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`El arma del engaño´ se estrena el 20 de mayo de 2022

Cine

'El arma del engaño': el cadáver que cambió el curso de la Segunda Guerra Mundial

Una sorprendente historia real protagonizada por Colin Firth y Matthew Mcfadyen

Volvemos a la inagotable fuente de películas que es la Segunda Guerra Mundial. Y lo hacemos con un filme de narrativa muy clásica dirigida por el veterano director británico John Madden (Shakespeare in love, El caso Sloane, Su majestad Mrs. Brown, La verdad oculta…) que lleva a la pantalla la novela histórica de Ben Macintyre El hombre que nunca existió: operación Carne Picada (Ed. Crítica, 2014).

El 10 de julio de 1943 los aliados desembarcaron en Sicilia en la que fue la operación anfibia más importante de la Guerra. El día 24 se dio la orden de encarcelar a Benito Mussolini. Había comenzado la Liberación de Italia. Pero el éxito de la campaña italiana no hubiera sido posible sin el trabajo de los servicios de inteligencia británicos y de la llamada Operación Carne Picada (mincemeat). Y esa operación es la que nos cuenta la película. Fundamentalmente consistía en hacer creer a Hitler que los aliados pensaban desembarcar en Grecia para que sacara sus tropas de Sicilia y las llevara a las islas helénicas. Y así, despejado el panorama, invadir Sicilia con miles de tropas británicas, estadounidenses y canadienses.

El engaño consistía en dejar en las costas españolas del Golfo de Cádiz un cadáver con documentación falsa. Y después confiar en que algún oficial español proalemán hiciera llegar la documentación a Berlín. En definitiva, se necesitaba que salieran bien demasiadas cosas de dudosa probabilidad. Al frente de esa operación de sofisticado engaño estaban dos hombres, el capitán de corbeta Ewen Montagu (Colin Firth) y el capitán de la RAF Charles Cholmondeley (Matthew Macfadyen). Dos mujeres les prestaron una ayuda impagable, una funcionaria del MI5, Jean Leslie (Kelly Macdonald) y la jefa de sección Hester Leggett (Penelope Wilton). Pero el almirante John Godfrey (Jason Isaacs), enlace directo con Winston Churchill (Simon Russell Beale), no estaba nada convencido de la viabilidad de la operación.

Probablemente la cuestión ética más inquietante que plantea sea la de usar el cadáver de un mendigo como cebo, dotándole de una identidad falsa y engañando a la hermana del finado. Pero la delicadeza con la que se trata el tema y la religiosidad de los personajes, que rezan y piden perdón a Dios cuando es necesario, convierten la macabra peripecia en algo sin asomo de frivolidad o cinismo nihilista. También la forma en la que se aborda el escarceo amoroso e infiel del capitán Montagu muestra una gran altura moral.

La película es una magnífica combinación de intriga y suspense, tramas de espionaje, dramas románticos y conflictos morales. Una vez que agarra al espectador, ya no le suelta hasta el final. Madden sabe dotar a la cinta de la elegancia británica, sin menoscabar un suspense del mejor Hitchcock y un tono de espionaje a lo John Le Carré. Ponen el broche de oro un reparto impecable y una puesta en escena de época tan clásica como convincente. Todos los personajes tienen un lado oscuro, débil, pero la conciencia del ideal y del deber les mantiene en pie hasta el final. La fotografía de Sebastian Blenkov –que ya demostró su habilidad en La mejor historia y en El caso Sloane– es portentosa. Y el magnífico diseño de producción es de John Paul Kelly, al que debemos las inolvidables direcciones de arte de Las hermanas Bolena y La teoría del todo.

En definitiva, una película muy recomendable para los amantes del cine histórico y del buen cine de suspense.