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Gagarine se estrena en los cines este miércoles 13 de abrilKarma Films

Crítica de cine

'Gagarine': la historia de un joven que no tenía nada pero quería la luna

Fanny Liatard y Jérémy Trouilh dirigen una película fresca, grata y profundamente humana

En 1963, el cosmonauta ruso Yuri Gagarin visitó las afueras de París, el distrito 'comunista' de Ivry, para inaugurar unos edificios de protección oficial que llevaban su nombre, las llamadas Torres Gagarine. La película Gagarine, tras mostrarnos unas imágenes de archivo de aquel suceso, nos trae al siglo XXI de la mano de un joven inquilino de dichas torres. Es Youri (Alseni Bathily), un joven de raza negra, apasionado de la carrera espacial y con extraordinarias dotes para los inventos, la ingeniería y la electricidad. Está tratando de poner sus conocimientos al servicio del edificio, y mejorarlo en lo que pueda, y de esa manera intentar evitar el anunciado derribo de las torres.

Mientras sus amigos del vecindario son 'ninis' que gandulean y trapichean con la droga, Youri prefiere observar por su telescopio y disfrutar de la compañía de la joven inmigrante rumana gitana Diana (Lyna Khoudri), con la que se comunica por las noches con luces en lenguaje morse, y de su amigo árabe Houssan (Jamil McCraven). Pero lo que Youri realmente desea es que vuelva su madre, que se ha ido con una nueva pareja.

Esta película de Fanny Liatard y Jérémy Trouilh, presentada en el Festival de Cannes de 2020, se enmarca a medio camino del cine social y del realismo mágico. Por un lado retrata la realidad de tantos inmigrantes pobres que han quedado atrapados en el callejón sin salida del descarte social y económico. Pero, por otro, Youri encarna el sueño del pobre, que no es el sueño americano de la prosperidad, sino el sueño de alcanzar la luna, de encontrar un amor incondicional que te acoja, el cariño de una madre que te prefiera. Por ello, cuando Youri constata que su luna está cada vez más lejos, parece desanclarse de la vida, convencido de que no hay para él un lugar en este mundo.

La combinación entre drama social y búsqueda existencial no da por resultado una cinta pesada e intensa. Bien al contrario, se trata de una película fresca, grata y suave. Y ello se debe en gran parte a la bondad y pureza de sus personajes. Youri es una figura crística que entrega todo su tiempo y anhelos por sus vecinos, que le dan la espalda; su joven amigo Houssan es inocente y leal; la vecina que cuida de Youri es buena y generosa; y sobre todo Diana, que profesa un amor sincero y desprejuiciado hacia el frágil y solitario Youri. De esta manera, la película entronca con el cine social de rostro más humano, como el de Aki Kaurismaki, o yéndonos más atrás con el de Vittorio de Sica, e incluso Charles Chaplin.

De fondo está el carácter simbólico de las torres Gagarine, que representan con nostalgia todas las utopías de los sesenta, fracasadas como una nave espacial que se estrella. Para la parte final, en la que Youri se acerca a su sueño de ser astronauta recreando una nave espacial en la séptima planta del edificio, los cineastas reconocen haberse inspirado en sus películas favoritas: 2001: una odisea del espacio, Blade Runner y Solaris. Ahí es nada.

La cineasta Fanny Liatard y el director Jérémy Trouilh ya habían dirigido en 2015 un cortometraje homónimo con esta misma temática. Ambos realizadores cursaron juntos en Burdeos la carrera de Ciencias Políticas. Él se especializó en documentales creativos tras viajar por diversas partes del mundo, y ella se centró en proyectos artísticos relacionados con la mejora urbanística en Marsella. Ya en París, se juntaron para presentar el guion del cortometraje Gagarine en un concurso, que ganaron. De esta forma comenzó su trayectoria como cineastas. Ahora han convertido el corto en largometraje y nos han regalado una película original y profundamente humana.