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Los actores, en un fotograma de la película que les unió, `La mujer del año´

Cine clásico

Spencer Tracy, Katharine Hepburn y el secreto peor guardado de Hollywood

Cuando se cumplen 80 años del estreno de La mujer del año, recordamos a la pareja que vivió un idilio de tres décadas bajo los focos de las nueve películas que compartieron

Era 1941. Tanto Spencer Tracy como Katharine Hepburn eran dos de las estrellas más consagradas de la época dorada de Hollywood, pero nunca habían trabajado juntos. Fue el productor Joseph L. Mankiewicz quien decidió unirlos para encabezar el rodaje de La mujer del año, aquella historia de dos periodistas mal avenidos que terminan enamorándose. El olfato que tuvo Mankiewicz fue indiscutible. La película se convirtió en una de las más taquilleras de la historia del Séptimo Arte y ellos, en un tándem indestructible que duró casi tres décadas y nueve películas.

Y eso que cuando el director de Cleopatra los presentó en los platós de la Metro Goldwyn Mayer, la actriz, siempre honesta y espontánea, no dudó en decir que le parecía más bajito de lo que pensaba. «No te preocupes, Kate, con su talento, te reducirá a su tamaño», le respondió Mankiewicz. Engreída como era –por algo los que trabajaban bajo los focos la habían bautizado con el apodo de La arrogante–, espantó a Tracy nada más conocerla. El actor había consagrado su carrera con dos Óscar por Capitanes Intrépidos y Forja de hombres, y estaba acostumbrado a tratar con personas que le reverenciaban, tal y como hacía su mujer Louise, con quien llevaba casado dos décadas.

Esa intrépida, transgresora, rebelde e insoportable mujer que era Katharine le trastocó tanto los esquemas que terminó enamorándose de ella. Parecía que Hepburn, que venía de triunfar con Historias de Filadelfia –tanto en Broadway como en su adaptación al cine–, Sueños de juventud o La fiera de mi niña, y representaba el baluarte feminista de los estudios de cine, no caería ante el influjo y los escarceos del actor. Sin embargo, al igual que su personaje de Tess Harding, esa «mujer del año» conocida por su activismo y labor periodística, acabó doblegándose ante los encantos de él.

En `La mujer del año´ interpretaban a dos periodistas intrépidos que se enamoran

Si en la película que los unió, era el Sam de Spencer Tracy el que terminaba siendo la segunda opción de su esposa, en la vida real las tornas cambiaron y fue la indomable Katharine la que se convirtió en «la otra». Aceptó las reglas del juego con tal de no perderle y dieron rienda suelta a un affaire en el que soportó el matrimonio del actor que nunca terminó, su alcoholismo, sus ataques de ira y violencia, sus romances con otras mujeres y que su nombre siempre fuese por encima en los títulos de crédito.

«Si lo hubiese dejado, los dos hubiésemos sido desgraciados», comentó ella en una ocasión. Sentaron las reglas propias de una relación que, aunque era un secreto a voces en el ámbito cinematográfico, no existía de cara a la galería pública, gracias en parte al compromiso de la prensa de silenciar los rumores que los unían. Durante 25 años fueron cómplices de un idilio que se vivía únicamente en los rodajes de cine. Compartieron ocho películas más aparte de La mujer del año: La llama sagrada, Sin amor, Mar de hierba, El estado de la unión, La costilla de Adán, La impetuosa, Su Otra esposa y Adivina quién viene esta noche.

En `El estado de la unión´

La mirada de Hepburn a Tracy desvela admiración en `Su otra esposa´

Tal era su discreción que nunca asistían juntos a reuniones sociales o a los estrenos de sus propias películas. Cuando viajaban, ni siquiera se alojaban en el mismo hotel y no existe ni una sola foto de ellos que no sea de trabajo. Tuvieron que pasar más de veinte años para que la revista Look publicase, por primera vez, un artículo en el que insinuaba la relación de estos dos ególatras intérpretes. Por aquel entonces, Tracy ya estaba pagando su vida de excesos con problemas cardíacos. Katharine, convertida en la actriz más laureada de la historia, le permitió una concesión más y abandonó su vida en el plató –con cincuenta películas a su espalda, vivía para trabajar– y se retiró para cuidar de él.

Rechazó toda propuesta cinematográfica que recibió, excepto la que la llevó a participar en 1967 en la última película que rodaron juntos: Adivina quién viene esta noche, con Sidney Poitier. Diecisiete días más tarde de que Tracy pronunciara aquel sonado discurso en contra del racismo que pone fin a la cinta, murió de un ataque al corazón. La «sin papeles» Katharine –como ella misma se calificó en referencia a haber sido durante décadas la «querida» del actor– ni siquiera pudo asistir a su funeral. De hecho, la intérprete, continuando con esa promesa de discreción, en los treinta y seis años que pasaron hasta su propia muerte, nunca visitó su tumba.

Los actores en 'Adivina quién viene esta noche', la última película que rodaron juntos