'Benidorm Fest'
El jurado envía a Chanel a Eurovisión contra el criterio popular
La cubana se impone a la favorita Rigoberta Bandini y a las Tanxugueiras, las más votadas por los espectadores y por el sanedrín demoscópico
«Vamos a reventarlo, os lo prometo», reaccionó Chanel, aún «en shock» tras dar la campanada en el Benidorm Fest. En shock se quedaron también millones de espectadores en sus casas, los que apostaron por Rigoberta Bandin y Tanxugueiras.
«Llegó la mami / La reina, la dura, una Bugatti / El mundo está loco con este party / Si tengo un problema, no es monetary / Yo vuelvo loquito a todos los daddies / Yo siempre primera, nunca secondary / Apenas hago doom, doom / Con mi boom, boom / Y le tengo dando zoom, zoom / Por Miami». Así comienza la canción ganadora. Había curiosidad por saber si iríamos a Eurovisión con una canción en gallego y al final competiremos con una en spanglish. Vivir para ver.
Mamá no estará contenta: Rigoberta Bandini se quedó sin billete para Turín. Su himno sobre mamas y mamás, favorito para representar a España en Eurovisión 2022, se quedó en el segundo escalón: 91 puntos por los 96 de Chanel. Completaron el podio las Tanxugueiras (90), que ganaron tanto en voto demoscópico como en popular, pero fueron doblegadas por el del jurado, que las situó –incomprensiblemente– en quinto lugar. A los pocos minutos de acabar el Benidorm Fest, «Tongazo», «Spain 0» y «Jennifer Lopez» eran tendencias en Twitter. Lo de J Lo va por Chanel. Lo de «tongazo» está relacionado con algo publicado por varios medios: los vínculos profesionales que Miryam Benedited, miembro del jurado, tuvo con la ganadora, pues trabajaron juntas en Tú cara me suena.
El desenlace fue la gran sorpresa final de una gala en cuyo desarrollo no hubo sorpresas porque los números fueron, por lo general, calcados a los vistos en las dos semifinales. Màxim Huerta, Alaska e Inés Hernand presentaron un espectáculo repartido en tres noches que ha resucitado el interés por la candidata española a Eurovisión a unos niveles que seguramente no se recordaban desde los tiempos de Rosa de España. Está por ver si se repetirá ese interés después de comprobar como un jurado de solo cinco personas ha quebrado la voluntad popular de millones.
Rayden
El rapero madrileño defendió Calle de la llorería con el mismo ímpetu y la misma tropa barbuda que lo hizo en la semifinal. Rayden y su gente llenaron el escenario con su desenfado y un par de guitarras eléctricas, lo que es de agradecer en los tiempos del autotune. Una exhibición de talento que se quedó sin el premio gordo, pero le sirvió para auparse al cuarto lugar.
Tanxugueiras
«Ya han ganado», se repetía mucho en Galicia estos días cuando Tanxugueiras entraba en la conversación. «Nosotros ya somos ganadoras», corroboraron ellas anoche en el vídeo de presentación. Será mi único reproche a estas tres fuerzas de la naturaleza: no es esa mentalidad para afrontar una final. A la ambición tampoco hay que ponerle fronteras. Cuando el Dépor fue invitado a la fiesta del centenario del Real Madrid galáctico en 2002, no dijo «ya hemos ganado» y se resignó a perder. Los muchachos llegaron al Bernabéu, metieron un par de goles, se trajeron la copa y al llegar a Riazor dijeron: «Ya hemos ganado». Pero con el trofeo en la mano. Hablando de galaxias muy lejanas: esa pandereta de la que brotan raíces que abre el vídeo de «Terra» recuerda a los marcianos tipo calamar de «La llegada», donde –por cierto– se decía que el portugués tuvo su origen en el Reino de Galicia.
Fin de las digresiones. Centrémonos ahora en la actuación. Las «tanxu» exhibieron aún más potencia y energía que en las semifinales, y coordinaron mejor sus voces. La realización ayudó a la emoción al centrarse más en ellas y menos en su entorno que en aquella ronda, o al menos esa es la impresión que nos dio. A Galicia entera, y a parte de España, le ardió el pecho con esta actuación que fue difícil de seguir sin agitar el mando de la tele, el chupito de licor café o lo que se tuviese a mano.
Pero el problema es que entre las personas a las que no les ardió el pecho figuraban integrantes del jurado. Las tres meigas Tanxugueiras sabían que no eran santo de la devoción del sector «Santa Inquisición» del jurado, dicho esto con todo el buen humor que distingue a este festival. En la semifinal, los dos miembros internacionales del sanedrín (Marvin Dietmann y Felix Bergsson) les dieron sus bendiciones, pero las tres nacionales (Natalia Calderón, Miryam Benedited y Estefanía García) las dejaron fuera de las cuatro finalistas, y fueron los «demoscópicos» y los «televoteros» –sobre todo estos– los que las salvaron de la «hoguera». En la previa ya dijeron que se temían que volverían a tropezar con la misma piedra. Así que cuando pisaron anoche al escenario ya venían «lloradas de casa», que diría Arsenio Iglesias, el Séneca de Arteixo.
Además, partían con otro hándicap, advertido por los muy cafeteros del festival: el cercano recuerdo de «Shum», el tema con el que la banda ucraniana Go_A epató el pasado año, una canción en la misma onda que «Terra» y con la que el país hoy amenazado por Rusia alcanzó la quinta posición. Así que muchos sostenían que mandar a Tanxugueiras a Eurovisión 2022 después de lo de Go_A 2021 era como ver «Los otros» después de «El sexto sentido», que fue anterior para desgracia de Amenábar. Quizá fue esto en lo que pensó el jurado.
Tras las votaciones, abrimos las redes sociales y leímos «ya han ganado» docenas de veces, aderezado esta vez con «tongazo». Bueno, vale lo de que han ganado. A fin de cuentas, puede que Terra sea el tema en gallego más escuchado desde Fai un sol de carallo.
Varry Brava
La Casa Azul, perdón La Casa Roja, perdón Varry Brava, nos hicieron bailar con Raffaella. Si el jurado y el público hubiesen votado con un ojo en Turín, o sea, en clave «guayominí», la propuesta de estos muchachos hubiese estado más arriba e, incluso, triunfado plenamente. Porque de las ocho candidatas era la más eurovisiva y bailonga de todas.
Anoche los Varry Brava replicaron casi punto por punto su actuación de las semifinales. Como se temían, no les dio para ganar. Pero lo que vamos a bailar con ellos cuando se desconfine España del todo no está escrito.
Chanel
La cubana Chanel forma parte de ese amplio grupo de artistas que entienden la música como una disciplina atlética. A muchos les va estupendamente: ahí están Chayanne y tantos otros asidos a la cumbre desde hace años. El jurado decidió que Eurovisión es un festival de coreografías y de ahí no se ha apeado en los tres días del Benidorm Fest. Por eso Chanel fue la segunda propuesta más votada en las semifinales (110 puntos, a uno de Rigoberta Bandini) y por eso ganó anoche. Impulsada por el viento de cola de cinco personas (seguramente tres).
Su sensual/sexual actuación en plan reina de la noche, y la propia letra de la canción ganadora, fue una enmienda a la totalidad a las propuestas femenino-reivindicativas de las Tanxugueiras y Rigoberta Bandini, espectáculos, el uno y el otro, en la forma y en el fondo, en las antípodas del ofrecido por Chanel. «Te gusta todo lo que tengo / Te endulzo la cara en jugo de mango / Se te dispara cuando la prendo / Hasta el final, yo no me detengo», cantó nuestra Jo Lo, y uno no pudo evitar acordarse de cómo serán recibidos estos ripios en el Ministerio de Igualdad.
Hasta el 14 de mayo, cuando la cubana que vino a España con cuatro años defenderá el pabellón nacional en Turín, escucharemos su canción por encima de nuestras posibilidades. ¿Qué ocurrirá en la tierra de Battiato? Musicalmente, ir con un reguetón tan simplón como SloMo a estas alturas es algo tan demodé como la propia palabra demodé. Llevamos 52 años sin ganar Eurovisión y alcanzaremos los 53. Uno firmaría el 16º puesto de Rodolfo Chikilicuatre. Pero me temo que ni para eso da.
Rigoberta Bandini
En las siempre tensas horas previas, su canción fue reivindicada como «un himno feminista» por Irene Montero en un mitin, lo que imaginamos le hizo perder apoyos en el televoto.
La puesta en escena de Ay mamá fue bucólica y naíf, o, por resumirlo en una palabra que le pega mucho a Rigoberta, cuqui. Vimos, como en semifinales, la versión light de las Femen (normas obligan). Daba buen rollo, incluso a los que vemos a varias muchachas con vestidos vaporosos y gestos exagerados y enseguida pensamos –como el vizconde de Valmont, no lo puedo evitar– en las chicas Manson. La verdad es que esos contoneos caóticos y alocados, un poco al estilo de aquel «peor ballet de la semana» de La 2, tienen su gracia.
El debate de las horas previas giraba en torno a cómo se visualizaría, por alusiones, la teta protagonista de la canción, esa que en semifinales vimos con forma de bola del mundo. Pues se visualizó igual.
El adanismo galopante nos pretende hacer creer que estamos ante una propuesta rupturista, lo nunca visto. Y no es así. No vamos a ponernos en plan enciclopédico y hablar aquí sobre Wendy O. Williams –palabras mayores– o sobre esa banda alemana que se paseó por los garitos españoles a principios de siglo cuya vocalista lucía los pechos en los bises. Basta ponerse en plan joven abuelete y hablar de la teta de Sabrina en en el especial Nochevieja de 1987. Hace 34 años. O sea, Rigoberta ni había nacido.
Xeinn
De volver a los 80, uno prefiere hacerlo con Michael J. Fox y su DeLorean o con Cachitos que con Xeinn, pero se ve que es cuestión de gustos. La canción del vallecano es el equivalente sonoro a abrir la «Súper Pop» de 1985 y leer «todos los secretos» de Los Pecos Pedro Marín, Iván y A-ha («Take on me», siempre presente, especialmente en «Eco»).
Al final se dio un beso con «La chica de rosa» que andada por allá detrás. Perdón, de negro.
Gonzalo Hermida
Ni me acordaba que se había metido en la final este majísimo aspirante a Pablo Alborán. Al igual que en las semifinales, anoche no pudo defender su baladita Quién lo diría sobre el escenario. Maldito Covid, que le restó las pocas opciones que podría haber tenido, que pasaban por un directo sublime. Solo pudimos comprobar que canta muy bien en diferido. Y ya.
Si en vez de a Eurovisión se presenta a «La Voz», igual gana.
Blanca Paloma
Para acabar, tocó otra canción tranquilita: Secreto de agua. Una nueva exhibición de fuerza vocal ofreció Blanca Paloma. La mejor voz de las ocho. La escenografía más elegante y bonita de las ocho. Dijo muchísimo moviéndose muy poco, con los pies atornillados al escenario y las manos desplegadas al viento. Una perla de actuación. Pero Eurovisión no es país para flamencas, y ahí está Remedios Amaya para recordárnoslo.
Las votaciones
Y llegó la hora de la verdad. El ganador se decidía por el mismo sistema que las semifinales. Es decir, el voto del sanedrín presente en la gala valía un 50 %. Un 25 % lo aportaba el jurado demoscópico, que así han llamado a las 350 personas escogidas previamente que representan «todos los estratos de la sociedad española», según la organización. ¿Las habrá escogido el CIS? A saber. El 25 % restante era el correspondiente al criterio de los espectadores, con sus llamadas y SMS.
Abrió el fuego el jurado, que se decantó de forma clara por Chanel (51). La siguieron Rigoberta Bandini (46), Blanca Paloma (39), Rayden (37), Tanxugeiras (30), Xeinn (30), Varry Brava (25) y Gonzalo Hermida (12). La poca puntuación concedida a las gallegas frustró su triunfo de raíz.
El voto demoscópico optó por Tanxugeiras (30), seguidas de Chanel (25), Rigoberta Bandini (20), Gonzalo Hermida (18), Rayden (15), Varry Brava (12), Blanca Paloma (10) y Xeinn (5).
La plaza para Turín estaba a esas alturas entre Chanel (76), Rigoberta Bandini (66) y Tanxugueiras (60).
Quedaban por dar su palabra los espectadores, que votaron así: Tanxugueiras (30), Rigoberta Bandini (25), Chanel (20), Varry Brava (18), Rayden (15), Blanca Paloma (12), Xeinn (10) y Gonzalo Hermida (5).
La clasificación final quedó encabeza por Chanel, con 96 puntos. Después Ribogerta Bandini (91), Tanxugueiras (90), Rayden (67), Blanca Paloma (61), Varry Brava (55), Xeinn (45) y Gonzalo Hermida (35).
Y entonces, Chanel, aún en shock, volvió a cantar: «Y no se confundan (Y no se confundan) / Señora' y señore' / Yo siempre 'toy ready (Yo siempre estoy ready) / Pa' romper cadera', romper corazone'».