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Jamala ganó el Festival de Eurovisión en 2016 como representante de UcraniaGTRES

Eurovisión

La dura historia de Jamala: de ganar Eurovisión a huir de la guerra con sus hijos

La cantante ha narrado su dura experiencia al verse obligada a abandonar su país junto a sus hijos dejando en el frente a su marido

Una guerra no hace distinción entre ricos y pobres. Todos sufren las devastadoras consecuencias de un conflicto bélico, ya que este, además de generar un ambiente desolador, conlleva que los países enfrentados atraviesen grandes crisis de todo tipo. Es el caso de la guerra de Ucrania. Han sido muchos los que han decidido huir del país europeo tras el inicio del ataque ruso con el fin de buscar una vida mejor en zonas de paz donde no existan ni los bombardeos, ni los ataques de las fuerzas rusas

No es una decisión fácil. Esto implica romper con las raíces y con una vida que, en la mayoría de los casos, hasta entonces era feliz. Pero no tienen una opción mejor. Prefieren marcharse y empezar de cero, pero seguir viviendo, aunque esto implique afrontar una situación de miedo, incertidumbre, inseguridad y anhelo por todos aquellos amigos y familiares que han tenido que quedarse, entre otras razones, para luchar en el frente.

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Es el caso de Jamala, la cantante ucraniana que ganó el Festival de Eurovisión en 2016. Tras cuatro días de su sufrimiento ha logrado llegar a Bielorrusia, destino al que ha huido con sus dos hijos pequeños.

Jamala ganó con Ucrania el Festival de Eurovisión de 2016 celebrado en EstocolmoGTRES

Nada más llegar a su actual refugio, la cantante quiso narrar su experiencia en redes sociales, desde donde informó a sus seguidores que, horas después del inicio de la guerra, cogió a sus hijos, abandonó su casa de Kiev y emprendió un complicado viaje en coche a Bielorrusia. «El 24 por la noche salimos de Kiev con los niños, pasamos casi cuatro días en el coche, en paradas imprevistas, sin nada de comida y en estado de shock», escribió la reconocida artista junto a una ristra de fotos y vídeos publicados en su perfil de Instagram.

Y es que la eurovisiva también recurrió a sus redes sociales para confesar su incredulidad frente al tan polémico asunto. Ella aún sigue queriendo pensar que es un mal sueño, pero nada más lejos de la realidad. A pesar de que es lo que le gustaría, ella es consciente de han sido muchas las mujeres y los niños que se han visto obligados a abandonar el país en busca de una vida mejor y dejando a sus padres y maridos para intentar derrotar a las tropas de Putin. «Quiero despertar y escuchar que es solo una película. No mires hacia arriba». «Millones de mujeres y niños lo dejaron todo, sus pisos, sus pertenencias… ¡Todo! Dejando a sus maridos para defender su país y corriendo para salvar a sus hijos de los proyectiles. Tantas víctimas, tantos heridos, niños pequeños entre ellos», añade.

Del mismo modo, no pudo evitar transmitir su pesar y lamentar la terrible situación que se vive en su país natal, al que sigue recordando como una nación bella y liberal: «¡Ucrania es enorme, hermosa y tan devastadoramente independiente! Sí, creo que esa es la clave. ¡No pueden quitarnos nuestra libertad de expresión!», reivindica la artista.

No obstante, confía en que su presidente, sumando fuerzas con el ejército y con los ciudadanos varones, consigan salvar Ucrania: «Me echasteis de Kiev, de mi piso, a base de bombardeos. ¿Y qué? ¿Vendrás a vivir allí? ¿Vas a entrar y decir 'ya está, el mundo está salvado'? No, no creo en eso. Creo en nuestro presidente, en nuestro ejército, en nuestros fuertes hombres y mujeres valientes. Lo conseguiremos. ¡Ucrania no debe ser silenciada! ¡Ucrania no puede ser derrotada!», expresa.

Además, no quiso finalizar su alegato sin agradecer a Bielorrusia su generosidad con la población ucraniana, a quien ha abierto las puertas de la nación con absoluta benevolencia.

Cabe destacar que Jamala se alzó con la victoria en Eurovisión gracias a la interpretación de su tema 1944, una canción en la que la ucraniana narraba con su propia voz el proceso de deportación que vivieron un gran número de tártaros de Crimea por parte de la URSS, el mismo país que ahora ha atentado contra Ucrania.