Una gala de los Oscar sin tintes políticos y con algún guiño a Ucrania

La gala de los Oscar suelen caracterizarse por ser una cita colmada de reivindicaciones políticas y este año, como consecuencia de la guerra en Ucrania, se esperaba que hubiera más que algún guiño al país europeo. Pero la cita más esperada del cine se ha destacado por ser bastante apolítica, sin ninguna reivindicación de gran calibre y por pasar muy de puntillas sobre la invasión rusa de Ucrania.

A pesar de que ya habían avisado de que este año iban a intentar no politizar la gala, Sean Penn ha amenazado con boicotear los Oscar si vetaban la presencia del presidente de Ucrania Volodomir Zelenski. Se había llegado a insinuar que Zelenski diera un discurso en la ceremonia a través de una conexión especial por videollamada.

Finalmente, el líder ucraniano no ha hecho esta aparición, y Penn, que, además, está rodando un documental sobre la invasión rusa de Ucrania, ha concedido una entrevista a la cadena norteamericana CNN, donde ha animado a los asistentes de la gala «a protestar y boicotear esos Premios de la Academia», a lo que añadió: «Yo mismo, si se da el caso, cuando vuelva, fundiré mi Oscar en público».

Entre los pocos gestos dedicados en la ceremonia a Ucrania, algunos de los asistentes han llevado un lazo azul con la frase withrefugees (con los refugiados, en inglés). Así como unas chapas con la bandera de Ucrania.

Un momento de silencio

Mediante un vídeo que mostraba solamente un mensaje de texto, los organizadores de los Oscar pidieron «un momento de silencio» para mostrar su apoyo al pueblo de Ucrania que está sufriendo la invasión rusa.

«Nos gustaría pedir un momento de silencio para mostrar nuestro apoyo al pueblo de Ucrania que está sufriendo una invasión, un conflicto y prejuicios dentro de sus fronteras», indicaba el texto.

A continuación recordaba que millones de familias ucranianas necesitan comida, agua, atención médica y otros recursos y pedía a la audiencia que buscara «el modo de mostrar su apoyo de alguna manera».