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Concursantes de la nueva edición de MasterChef

MasterChef

'MasterChef' cocina su casting más excéntrico

Un exactor de películas X, una antigua pareja sentimental, una creyente en el horóscopo, una adicta a las operaciones de estética y un vasco que canta flamenco y que pidió matrimonio en directo son algunos de los 16 protagonistas de la décima edición

Sostiene el chef Pepe Rodríguez que, sin la parte de reality, MasterChef se programaría en el horario de Arguiñano. Seguramente no le falte razón. Pero, admitiendo pulpo como animal de compañía en el prime time, añadiremos que hay dosis y dosis. Y da la impresión de que, en el casting de su décima edición de anónimos, la gente de Shine Iberia ha cargado bastante la mano. Es el elenco más excéntrico que se recuerda. Y esa composición heterogénea fue la principal noticia de la primera gala, que, para no perder las malas costumbres, acabó avanzada la madrugada (a la una y cuarto para ser concretos).

La selección

Tras un breve reportaje de autobombo sobre los diez años de MasterChef, arrancó la criba final. A ella llegaron 50, que dispusieron de 40 minutos para elaborar el plato que más les apeteciese. Superaron el listón 16.

Las dos primeras en entrar fueron María Lo y Teresa, ex pareja. Para añadir pil-pil al asunto, las hicieron cocinar juntas y, antes de comunicarles la decisión final, pasaron a sus actuales parejas a los fogones. Superaron ambas la criba, como era de esperar. Ellas son la desempleada María Lo (Chiclana de la Frontera, 32 años) y la rentista Teresa (Madrid, 33 años). Esta última explicó que quedó huérfana con 11 años, pero con la vida resuelta: ahora se la quiere complicar y abrir un catering con su hermana si es que triunfa en MasterChef. El siguiente en entrar fue un simpático vasco, Jokin (Guipúzcoa, 30 años), que lleva la gestión financiera de la empresa paterna. Con el cuarto, David (Madrid, 38) hubo baño de lágrimas: un exactor porno y exdrogadicto (consumidor desde los 17) que tiene un padre con cáncer y un hijo de 6 años a los que quiere dar sendas alegrías.

La quinta plaza fue para el comercial Iván (Madrid, 38), propietario de un restaurante. La sexta se la dieron a una muchacha que dijo «soy Aries» nada más cruzar la puerta: se llama Paula (Madrid, 23), es auxiliar administrativa y va a dar juego con esta bobería del horóscopo. La séptima se la llevó otro vasco, un bilbaíno de 28 años que se llama Adrián y canta flamenco; le pidió la mano a su novia Raquel según los chefs le dieron el «sí»; la muchacha también ofreció la misma respuesta.

A Claudia, una administrativa catalana de 28 años que presumió de operaciones de estética, especialmente de la del trasero a lo Kardashian, le pusieron la alfombra roja. Los chefs habían dejado fuera al bombero Luismi (Madrid, 35), que aún sufre porque su novia lo dejó tras quince años, pero fue Pepe Rodríguez a rescatarlo y llevarle el delantal.

Cruzaron también la pasarela culinaria la sumiller Julia, (Madrid, 32) de madre marroquí que influye en su cocina, y la publicista Verónica (Salamanca, 26 años), quien se había quedado fuera por los pelos el pasado año. La cuota Ofelia, que parecía ser para Paula, recayó finalmente en la administrativa Patricia (Barcelona, 32), que enumeró su lista de novios asiáticos.

Quedaban cuatro plazas. La primera fue para Yannick, un belga-murciano de 28 años, coordinador de ventas en una tienda de muebles sueca, fan de Eurovisión y de Harry Potter. La segunda, para el cubano Giraldo (33 años), modelo y ex jugador de waterpolo. Para la tercera se fueron a por un descartado, el dependiente Berto (Segovia, 24 años), que entró de nuevo a los fogones con su abuela y se fue de ellos corriendo y llorando. La última se la adjudicaron a Eva (Valencia, 29), pediatra.

Ya estaban, por tanto, los dieciséis, así que se emitió el vídeo que abrirá el programa hasta su final, que es el que se puede ver aquí abajo.

Prueba de exteriores

Los aspirantes no se movieron mucho para la segunda plaza: tomaron rumbo a la plaza de Colón. Allí se celebró el clásico servicio solidario, en esta ocasión para Mensajeros de la Paz. Cocinaron para 240 personas, récord de comensales en los diez años de historia del programa. Por tanto, hubo que servir casi mil raciones.

Los equipos tuvieron que preparar un menú tradicional basado en algunas de las recetas más icónicas de la capital española. El Padre Ángel, ganador del Premio Príncipe de Asturias de la Concordia y candidato al Nobel de la Paz, y el chef Mario Sandoval (tres soles Repsol) se pasaron por las cocinas.

Al equipo rojo le correspondieron el primero (bacalao con patatas panadera) y el postre (torrijas y rosquillas de Alcalá). Este equipo estuvo liderado por Iván, y completado por Giraldo, Patricia, Verónica, Berto, María Lo, Teresa y Eva. Las ex novias trabajaron juntas ya de entrada (o de entrante). No cumplieron: les faltaron 90 rosquillas y 13 raciones de bacalao. Iván entonó el mea culpa, y nadie de su equipo le fue a poner la mano en el hombro, por aquello de animarlo. Jordi Cruz, que le quitó el mando durante el cocinado, también lo señaló: «Ha sido decepcionante». El chef catalán también fue muy crítico con Berto. En el otro extremo, María Lo y Verónica recibieron elogios.

Por tanto, el ganador fue el equipo azul. Claudia, la de las operaciones, causó baja en esta prueba. Se decidió que correría la misma suerte que el equipo en el que la incluyesen, y ese fue el vencedor, el capitaneado por Julia, quien dirigió a Jokin, Luismi, David, Yannick, Claudia y Adrián. Les correspondió hacer el entrante (caldo de cocido madrileño) y el segundo (canelones de cocido). No llevaban ni treinta segundos de cocinado, y Paula ya estaba dando la turra a sus compañeros con lo del horóscopo. O la echan pronto o esto va a ser insoportable. El que tiene pinta de quedarse mucho tiempo es Jokin, elegido el mejor de la prueba. Recibió la distinción entre lágrimas y dejó la frase de la noche: «Seré vasco, pero tengo mi corazón».

Prueba final

En la última prueba de la noche, los delantales negros se encontraron con otro clásico del programa: una caja misteriosa.

Ese recipiente contenía sangre, «un ingrediente de suma importancia en la gastronomía de medio mundo desde tiempos inmemoriales y un auténtico tesoro gracias a sus múltiples propiedades nutricionales», explicaron a los concursantes.

El primer reto eliminatorio de la temporada consistió en elaborar, en 75 minutos, un plato con la sangre de cerdo como protagonista. El chef Francis Paniego (3 soles Repsol) regaló consejos con la intención de ayudar a superar la primera expulsión.

Verónica presentó un arroz de presa ibérica que le quedó estupendo. Iván fracasó con el solomillo con puré de patata y verduras. María Lo hizo un arroz con anguila y gamba roja que le quedó aceitoso. Su ex Teresa presentó «Bolas de sangre», unas ricas albóndigas de sangre. Berto arriesgó con un brownie y se la pegó. El arroz en costra de Eva pasó el corte, al igual que el arroz blanco con revuelto de verduras y huevo de Giraldo. Patricia hizo un estupendo guiso de ternera con una salsa impresionante.

Los chefs eligieron como las mejores a Patricia, Teresa y Verónica. María y Eva fueron las siguientes en subir a la galería. Así que el asunto de la expulsión quedó entre Berto, Iván y Giraldo. Se fue el primero, que tanto lloró cuando entró. No lo hizo a la hora de marcharse. El que sí regó de lágrimas el plató fue Iván, que se vio fuera, y agradeció a la vida –y a los chefs– la nueva oportunidad.