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David Broncano y Bertín Osborne

David Broncano y Bertín OsborneTelecinco

‘Mi casa es la tuya’

Bertín Osborne confiesa a Broncano lo que vale su hacienda

El presentador de La Resistencia recibió un extraordinario regalo del cantante, una yegua a la que bautizó como «Boreal»

«No sé si he visto entero alguno, pero he visto trozos», confesó David Broncano a Bertín Osborne según puso el pie en la hacienda del cantante. Se refería a Mi casa es la tuya, el programa al que fue en busca de un regalo equino y acabó con dos nuevos amigos: Pocholo Martínez-Bordiú y El Sevilla.

Infancia a lo Mogwli

Con 24 años lo tuvo su madre. Fue en Santiago de Compostela porque sus padres, que eran «un poco hippies», vivían entonces en la localidad gallega de Rianxo. Cuando tenía un año, se fueron a vivir a Orcera, al norte de Jaén. «Estuve allí hasta los 18 años. Me alegro de haberme criado en un sitio con un campo al lado. Éramos niños Mogwli».

«Era muy buen estudiante. No era muy empollón, pero sacaba muy buenas notas», recordó. Su madre era profesora de Matemáticas y directora del instituto. Como delegado, llegó a liderar una huelga en el centro.

En la Universidad Complutense estudió primero Informática. Después cambió de carrera: a Publicidad: «Se podía estudiar en dos meses». Se vio tan sobrado que, a la vez iba —en condición de oyente— a clases de Física. Pero el caso es que no la acabó, porque no lo pudo compatibilizar con su nueva ocupación: monologuista.

Empezó en Paramount Comedy. «¿Te acuerdas del primer monólogo tuyo?», preguntó Bertín. «Por desgracia me acuerdo, porque fue terrible. Yo tenía cero formación en eso. Hay gente que igual ha hecho teatro o cosas escénicas, pero yo, cero. Pasé de estar en mi casa escribiendo un texto y leyéndolo al espejo a actuar en un sitio. No lo puedo ver, porque es malísimo». Fue el 18 de diciembre de 2007. Tenía 23 años. Mi casa es la tuya recuperó un fragmento de aquella actuación. Y hay que darle la razón a Broncano: es realmente terrible.

Después pasó a Cuatro, a un programa presentado por Quequé, Estas son las noticias (2008). Recuperaron una de sus intervenciones y lo mismo: aún quedaba mucho por pulir.

De la radio, donde primero triunfó, apenas hablaron.

Broncano, en su primer monólogo

Broncano, en su primer monólogoTelecinco

Vacaciones heladas

Broncano contó donde ha pasado sus últimos veranos. Alaska, Groenlandia, Canadá y Siberia. Siempre dos meses. Por aquellos lares anda y escala.

En Groenlandia llegó a comer ballena, que decidió combinar con fabada de bote. «Tres horas después, crisis estomacal terrible», confesó el cómico.

A Bertín, la ballena no le sentó mal cuando la probó, pero sí otro plato exótico: «Me comí una pitón y estuve tres días que me iba a morir», recordó el cantante.

El regalo pendiente

«Me gustaría que me regalarás un potrillo», le dijo Broncano a Bertín el 9 de noviembre de 2021 en La Resistencia, donde los invitados tienen por norma llevar un regalo al presentador. Dicho y hecho. El cómico fue a la hacienda del cantante a ser entrevistado pero también a recoger la yegua prometida, que recibió el nombre de Boreal. Tiene diez meses. Está marcada con el hierro de la madre de Bertín, que es también el que lucen los toros de Dolores Aguirre.

El cantante dio un primer consejo: «Lo primero que tienes que aprender es que los caballos no tienen manos. Si son jovencitos, y no están muy acostumbrados, y haces así con la mano [la levanta en dirección a la yegua], se asustan. Ellos se acercan con la nariz».

Después, el cómico se montó en otra yegua. Era su primera vez. «¡Esto es lo mío, Bertín!», proclamó tras un par de vueltas.

Broncano acaricia a su yegua

Broncano acaricia a su yeguaTelecinco

Los límites del humor

«Mediante la comedia se puede hacer mucho daño», reconoció el presentador de La Resistencia mientras debatían sobre los límites del humor.

Hace meses le ocurrió un episodio que calificó como «terrible». Hicieron «un sketch en el que parodiábamos los colegios súper de vanguardia, que dicen que a los niños no hay que educarlos» y al centro educativo le pusieron «un nombre que se nos ocurrió, no me acuerdo cómo era, el Monte no sé qué, como nombre de colegio genérico». Al poco, una alumna de un colegio, «cuyo nombre se parecía al del sketch», murió atropellada en el exterior del centro escolar. Tuvo que leer en titulares que su programa se reía de la cría fallecida.

Otras veces las reacciones le hacen gracia. Recordó cuando hizo unos chistes sobre la selección paraguaya y el asunto acabó en el Congreso de aquel país, donde el ministro de Exteriores llegó a exigir al Gobierno español que se disculpase.

Mucho dinero

«Gano mucho dinero, y lo gano haciendo bromas y haciendo chistes», confesó.

Tiene una productora y hace dos programas, uno en la radio y el de la tele. A este llega a las seis y veinte, y se empieza a grabar a las siete. Sus entrevistas favoritas las hizo fuera del plató: Federer y Nadal.

¿A quién no invitaría nunca a La Resistencia? «Me costaría invitar mucho a gente que promueve el odio entre personas».

Costumbres culinarias

Los invitados fueron Pocholo Martínez-Bordiú, Boris Izaguirre y El Sevilla, que fue el que cocinó el plato principal, un steak tartar con morcilla. Su parte la bañó en tabasco, lo que también hizo Bertín. «Yo le echo tabasco hasta a la cerveza», confesó el anfitrión.

Bertín contó que El Sevilla superó su enganche al dulce gracias a su amigo el cómico Jorge: «Le hipnotizó, y no he vuelto a comer dulce». «No me lo creo», replicó Broncano.

El Sevilla asintió: «Me ha hipnotizado dos o tres veces».

Le interesó lo de la hipnosis a Broncano, quizá para quitarse de algún vicio. Cuando le preguntaron si ha dejado alguno de forma reciente, contó que las redes sociales. «Llevo un año y pico sin usarlas». Tomó la decisión cuando comprobó que dedicaba entre dos horas y dos horas media al día. «Dije, se me está yendo la vida. Y paré».

Confesiones

Para acabar, jugaron al pádel y se entrevistaron mutuamente. Broncano se interesó por el precio de mercado de la hacienda de Bertín: «Diez o doce», contestó el cantante. Se refería al precio de mercado –en millones de euros– de su creación: «Esto lo he hecho yo. Empecé hace más de treinta años». No está en venta.

Bertín le preguntó cuál había sido su mayor capricho: «Un deportivito», de menos de 130.000 euros.

El cómico se interesó por si el anfitrión tiene íntima amistad con algún votante de Podemos. Respondió que no, pero «sin embargo le tengo un cariño especial a Echenique».

Y Bertín preguntó a su invitado si iría a Supervivientes. No lo haría porque no le interesa el formato: «Pero tengo en la puerta de mi casa una mochila de supervivencia por si pasa algo. Tengo un hacha, semillas, un saco…».

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