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Pablo Motos y Laura Pausini, esta noche en El HormigueroAntena 3

El Hormiguero

Laura Pausini: la infelicidad de ganar un Grammy

La cantante italiana cuenta cómo su vida cambió la noche en que logró el prestigioso premio pero se encontró sola en la celebración. También habló con Motos de su profesión frustrada: ceramista

Como si fuesen los Pimpinela, pero representando una canción de Laura Pausini en vez del «y pega la vuelta». Así arrancó esta noche El Hormiguero, con la italiana y Pablo Motos sintiendo Caja, el nuevo single de la artista. Aún hubo después otro momento a dúo y finalmente fue la invitada la que contó en solitario.

Pausini es el «amor platónico» de Motos: «Hace 334 PCR que no te veo», le dijo ya de entrada. Y eso ayudó a la fluidez de la entrevista, sin duda una de las mejores que ha hecho esta temporada.

Así surgió

El motivo de la visita es el estreno en Amazon Prime Video de un documental basado en su vida, Laura Pausini, un placer conocerte. La idea viene de muy atrás: «Me preguntaban desde hace mucho tiempo los de Prime Video por hacer un documental. Me parecía que era demasiado autocelebrativo hacerlo. No me sentía muy cómoda con esto, así que durante varios años he dicho que no».

Todo cambió poco antes de la pandemia: «Una noche en febrero de 2020, me levanté y escribí una historia que he estado viviendo en mi cabeza desde hace 29 años, cuando gané el Festival de San Remo… Siempre me he preguntado cómo sería mi vida si yo no fuese famosa. ¿Cantaría igualmente? ¿Tendría una familia? Y desde ahí hemos empezado a trabajar, convirtiendo una cosa en mi teléfono en un guion verdadero».

La estructura de la película es fiel al esquema que ella ideó en su celular. Arranca con la pequeña Laura. Sigue con su adolescencia. Llega lo de San Remo. Y ahí la historia se bifurca en dos: la que gana en el festival y la que no lo hace. La cantante y la ceramista.

La ceramista, su otro yo

¿Por qué ceramista? Pues porque estudió cinco años en la Escuela de Arte y Ceramica Ballardini de Faenza, de donde salió con el título de «maestra de cerámica y restauración». «Por eso yo sé hacer muchas cosas. Pintar. Hacer vasos. Maquillar. Esculturas. Fotografía. Todo lo que es artístico a mí me flipa. Tenía muchos planes B cuando era adolescente. No solo se puede hacer una cosa buena en la vida», reivindicó.

El plan A era «cantar», en concreto «ser cantante de piano-bar». «Pero en mi región no veía mujeres que lo hiciesen. Era un reto casi inalcanzable». Y eso que tenía todo el apoyo paterno. «Hice diez años de piano-bar con su padre. Desde los ocho hasta los 18 he cantando todos los sábados y domingos, y he preparado muchos repertorios».

Un mánager y una compañía discográfica la vieron en acción. Y le propusieron ir al Festival de San Remo, el más famoso de Italia. A ella, que era de un pueblito. Ganó en la categoría de no famosos. A la vuelta se encontró a gente durmiendo fuera de su casa. Aguardaban para felicitarla. Ya era famosa. Y hasta hoy. Esa casa natal es hoy una casa-museo y sede de su club de fans. La habitación de adolescente se conserva.

El Grammy más amargo

Habló de los sinsabores de la fama. Como los acosadores: «A uno lo mandaron a la cárcel porque tenía antecedentes con otra».

También de cómo la amargura puede llegar en el momento menos esperado. Como cuando ganó el Grammy en 2006 por Escucha. Sus padres no pudieron ir. No tenía pareja. Se vio con el premio en el hotel sin saber qué hacer. «Sentía un hueco negro dentro de mí. Sentía que me había equivocado. Había dado poca importancia a las cosas que son más importantes, como la familia. Tener un Grammy pero no tener a nadie con quién celebrarlo fue muy raro, muy difícil. Desde ahí quise cambiar algunas cosas de mí y escribí un disco que me ayudó».

Cambió y ya desde hace tiempo tiene con quién celebrarlo. «Mi familia, mi hija, mi novio», enumeró. También recontó sus Grammy Latinos: cuatro.

En todo caso, dijo expresamente que no quiere ser una de esas personas que se queja de la fama. «Creo mucho en el destino y, aunque mi sueño verdadero era cantar en un piano-bar o ser ceramista, lógicamente lo que mi destino me ha diseñado yo lo quiere merecer. Amo hacerlo, amo trabajar».

Hablando de amor, así la despidió Motos de El Hormiguero: «Te quiero muchísimo».