada la nuera, y ella, Matilde, reza para que pierda a la niña. Pasan los años y todo se cura. «Me ha ganado la rubita», dice Matilde Amaya en el documental. «Se corta un brazo por ella», corrobora Antonio.

Mariola Orellana y Matilde Amaya, en el documental

Estábamos con la banda en la cima: Los Ketama, de la cueva al éxito.

Después de 23 años y más de un millón de discos vendidos, Antonio, Juan y Josemi entierran Ketama.

Trece años después, una infección respiratoria provocada por unos implantes dentales deja a Antonio siete días en coma. Rosario Flores, conmovida, le compone una canción: Tienes que vivir. Y vive.

Una visión de Ángel Nieto

Ocurren cosas extrañas mientras Antonio está sedado. Tiene «un par de visiones»: ve a su padre y al piloto Ángel Nieto, por entonces ya ambos fallecidos. «No me acuerdo, tengo imágenes, tengo cosas», dice hoy sobre aquellas visiones del ayer.

Sí que recuerda que, cuando recobra la consciencia, siente que quiere volverse a sentar en un escenario con Juan y Josemi. Vuelve Ketama en 2019. Y ahí siguen.