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Julia Otero, en ‘El Hormiguero’Antena 3

'El Hormiguero'

Julia Otero: «Hay un momento en el que te da igual estar vivo»

La periodista gallega recuerda la dureza de las sesiones de quimioterapia en su visita a ‘El Hormiguero’ tras curar –que no vencer– un cáncer de colón

«La mejor». Así fue presentada Julia Otero por Pablo Motos. La monfortina habló mucho del cáncer. Del suyo, pero también de la enfermedad en general. Lo hizo de manera muy didáctica. Se hizo con el programa con largas respuestas, que apenas necesitaron preguntas del presentador de El Hormiguero. «Es que hablo mucho», llegó a disculparse con Motos, al que conoce desde hace treinta años. Tanta confianza hay que se llegaron a dar un cariñoso pico.

El oscuro bombo del 2022 tuvo otra bola mala en diciembre. «He pasado la COVID también», reveló. Vivió la Navidad confinada con su hija. Fue asintomática «gracias a la ciencia», pues tiene puestas «tres vacunas».

No es abanderada

Quiso dejar claro, ya de entrada, que no quiere abanderar ninguna causa: «Vengo de un sitio muy negro, de once meses de caña. Quiero dejar claro que yo no soy bandera de nada, ni estandarte de nada. Que soy una enferma más de cáncer que ha pasado once meses duros, como tantos otros. Hoy mismo, a 800 españoles les han diagnosticado cáncer. Hoy, hoy. Mañana, otras 800. Y así, casi 300.000 de aquí a fin de año. Yo no soy diferente a ellos. Me han hecho a mí lo que le hacen a ellos cuando tienen cáncer. No quiero que nadie piense que estoy aquí para hacerme bandera de nada».

«Mi intención es ayudar a la gente que no tiene voz. De los miles que están diagnosticados con cáncer, habrá mucha gente viéndonos en casa. Si alguna cosa de la que digo yo, le sirve a ellos o a su entorno, pues habrá merecido la pena. Es una responsabilidad muy grande, porque soy una enferma oncológica», se extendió.

Así empezó todo

Como parte de una revisión rutinaria, se hizo una colonoscopia. No tenía síntomas. Al despertarse, empezó a ver «caras raras». Y el médico le comunicó la mala nueva. Cáncer. De colón, uno con un 80 % de índice de superviviencia. Pensó en el otro 20 %: «Se puede temblar de miedo». Fue un día 16. El 22 lo contó en la radio: «Alguien que hace un programa diario no puede pasar sin decirlo», aseguró la gallega, de 62 años.

El tratamiento

Le recomendaron caminar para producir neutrófilos. Entre cinco y siete kilómetros hacía todos los días.

En paralelo, claro, estaban las sesiones de quimioterapia: «El tratamiento consiste en hacerte daño para curarte». Cuando entraba en el box, «le pedía perdón a las células buenas», «víctimas inocentes». Resaltó la dureza de las sesiones. «Te vas apagando, te vas apagando. Hay un momento en que te quieres morir. No es que te quieras morir, es que te da igual estar vivo, que es diferente. No es que canse, es que te quita la vida».

Julia Otero y Pablo Motos, en ‘El Hormiguero’

El mejor momento

Después de la quimioterapia, llegó la radioterapia. Y, más tarde, el anuncio de la curación, «que no fue como en las películas», de sopetón, sino que fue progresivo.

¿Ha cambiado de gustos después de la enfermedad? «Ahora hablar de política me da mucha pereza». «Me he quitado de las sesiones de control del Gobierno de los miércoles. Ya no las oigo, es que me ponía enferma: el improperio, el insulto».

No obstante, hizo una defensa de la cosa pública. «La política es fundamental en nuestra vida, todo es política. Hay que recuperar la buena reputación de la política. Lo que pasa es nos lo ponen muy complicado con lo que tenemos. Hace falta un poco de nivel. No todos son iguales. No es verdad que todos sean iguales. Eso de que todos son iguales lo dice siempre un determinado segmento que está interesado en desprestigiar la política».

La importancia de las palabras

Palabras tradicionalmente asociadas a la lucha contra el cáncer (valentía, guerra, hay que ser fuerte y demás) no le interesan nada: «Ojo con las palabras». «No hay otra opción que ser fuerte. Tienes que resistir como sea. Y ni eres más valiente ni vas a una guerra. ¿Una guerra? Si te deja hecha unos zorros, cómo vas a ir a una guerra».

Siguiendo con las palabras, al cáncer le llama «las células egoístas», tomando prestada una definición de su oncólogo Carlos López-Otín. Recomendó el libro del galeno Egoístas, inmortales y viajeras. Lo de inmortales es porque «se reproducen a una enorme velocidad». Lo de viajeras, porque «alguna de esas células egoístas puede haberse escapado». «Cada día pienso: ‘¿Habra una célula viajando por el torrente sanguíneo?’. Yo vivo con esa incertidumbre, pero he aprendido a buscar las cosas bonitas de la vida».

En su lucha por usar las palabras correctas, se pone mala cuando escucha que ha ganado al cáncer. «De momento hemos acabado con esas células egoístas que estaban en rebeldía en una zona del colon. Pero eso puede volver. Todos los que han pasado un cáncer saben que hay cuatro o cinco años de margen. La salud es provisional. Eso sí, hay que aprender a vivir con esa provisionalidad».

Julia Otero, en ‘El Hormiguero’

Hablando de otra palabra horrible asociada al cáncer, vaciar, hizo ella de entrevistadora y preguntó a Motos: «¿Tú has oído alguna vez que a un hombre lo vacíen de algo?». «Déjame en paz», respondió el presentador, muy aprensivo. Llegó entonces uno de los momentos de la noche. «Ven, que te doy un beso». Y se lo dio en los labios.