Guillem, el niño que quiere ser Jordi Cruz, gana 'MasterChef Junior'
El catalán, de 12 años, epató en el duelo final, ante Carla, con un menú «perfecto»
La versión exprés de MasterChef Junior acabó el Día de Reyes Magos. Ha sido la edición con menos niños (doce) y, junto a la primera, la más corta en capítulos (cuatro) de las nueve celebradas. El trofeo fue para Guillem Serra, de 12 años, quien se llevó además 12.000 euros «para seguir con la conformación» y un curso de cocina de cuatro días en el Basque Culinary Center. El pequeño chef catalán superó a los otros tres finalistas: Carla, Ariel y Olivia.
«Voy a hacerlo muy bien y voy a arrasar a todos», había anunciado el chaval el primer día. Así fue. A su edad, ya tiene muy claro que quiere ser «chef con estrella Michelin», un profesional como su referente, Jordi Cruz, con cuya cocina de vanguardia se identifica.
Primera prueba
La prueba «Seguir al chef» abrió la noche. Los pequeños fueron al rebufo de un coleccionista de estrellas Michelín, Martín Berasategui. Su propuesta consistía en elaborar unos bombones líquidos de yogur, con bizcocho de menta, mermelada de fruta de la pasión, naranja y mango, galleta con azúcar moreno y una teja de cáscaras de críticos con flores. Por su fuese poco, había que rematarlo todo con helado de yogur y pimienta rosa.
Además, los aspirantes tuvieron que añadir ingredientes que ya se usaban en el antiguo Egipto (Ariel, uvas; Guillem, granada; Olivia, sandía; Carla, melón). Esa es precisamente la época favorita de Ariel (Cantabria, 11 años), que de mayor quiere ser egiptóloga.
Olivia (Madrid, 10) se saltó un paso al principio y entró en modo lágrima. Poco después se sumó a la llantina Ariel, que dejó una de las frases de la noche: «Estoy demasiada saturada. ¡Que me va a dar un suplicio!». Así que quedaron en cabeza del reto Carla (Ciudad Real, 12) y, sobre todo, Guillem (Terrasa, 12).
La madrileña Olivia hizo algo «medio decente» (Pepe Rodríguez dixit) pese a que se confundió las cantidades de los ingredientes. El suyo fue un cocinado caótico, al igual que el de Ariel. El catalán Guillem, «caballito ganador» de Jordi Cruz desde el principio, lo bordó: «Estoy alucinado. Es la primera vez que tocas este tipo de técnicas y no he visto nada parecido en mi vida a un chaval tan joven. Das en el centro de la diana. Un 10», elogió Martín Berasategui. Carla falló en una de las elaboraciones, pero las otras le quedaron estupendas, hasta el punto de que el chef vasco, que tenía el día generoso, le adjudicó otro 10. Pero fue Guillem el que logró el primer billete para la final y se vistió el delantal más deseado: «Esta chaquetilla es como una capa de Supermán», sentenció cuando se la pudo vestir.
Prueba de exteriores
Las tres aspirantes (Olivia, Carla y Ariel) a lograr el otro billete se desplazaron a Cadaqués, al restaurante Compartir. Los recibieron Oriol Castro, Mateu Casañas y Eduard Xatruch, que han sido nombrados los sextos mejores chefs del mundo, quienes diseñaron un menú de seis platos.
Como segunda clasificada de la prueba anterior, Carla eligió primero. Empezó por unas sardinas marinadas con frambuesa, remolacha y pistachos. Después le tocó elaborar un salmonete con puré de suquet
Ariel se decantó por hacer una ensalada de endivias con gorgonzola y unas navajas con vinagreta de hongos y piñones.
A Olivia le quedó el descarte: buey de mar con aguacate y huevas de trucha, además un postre complicado (plátano con yogur y galleta de cacao).
Sin Verónica Forqué
Para saborear los platos se desplazaron a Cadaqués algunos de los participantes de la última edición de MasterChef Celebrity. Tal y como se había anunciado desde el propio programa, del montaje final se eliminó a Verónica Forqué, que estuvo entre los comensales pero de la que no se llegó a ver la cara.
Ariel quemó las nueces y desperdició el 75 % de las navajas, así que su plato quedó lejos de replicar el de ‘Compartir’. Ahí perdió sus opciones.
La pequeña del grupo, Olivia, volvió a verse desbordada y activó de nuevo el lagrimal, pero fue rescatada por Samantha Vallejo-Nágera, el chef Oriol y dos de las «celebrities» (Belén López y Vanesa Romero). A su favor, que supo lidiar con el marisco y que no se dio por vencida y pudo presentar sus dos elaboraciones, lo que en algún momento del cocinado se llegó a dudar.
Carla asombró a los chefs primero por su depurada técnica de corte del pescado y después por la exquisitez de sus platos. Fue, claro, la segunda duelista.
Prueba final
Guillem y Carla. El duelo final. Se les pidió, como es tradicional en MasterChef, que diseñasen y elaborasen un menú compuesto de entrante, plato principal y postre. Las condiciones eran tres: que hablase de sus orígenes, que mostrase su evolución en el programa (para lo que había que dar rienda suelta a las técnicas aprendidas) y, sobre todo, que estuviese rico.
Guillem rindió tributo a Cataluña. De primero elaboró un tartar de gamba roja con romescu de kimchi y palomitas de aguacate. El principal fue canelones de carrilera con esferas de queso Garrotxa y ensalada de setas con aceite trufado. Para el postre optó por espuma de crema catalana, con helado de avellana y bizcocho de sifón.
Carla homenajeó a su pueblo, Carrizosa. Su menú sonaba bien ya en el papel: ensalada de perdiz escabechada con espuma de vinagre balsámico (primero); arroz meloso de verduras con pulpo, mahonesa de lima y crujiente de cerveza (segundo); y árbol de chocolate con helado de amaretto, crema de cerezas y algodón de azúcar (postre).
El chef Eneko Atxa acompañó a Jordi Cruz, Pepe Rodríguez y Samantha Vallejo-Nágera a la hora de tomar la decisión final.
A Carla le faltó aliñar la ensalada con aceite de oliva, pero Eneko Atxa quedó asombrado con el escabeche: «Jamás he visto a nadie de tu edad hacer algo así». El primero fue un arroz meloso «de 10, rico como un demonio», según Pepe Rodríguez. El postre le quedó precioso: es de los platos más bonitos que se han visto en la historia del programa, aunque el sabor no era tan redondo.
Guillem epató desde el primero. Su tartar fue digno de un gran restaurante profesional. «Te lo copio», anunció Pepe Rodríguez. Sus canelones también emocionaron al jurado pese a que la salsa le quedó muy líquida, lo que le hizo llorar durante el cocinado. Para acabar, su versión de la crema catalana fue «perfecta», según los chefs.
Fue un duelo igualado que los jueces decantaron hacia el lado de Guillem, el niño que de mayor quiere ser Jordi Cruz.