TVE se desentiende de la presión en 'MasterChef' y del suicidio de Verónica Forqué en un escrito inhumano
Un informe del ente público resta importancia a la presión a los concursantes y considera que están acostumbrados pese al trágico final de una de ellas. El Ente exonera a la productora del concurso, Shine Iberia, de cualquier responsabilidad
En pleno debate mundial por el impacto en la salud mental de la presión pública al máximo nivel, con casos tan notorios como el de la gimnasta Simone Biles y la futbolista Irene López, para RTVE no existen las «circunstancias extremas» que pudieron terminar de impulsar a una de sus concursantes, la actriz Verónica Forqué, a quitarse la vida tras pasar por su programa estrella, MasterChef Celebrity.
Así figura en un informe del Ente Público, firmado por el secretario general del Consejo de Administración de RTVE, Alfonso Morales Fernández, en el que a instancias de El Debate intenta justificar las condiciones en que se desarrolla el concurso para los participantes, muchos de los cuales ya habían expresado sus protestas antes del fatal desenlace de la actriz, que se suicidó el pasado diciembre.
En el escrito, no solo niegan las «condiciones extremas» que pareció sufrir la artista y han aireado otros concursantes como Almudena Cid o Manuel Benítez 'El Cordobés', sino que parecen justificar la mayor presión que sufren las celebridades al considerar que entra dentro de lo habitual en sus vidas.
«Están acostumbrados a tener una gran proyección pública, por lo que la presión es notablemente inferior a la de los participantes anónimos que, por una parte, no cuentan con experiencia en el mundo de la comunicación, y por otra, sí quieren dedicarse profesionalmente a la cocina».
Aún más, el alto directivo de RTVE llegan a defender la necesidad de implantar los valores de la competitividad y la presión con un razonamiento llamativo: «Tras nueve años de emisión, es lógico y deseable que la complejidad y originalidad de cada reto sea diferente en cada programa para sorprender al espectador y al concursante».
Por todo ello, la Corporación pública considera que «es inevitable que algunos aspirantes sientan presión ante los nuevos retos y a medida que avanza cada edición y se acercan a las finales aumente el estrés y la emoción porque uno de los requisitos para entrar en el concurso es que sean competitivos».
Y es que a juicio de RTVE, «más de 200 concursantes han pasado por las cocinas de MasterChef sin que se hayan producido incidentes graves y mucho menos extremos». Prosigue RTVE con un razonamiento cuando menos sorprendente: en la edición Celebrity, al tratarse de profesionales, vuelven a su casa al terminar la jornada laboral, a diferencia de los participantes de la edición anónima, a quienes sí se presta atención «durante las 24 horas del día», por el personal del equipo; incluso los concursantes anónimos «tienen gimnasio, pistas de tenis… para poder hacer deporte a diario si es su deseo».
Los participantes «famosos» no reciben tales atenciones, dado que se trata de «profesionales cuyo objetivo en el concurso es ofrecer entretenimiento y hacer un gran show, dado que no van a dedicarse a la cocina profesionalmente».
Con tales manifestaciones responde RTVE a la información solicitada por El Debate a través de ITCD, su firma dedicada al periodismo de investigación, que preguntó de manera específica sobre las instrucciones que deben cumplir las productoras externas en orden a la salvaguarda de la salud, física y psíquica, de los concursantes que participan en los programas subcontratados por el ente público.
El informe de RTVE en respuesta a El Debate
De tales instrucciones ni rastro. Quizá por ello mismo trate RTVE de justificar la aparente ausencia de sensibilidad ante los terribles hechos acaecidos tras el abandono de Verónica Forqué, cuya conducta fue objeto de retransmisión durante días, sin que RTVE acredite, con el documento que posee en exclusiva este periódico, que hicieran nada al respecto. El trágico desenlace es, desgraciadamente, por todos conocido.
RTVE pasa de puntillas por este asunto, no sin antes entonar una loa a su programa, y manifestar que «MasterChef cuenta con el respaldo constante, continuado y creciente en cada edición tanto de la hostelería (cocineros, críticos y demás hosteleros), como del sector de la gastronomía y todo el ecosistema de productores de todo el territorio nacional».
Sin citar a Forqué
El sorprendente razonamiento de RTVE, en el que no se cita por su nombre a Verónica Forqué pese a estar redactado después de su muerte y firmado, de hecho, con fecha de 4 de febrero; colisiona con las denuncias aireadas por otros participantes como Almudena Cid, que calificó su paso por el programa como «la peor experiencia televisiva de mi vida», o Manuel Díaz 'El Cordobés', que reconoció que «lo que hacían es ponerte al límite».
Y también con la ola de apoyo social que merecieron otras celebridades sometidas a gran presión que decidieron abandonar antes de que las exigencias acaban con ellas.
«Podría 'disfrazar' los motivos por los cuales dejo el fútbol, pero no lo voy a hacer. Lo dejo por cuestiones de salud mental. Y lo comparto para aquellos que me lean y se den cuenta de que no están solos, que en esta vida hay que priorizarse por encima de todo, que desde que nacemos hasta que morimos solo tú vas a estar contigo y hay que cuidarse». Son las palabras de Irene López, campeona del mundo con la Selección Española, que abandonó el fútbol a principios de febrero con solo 20 años y quiso dejar testimonio de sus poderosas razones.
Antes de ella lo hizo la gimnasta Simone Biles en los Juegos de Tokio, renunciando a competir por la gloria que parecía tener reservada con una explicación que generó un debate mundial: «A veces siento realmente que tengo el peso del mundo sobre mis hombros (…). Yo digo que la salud mental es lo primero».
La negación de RTVE de un mar de fondo aceptado y atendido en otras disciplinas es más llamativa por el trágico final de Verónica Forqué. Pero tiene otros hitos que, al parecer, no varían el discurso del ente público en el documento oficial al que ha accedido El Debate.
«Tampoco hay que criminalizar nada, pero iba con unas expectativas de programa de entretenimiento y ni mucho menos. Perdí siete kilos en diez días de ver cosas que no te cuadran». Es el duro alegato de otro participante de Masterchef Celebrity, Xuso Jones, es una línea parecida a la de Almudena Cid, concursante en 2019.
O a la de El Cordobés. «Es fuerte, hay que estar preparado para ir, no es un regalo, te dan caña (…), lo que hacen es ponerte al límite». A todo ello pareció responder el máximo responsable de RTVE, José Manuel Pérez Tornero, cuando intentó acallar las quejas de espectadores, concursantes y amigos de Forqué con una solemne comparecencia en el Congreso el pasado 20 de diciembre:
«Vemos MasterChef no como un reality sino como un concurso de habilidades. A veces los matices entre uno y otro son discutibles y yo creo que moralmente tenemos que discutirlos. Creo que es importante que, de ahora en adelante, tengamos todos estos valores muy presentes, que la audiencia no sea el único razonamiento (…). Desde RTVE reflexionaremos profundamente sobre este tema».
Del dicho al hecho, parece haber un abismo: esas palabras públicas, cuando se aplican en un documento oficial, parecen transformarse en una cierta indiferencia hasta las posibles consecuencias de la competición extrema. O aún más, en un desentendimiento de lo que pueda pasarles a los concursantes si, simplemente, no soportan la presión del show.