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Orestes, durante el programa de esta nocheAntena 3

Pasapalabra

Orestes resurge con su táctica favorita: el «primervueltismo»

El burgalés regresa a la senda del triunfo tras una semana sin catarlo

El burgalés Orestes se ha vuelto a poner táctico en Pasapalabra. Llevaba cinco tardes sin saborear la victoria y para volver a la senda del triunfo decidió emplear su estrategia favorita: el «primervueltismo».

La táctica en cuestión ya tiene solera. De hecho, data del programa del 5 de noviembre del pasado año. Entonces, el onubense Jaime llevaba apenas unos días en Pasapalabra y el burgalés no acababa de tomarle la medida (de hecho, nunca se la llegaría a tomar). Así que decidió sorprender a su contrincante: aquel día se convirtió en el primer –y, por ahora, último– concursante que dio por liquidado «El Rosco» en la primera vuelta. Lo hizo con 23 aciertos y le sirvió para lograr su segundo triunfo sobre el andaluz.

Después, ha recurrido a esta estrategia de forma puntual. Y ha creado escuela: Elías la usó contra su creador en su segundo enfrentamiento, el pasado 31 de marzo. «Me ha hecho un Orestes», bromeó el burgalés, que al final logró arrancar un empate aquella tarde.

Tras la marcha de Jaime, Orestes pasó a vivir muy tranquilo: llegó a hilar diecisiete programas sin conocer la derrota, ante tres rivales diferentes.

No obstante, la pasada semana, la dinámica cambió algo: Marian arrancó cuatro empates y lo superó por primera vez. Ante esta pequeña crisis, esta noche de lunes decidió recurrir al «primervueltismo». Le correspondió el turno inicial y acertó once seguidas. Cerró la primera vuelta a falta de 46 segundos con 20 aciertos y ningún error. A esas alturas, Marian solo había respondido cinco de forma correcta.

Al final, Orestes acabó su participación con 23 aciertos y dos fallos, y muy buen sabor de boca, pues atinó en último lugar con el apellido de un escultor inglés, que seguramente era la pregunta más complicada de su rosco. Marian, con 19 respuestas correctas y tres fallos, cayó a La silla azul y se convirtió en la nueva víctima del «primervueltismo».