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'El pacto' se estrena en los cines este viernes 28 de eneroRolf Konow

Crítica de cine

'El pacto': una imagen mefistofélica de Karen Blixen

Bille August dirige una película brillante y antropológicamente potente

En el imaginario popular todos asocian a Karen Blixen con la mujer romántica y algo melancólica que interpretó Meryl Streep en Memorias de África (Sidney Lumet, 1985). Aquella memorable película recreaba la novela en la que la condesa danesa Karen Blixen –que firmaba a menudo como Isak Dinesen– recordaba su estancia en Kenia tras su matrimonio con el barón Bror Blixen, un mujeriego que le transmitió la enfermedad de la sífilis, que acompañó dolorosamente a la escritora toda su vida. Tras separarse de él, la baronesa se enamoró de un cazador británico, Denys Finch Hatton, que falleció al estrellarse su avioneta. Robert Redford interpretó a este amante cuyo romance con Karen Blixen era el núcleo dramático de la película.

En 2020, la directora María Pérez dirigió Karen, una cinta minimalista en la que la actriz Christina Rosenvinge interpretaba a la baronesa triste y melancólica en su granja en África. La película se centra en sus confidencias con su fiel criado Farah (Alito Rodgers Jr.).

Ahora, el aclamado director danés Bille August (Las mejores intenciones, Los miserables…) estrena un film que nos lleva a los últimos años de la vida de la condesa, entre 1948 y 1955, cuando ya es una mujer internacionalmente reconocida como una de las mejores literatas de su época y de la que se rumorea que va a ganar el premio Nobel. La película se basa en la obra autobiográfica de Thorkild Bjørnvig El pacto, publicada en 1974 y en la que el escritor relata su oscura relación con la baronesa. Esa relación es el centro argumental de la película, cuyo guion está escrito por Christian Torpe.

Karen Blixen (Birthe Neumann) vive encerrada en su mansión familiar de Rungstedlund, y cuando conoce al poeta Thorkild Bjørnvig (Simon Bennebjerg) decide absorberlo para, según ella, conducir su carrera literaria. Para ello, la baronesa le propone un pacto: ella será su protectora, y él a cambio deberá fiarse absolutamente de sus indicaciones. Este extraño acuerdo impulsará la carrera del escritor, pero el precio que tendrá que pagar será muy alto, incluida la relación con su esposa Grete Bjørnvig (Nanna Skaarup Voss).

Aunque al espectador la baronesa le resulta desde el principio vampírica, maquiavélica y manipuladora, poco a poco va evidenciándose que es una mujer desgarrada por su propia historia: su desgraciado matrimonio y su romance frustrado. Ella no puede soportar la felicidad conyugal de su protegido, y es víctima de la envidia y del odio hacia sí misma. Como se sigue de sus conversaciones, ha cambiado a Dios por el Diablo, ignora los límites morales y se ha convertido en una mujer mefistofélica que ha naufragado en el más triste cinismo. ¡Qué diferente de la dulce y sensible mujer que retrató Sidney Pollack en Memorias de África!

Por otra parte, inquieta mucho ver la debilidad de Thorkild, que por amor a su futuro profesional, va dando la espalda a sus convicciones, a sus certezas, y se entrega a la instintividad que azuza la baronesa. Todo ello entreverado con una reflexión sobre cuáles son las verdaderas buenas condiciones para la creación literaria. La baronesa le anima a ser un personaje nietzscheano, libre de ataduras, que bebe de las experiencias transgresoras, y no limitado por un matrimonio 'convencional' y una vida familiar pequeño-burguesa.

Una película brillante, elegante por fuera, tenebrosa por dentro, antropológicamente potente, con una puesta en escena meticulosa en la que se nota la brillante trayectoria de Bille August. Cuenta con una excelente fotografía, del chileno Manuel Alberto Claro (Melancolía), y una intimista banda sonora de Frédéric Vercheval. Una película ideal para amantes de las adaptaciones literarias o de películas de temática literaria.